El síndrome del Un, Dos, Tres

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Dicen que el aire de Madrid, ciudad desde la que escribo, contiene sustancias alucinógenas que flotan junto al polen de esta época. Ya lo dijeron en su día de los billetes que contienen restos de cocaína. Sólo desde la intoxicación se entienden algunas cosas empezando por ese aislamiento intelectual que nos hemos dado y que se traduce en un conformismo contagioso y por un no preguntar por nada porque las ideas son agotadoras. En otras palabras que nos lo tragamos todo, por ejemplo que Rubalcaba diga que si nos dan los Juegos en 2016 no habrá ETA, (y nos lo pasan en la sección de Deportes como si fuera una noticia más de la NBA).
Zapatero ha vuelto a ganar a Rajoy en el debate porque domina la escena y porque sabe cuál es el interés del español medio. De ahí que su propuesta estrella fuera la ayuda directa a la compra de automóviles nuevos, y con ese ruido ha colado otros asuntos como la píldora abortiva o la anulación de la desgravación fiscal por compra de vivienda. Zapatero sabe que el español medio arrastra el “síndrome del Un, Dos, Tres”; han sido muchos años pendiente de que el coche estuviera detrás de la puerta azul. Esa ansiedad de concursante pasivo nos lleva a ser hipnotizados a distancia, sólo la emisión de ese fragmento del debate garantizaba el éxito del resto del mensaje puesto que lo demás sería tratado como materia secundaria. Un coche, y además, que lo financie el Estado de tal manera que el cambio automático sea a la salud de don José Luís. En ese momento nadie pensó en los concesionarios que iban a quedarse con las ventas congeladas ante un anuncio tan tentador, tampoco pensó nadie cómo se articula esa ayuda, (¿A qué ventanilla hay que acudir para que nos den la pasta?). Igual que tampoco se escuchó la voz de las comunidades autónomas que tendrían que soltar quinientos euros del ala. Ya que es dinero público y su procedencia es de todos nos podemos preguntar qué ayuda darán a los que no les guste conducir y no tengan coche, (es un caso extraño pero no infrecuente), ¿Qué crucero les van a pagar a los que prefieren el transporte público para desplazarse?
Ahora bien, luego que no se queje Pere Navarro porque atascamos las carreteras cuando hay puente porque eso es lo mínimo que se nos puede exigir: que disfrutemos del coche cuando tenemos unos días libres. Todo está en ese complejo de concursantes del “Un, Dos, Tres”, programa que con maestría de Chico Ibáñez Serrador nos tuvo pendientes de la pantalla durante muchos años. Todavía es pronto para conocer la utilidad política del “Pasapalabra” pero seguro que alguien se la encontrará en un par de años. El automóvil es nuestro gran objeto de lujo y lujuria. Zp lo sabe.

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