Top manta, top rojo

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

A la piratería callejera lo que no le mata le engorda. Tras prometer Gallardón que iba a desaparecer el mercadillo ilegal, el top manta goza de mayor salud que nunca. Es tal el volumen de producción que no extrañaría ver a los empresarios del top manta en el Ibex 35 madrileño. Dejemos atrás grandes promesas y aquel registro de compradores de copias falsas que quiso crear Pedro Calvo, la realidad es que el negocio marcha bien y ahora se ha pasado al porno. Antes cuando caminabas por una calle céntrica de Madrid te podían sugerir que compraras ?La Sirenita?, ahora te venden la versión X de ?Heidi? y un cd con las proezas horizontales de un tal Rocco Siffredi.
Nunca se dijo que el top manta favoreciera la creación artística, pero si se hacen copias pornográficas es porque la demanda existe, (y porque el Ayuntamiento de Madrid no las persigue con el ahínco necesario; es más fácil que le pongan una multa a la furgoneta del ?mantero? a que le sancionen por su ilícita actividad). Pero las multas de la ORA las pagan con los beneficios de tostar cine porno.
De vez en cuando la policía municipal se da una vuelta por las aceras y, entonces, recogen la manta mientras caen por el suelo algunas carátulas con los hit del momento cuyos títulos son como para recordarlos en una cena familiar. Huyen los manteros calle arriba y con ellos actores y actrices porno que corren con lo puesto, es decir en pelota picada porque ni la socorrida hoja de parra les vale, (en el caso del tal Siffredi haría falta un bosque para taparlo).
El top rojo funciona que da gusto, con perdón, y se incorpora a la economía urbana sumergida. Porque una cosa es que las Bolsas tengan problemas y otra que la piratería presente dificultades. Al negocio ilegal se incorpora el cine porno al que no le pagan derechos de autor. Tanto esfuerzo carnal, tantas horas de ensayo y aprendizaje del guión, para luego caer en una cochina manta de la que se lucran otros. Por no detener ese negocio a tiempo estamos en esto; aquellos lodos fueron los que trajeron estos polvos.

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