España por los aires

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

¿Es posible que Analía Gadé, ?Curro Jiménez? (Sancho Gracia), Felé Martínez y Verónica Sánchez salten de alegría en un avión?, respuesta afirmativa cuando todos ellos forman parte de la delegación de ?Madridcine 2008? que volaba rumbo a Buenos Aires mientras España se jugaba la final de la Eurocopa. El gol del ?Niño? Torres nos dio tiempo a verlo en la T1 de Barajas pero el embarque tocaba justo en el descanso, así que el personal entró arañando los cristales del ?finger? que te lleva al avión. Como dirían en Casablanca: ?de todos los aviones que hay en el mundo yo he tenido que coger éste?.
El comandante que debió escuchar los gemidos retrasó la salida del vuelo AR1133 hasta que el árbitro pitara el final, y de esa forma apareció un milagroso hilo con Viena. A través de un teléfono móvil puesto en manos libres nos llegaba el relato acongojado de una señora que hacía de ?Paco González? a su marido, y su hija pequeña repetía: ?¡ay, papá!?, ?¡ay, papá!?. Supimos que era el final cuando los gritos de aquella mujer distorsionaron el altavoz, y entonces todos de pie a dar saltos, a celebrar algo que no ocurre todos los años y que vaya usted a saber en qué avión nos coge la siguiente. Aplausos y risas: España campeona de Europa y nosotros dentro de un Jumbo 747 que esperó la señal para ponerse en marcha. El comandante, como si estuviera ajeno al ?cachondeíto? en la aeronave, anunció por megafonía el triunfo de la Selección. La tripulación argentina, por lo tanto acostumbrada a ganar en el fútbol nos miraba con cara de sorpresa, les debía parece el aquelarre de los ?gallegos locos?. Si no hubiera tenido que volver a la butaca les hubiera contado nuestro largo y penoso existir? pero ni en doce horas de vuelo les podría haber glosado nuestras desgracias, los tiros al poste, los balones que se colaron, etc? Sólo acerté a decirle al sobrecargo que la Selección Española era la prolongación del Atlético de Madrid por otros medios.
No hubo tiempo para hacer la ola, ni una humilde conga por el pasillo, el vuelo remontó a las alturas donde nos imaginábamos que había dominado España en el segundo tiempo. No hubo ni cava, ni champán a bordo; y cuando dejamos de cantar las excelencias una tormenta superior nos devolvió a la realidad. En ese vuelo había que saltar sí, o sí; ya fuera por razones emocionales o meteorológicas.
El consejero Fisas y el presidente del Atlético, Enrique Cerezo, llevaban dos días de adelanto a la expedición oficial y vieron el encuentro con mil españoles en Buenos Aires, ?gallegos? todos. Sólo espero que lo del móvil de ese pasajero no haya sido nada, y en todo caso que lo de por bien perdido si tanto hemos ganado.

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