Peón blanco

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Obama se ha fijado en Aito García Reneses y se ha dado cuenta de que un banquillo tiene profundidad si lo sabes mover bien, por eso ha fichado al senador Joseph Biden de ?coach?, para que le anime el equipo que va a competir en la final de las elecciones norteamericanas. Es un movimiento de ajedrez que opta por colocar delante al peón blanco y dejar atrás a la reina Hilary a la que le pueden salir telarañas en su posición, (ella que iba de imprescindible y para volver a la Casa Blanca se va a tener que colgar una tarjeta de visitante). Con Biden parece que el equipo Obama se refuerza en los rebotes internacionales y consigue meter presión en el centro del campo a los republicanos puesto que el senador es católico reconocido. Obama parece que se ha dado cuenta de que no basta con ser Kobe Bryant para ganar el partido, no siempre los árbitros son tan amables con los que cometen pasos de salida.
El candidato demócrata corre el riesgo de creerse ganador virtual y, según la teoría de Jose María García aplicada al fútbol: ?equipo que perdona, equipo que pierde?. Su gabinete de comunicación, eficaz y ruidoso, nos ha colocado la imagen de Obama en todas las posiciones posibles. Le hemos visto con su familia, con sus amigos, de traje elegante y de camisa remangada de mitin, hemos sufrido una Obama-sobre-dosis con todos sus efectos secundarios. Sólo les ha faltado repartir un Obama-Presley, disfrazado de roquero de Memphis para colocarlo en el salpicadero del coche. Es decir que sabemos poco del ideario del candidato pero mucho de lo bien que canta el ?aumba-baluba-balam-bambú?, y con eso podría forjarse una carrera como artista y firmar muchas galas en una gira por Europa, (Madrid excluido), pero no sirve para llegar a la presidencia del país más importante del mundo. Conocemos muy bien la música de Obama pero desconocemos su letra, y ahí tiene mucho donde rimar: Irak, Guantánamo, política exterior, seguridad nacional, etc?
Hasta llegar el senador Biden los otros entrenadores del equipo de Obama se habían relajado bastante proyectando una imagen de McCain como el ?yayo? que iba de retirada, y por el desprecio al rival no se consiguen más que ridículos tan olímpicos como históricos. Esos mismos son los que se conformaron con ganar a Hillary, y ya con eso estaba el cielo abierto y las calles hacia la estatua de Lincoln sembradas de pétalos de rosas. Como póster, ideal, pero como realidad complicada. Como si el rascar y el votar sólo fuera empezar. Pero una vez más, no. Obama ha captado que cuando todo son aplausos a tu alrededor hay que cambiar de palmeros porque te llevan al fracaso.
Para jugar este último cuarto que acabará en noviembre, Obama ficha a Biden que votó a favor de la intervención en Irak. El camino hacia la victoria hace extraños compañeros de viaje en los últimos minutos de juego.

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