Los guapos

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Aznar dejó la política para convertirse en su hermano pequeño, en el guapo de la familia. Y luego aprendió inglés porque ese cuerpo no podía detenerse en fronteras, un palmito así no se puede esconder en un despacho con un ficus y una foto de los niños. De aquel presidente de Gobierno que llegó a La Moncloa algo fondón y con cara de opositor recién aprobado, nada queda, ahora su imagen es portada de revista de ?fitness?. Aznar es un anuncio de ?la chispa de la vida?, un catálogo de la buena vida y un potencial galán de damas sueltas. Precisamente por esta última condición le han metido en un lío de bombo y platillo. Pero un comunicado de FAES desactiva la maldad y le estropea el titular a José Blanco que estaba dispuesto a gritar vivan los novios por las calles de París. Además, la ministra de Justicia francesa reconoce que, a veces, se le inclinan los platillos de la balanza porque su vida es un cataclismo emocional, (cuestión que le honra, a ver si aquí el único que ha sido roquero es Bermejo que fue chico de conjunto yeyé). En Francia se acabaron los tiempos de los ministros al óleo, aquellos que parecían descendidos de un cuadro por la mano ?incorrupta? de la momia de Giscard D?Estaing. Ya decía Rousseau que quitar a los corazones el amor a lo bello era arrancarles el encanto de vivir. Y en la belleza de Rachida Dati hay mucha vida; es como para vivir con ella en un ático junto al Louvre y no bajar nunca al museo porque ella es todo lo que podría pintar un hombre.
Suárez era el guapo de una España que salía del NODO para que Victoria Prego la explicara en unos vídeos que son treinta años pero podrían ser treinta siglos debido al gran salto evolutivo del español, (ya no quedan personajes de la geografía del hambre como los que fotografiaba Alfonso en La Gran Vía). La transición, de verdad, comienza cuando Alfredo Mayo pasa de ser el galán imprescindible a convertirse en un señor mayor. Con los de la UCD las Cortes dejaban de oler a correaje falangista para oler a colonia comprada en duty-free. La transición fue el despertar de los guapos sin complejos; nos habían engañado con aquello del hombre y el oso versión Nicolás Redondo, (padre).
La fe en la belleza mueve montañas, por eso a Bono que es muy creyente le ha brotado pelo este verano. (No sólo esos milagros le ocurren a Berlusconi). El oficio de guapo es una carrera de cinco años, con postgrado, que se imparte en España en diferentes academias de gramática parda. Por eso no es de extrañar que cuando alguien rompe un jarrón enseguida nos echen la culpa a los españoles, aquí tenemos guapos como para llenar otro barco a América. Y Aznar hace tiempo que se trabaja la imagen de chico Martín en ?P.P. Confidencial?, versión vuelve el hombre, (Zapatero toma nota de cómo hay vida musculada después de La Moncloa). La culpa la tienen las noches con, o sin luna, en las que nacen rumores y se enamora hasta el lucero del Alba.

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