La movida con medalla

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

A la pregunta de qué tienen en común las hermanas Koplowitz y Alaska la respuesta es la Medalla de Oro de la Comunidad de Madrid. Madrid, que es tan de “movida”, (y de “movidas” políticas), ha premiado a Olvido Gara y de paso a la generación de la Bola de Cristal. En representación de la Bruja Avería acudía Alaska con un traje “breve” de los que dificultan condecoraciones; finalmente quedó entre el tatuaje de apache que luce en el brazo y el canalillo de cinemascope que pregona su presencia.
No hay otro acto social que pueda destacar a la vez la labor benefactora de Alicia y Esther Koplowitz, el punto exótico de Alaska, el quehacer de los hospitales de El Niño Jesús y el San Carlos, la elegancia de Corbalán en las pistas, o el señorío de Paco Gento y Gárate, y también de paso la abnegada labor de Maria Pilar Iglesias, setenta años al frente de una papelería. A pesar del avance imparable de Internet esta señora vende lápices y sacapuntas como si las aulas fueran las que describía Machado.
Entre la Gran Cruz del Dos de Mayo, Medallas de Oro y de Plata, y Encomiendas de Número estaba completa la escala social madrileña, prueba de ello es el premio a la Banda Sinfónica de Madrid o a “Lardhy”, ambas instituciones dedicadas a alimentarnos el cielo espiritual o el cielo de la boca, (siendo el garbanzo de “Lardhy” una sinfonía castiza de placer gastronómico equiparable a una partitura de Mahler).
Para dar mayor credibilidad a estos premios que rinden homenaje a la excelencia en época de crisis, y ya que estamos metidos en ceremonia de connotaciones napoleónicas, una invitada sufrió un mareo como si los mamelucos regresaran calle Mayor abajo. Aguirre hizo pausa, llegaron las asistencias, reanimose la afectada con el batir de un programa de mano y siguió la ceremonia. Aguirre puede perder los zapatos en Bombay pero nunca la calma.
Para compensar la ausencia de socialistas, el Gobierno de Madrid convocó a Joaquín Leguina y se “descargó” de Internet a la Ministra de Cultura, González Sinde. Tomás Gómez no fue; si quiere Aguirre que acuda el año que viene le tendrá que premiar con alguna medalla pero igual hace como Marlon Brando y envía a una india sioux para que la recoja.

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