Operación biquini

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

De Juana no pasa hambre lo que tiene es que traga mal la realidad, se le cierra la glotis cuando le enseñan una ristra de verdades, (a Drácula le pasaba con los ajos). La foto del buzón que publicaba EL MUNDO le ha hecho más daño que una reforma del Código Penal que llevara a la cadena perpetua por delitos cometidos por el terrorismo; por primera vez pudimos ver el nombre del carnicero debajo del buzón de una viuda de ETA. La foto le ha cortado la retirada a De Juana que se las prometía muy felices llevando una vida de burgués prejubilado de los que se queja en la junta de vecinos porque los niños de los demás no le dejan dormir siesta. Su último pulso al Estado es una huelga de hambre que tiene más de pataleta que de ayuno, en quince días no le va a dar tiempo a ser Gandhi, todo lo más moldeará su cuerpo para la operación biquini tradicional por estas fechas.
Este tipo no pasa hambre, ayuna que es muy distinto. Este tipo que se alimenta de odios sólidos y líquidos tiene reserva de bilis suficiente como para pasar el invierno sin coger un resfriado. Según la FAO, ochocientos cincuenta y cuatro millones de personas pasan hambre en el mundo porque su dieta no alcanza mil novecientas calorías, eso sí que es tener necesidad y además sin piso en propiedad. En China hay todo un país de famélicos formado por cuarenta y cinco millones de personas que tienen el estómago como órgano atrofiado, esos que miran con la mirada profunda porque reservan tragarse los ojos cayendo hacia atrás desde la cuenca como último bocado. Ellos, los que casi rozan el veinte por ciento de la población de los países pobres, sí que tienen hambre. A su lado la huelga de De Juana se queda en un gesto de pijo caprichoso, como no le dan lo que quiere se tumba en la cama y que pasen los fotógrafos. Y con el espectáculo se gana unos eurillos con los que ir pagando la hipoteca, (aunque tampoco parece que la garantía del cobro sea lo que más ha movido para su concesión: no estaría mal conocer el estudio de solvencia que le ha hecho la Caja Laboral Popular a Iratí). También es cierto que si fuera una persona coherente sólo con el olor a carne quemada de sus veinticinco víctimas sería como para que se le cerrara el apetito para toda su vida. En cambio la muerte nunca le ha quitado las ganas de comer o de brindar con cava. Es un extraño personaje de ciénaga.
El ayuno que ha empezado ya es el décimo en su dieta particular, en las nueve ocasiones anteriores le pudo el tirón de la loncha de jamón york. Hay meapilas que ayunan más cuando están de novenas y triduos. Iñaki de Juana Chaos es ahora un personaje capicúa: su estómago y su cabeza están vacíos. Como siga sin comer no le van a traer juguetes los Reyes Magos, ese es el problema serio que tiene. Lo de la paella en el piso ?heredado? parece que se le complica. Mala suerte, tío.

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