Plataforma para tocar a Dios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Quince meses tardó Escipión en entrar en Numancia, ¿acaso doblegó su voluntad ante la resistencia ?numantina? de los defensores?, pues no, muy al contrario cuando logró su objetivo se cambió el alias de ?el africano? por ?el numantino?. Valga esta leve reseña histórica para situar lo que acontece al PP madrileño. Bien es verdad que en esta batalla todos se creen escisiones aunque también todos se saben numantinos, (desde que se estrenó ?Matrix? en el cine? uno nunca sabe hasta dónde llega la realidad y donde comienza lo virtual).
Toda fortaleza tiene un punto débil. Lo que hace falta es saber cómo se asalta manejando el factor sorpresa, un elemento que está en crisis desde el episodio del Caballo de Troya. Es posible que Gallardón haya ideado lo de la plataforma para que Raúl tocara La Cibeles con un doble sentido: para el día de la celebración del título de Liga, y también para alcanzar la séptima planta de Génova sin hacer ruido. En el PP todos dicen que juegan a las cartas pero en realidad es una maniobra de distracción; cada uno construye sus artilugios para asaltar la fortaleza de Rajoy. Igual que los griegos acudieron al mejor carpintero de la época, (Epeo ?el feocio?), el alcalde ha confiado en su ?feocio? la construcción de un artilugio que catapulta a las alturas de la divinidad sin que los hombres sospechen. Hasta que el actual ?feocio? municipal no inventó la plataforma madridista, lo suyo era el asalto a las bravas de La Cibeles con peligro para los escaladores pero sobre todo con riesgo para el grupo escultórico. De hecho los leones que tiran del carro enviaron una carta al Defensor del Pueblo porque estaban hartos de que se les subieran por la chepa. En un sms cruzado entre La Cibeles y Neptuno se ha podido captar el hartazgo de la diosa; Neptuno le respondió que a él le pasa lo contrario, (entre festejo y festejo atlético se le oxida el tridente por usarlo poco).
Haría bien la presidenta de la Comunidad en aprovechar las obras de Magdalena Álvarez en la Puerta del Sol y poner un foso. No vaya a ser que el 2 de mayo, en plena copa de celebración autonómica, el artilugio de Gallardón avanzara por la calle Alcalá con cierto estruendo hasta situarse en la puerta principal de la Casa de Correos. Se trataría de hacer ensayos con el artilugio de ?feocio? para tenerlo listo el día del asalto final a Génova.
Los fastos del Real Madrid serían el laboratorio de pruebas de futuras maniobras militares y civiles. Para contrarrestar la ofensiva no haría mal el consejero de Transportes, Manuel Lamela, en ordenar una inspección a fondo de los talleres de carpintería de Madrid para averiguar qué se trama en ellos. Y, de paso, plantear el desguace de la plataforma de Cibeles, por lo que pueda pasar. Gallardón ?el numantino? no se rinde.

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