Ramón Calderón aprueba el examen

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Sólo un profundo sentido del deber y una probada vocación madridista mantienen a Ramón Calderón al frente de la ?casa blanca?. Silban las balas de una guerrilla perfectamente organizada, (y que mantiene a sus cabecillas ocultos en la maleza y en la ?malicia?), pero a Ramón Calderón no se le ha aflojado el nudo de la corbata. Calderón, a diferencia de otros mandatarios del fútbol español, tiene ?vida inteligente? fuera del palco; podría dejarlo todo y regresar a su despacho y al abono frente a la tribuna presidencial. Podría volver a la categoría de abogado de prestigio y dedicarse a ser un socio común pero esa lealtad por el club le mantiene firme. Otros, con menos, habrían salido huyendo y a la historia del club de Concha Espina me refiero.
A Calderón le ha perdido una fe entusiasta, casi contagiosa, y también decir lo que piensa aunque a veces convenga más guardar silencio. Su proyecto para el Real Madrid ha sido aprobado después de una junta con sabor amargo y guerracivilista. De esa forma enfila el resto de su mandato hasta que lleguen las siguientes elecciones y pueda confrontar su programa con otros rivales. Siempre se ha dicho que el presidente del Real Madrid tenía el poder de un ministro sin cartera, de ahí que le tiren a dar con todo lo que encuentren a su alcance, mentiras incluidas. Hasta ese momento el club presenta cuentas saneadas y tiene un futuro por escribir. Lesiones al margen y fichajes más o menos acertados, el Real Madrid es el primer club del mundo, tanto por historia como por calidad de la plantilla. Y Calderón es su presidente.

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