El mayor “pille” del mundo

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Todo cartel de circo es un homenaje a la “parada de los monstruos”. En una misma imagen se mezcla la mujer barbuda con el domador, la trapecista que suele estar mollar con un músico, y también aparece el tragafuegos que luce torso de romano que a su vez se cachondea de los bigotes del director de pista que mira de reojo a los enanos toreros. En esos carteles hay de todo como dice la publicidad del metro, cabe hasta un alcalde. A Gallardón le va como a Gómez de la Serna el tirón por el circo, cualquier día le veremos dando una charla subido a un elefante como hacía el gran surrealista español. Seguro que ha soñado con ser el hombre bala que entra en la séptima planta de Génova con una capa de salvador de las circunstancias, y un casco con gafas de aviador antiguo.
Y así como en el circo hay domadores de caniches y forzudos que pueden con tres caballos, hay listillos que se tragan los papeles ardiendo de Hacienda y no se les quema el gaznate. Tal es el caso de Pere Pinyol que se las ingenia para tributar lo mínimo gracias a una S.L. que le da la vida; eso, lo que no se vayan a comer los leones que lo disfruten los cristianos. Tampoco es que sea una práctica poco habitual puesto que fuera del circo hay mogollón de S.L. (somos España S.L.), lo que canta es que Gallardón haya caído con el truco y consienta hacer el pago a una sociedad cuando lo suyo es contratar personas físicas y no jurídicas, (o al menos que el Ayuntamiento no ampare ganapanes de trapecio). Solbes debería ir más al Price y menos a esos desayunos donde le vacilan con la dimisión de Bermejo y le ponen los dientes largos.
El gerente del Circo Price pudiera ser el mejor mago del mundo y de ahí que se haya sacado una desgravación especial delante de las narices del alcalde. Pero le han pillado el truco, origen de “tomatina” informativa que se le viene encima hasta que no explique lo de su S.L. De la Delegación de Hacienda sale un aullido como los que hacía Charlie Rivel cuando tiraba de la banqueta hacia el centro de la pista.
Esta vez la letra es: “había una vez un cisco”, que no un circo porque para ser payaso reconocido hay que tener otra categoría. Los hay que maquillan las cuentas y luego le quieren poner una nariz roja al papelito del IVA trimestral.

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