La noche americana

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Los vecinos de Los Jerónimos están hartos de vivir dentro de “La noche americana” que fue excelente película de Truffaut pero una pesadilla cuando a uno le afectan todos los rodajes de la ciudad. Dicen los vecinos que cuando no es película de época con entorchados de Vicente Parra es una excursión de nipones, o una maratón. Y, claro, salir de casa vestido según la película exige un costoso fondo de armario porque cuando no toca de alabardero es de chulapo con gorrilla. Los equipos de rodaje se han hecho fuertes en las aceras y espantan a los vecinos como Obama a las moscas, de seco manotazo.
La solución sería que el Ayuntamiento hiciera otro Madrid de cartón piedra, tal y como hizo Garci con el Arco de Cuchilleros para rodar “El 2 de mayo”; un escenario de quita y pon que se instaló en Fuente del Saz para que los mamelucos descabezaran a los paisanos de Goya sin cortar el tráfico. Por otra parte una ciudad de mentirijillas vendría muy bien para cuantas manifestaciones y actos solidarios hicieran falta; y ni que decir tiene que al alcalde le serviría para tener otro palacio bis con vistas a La Cibeles que podría ser coronada por cuántos equipos quisieran celebrar sus victorias. Todo son ventajas. No es que este Madrid se haya quedado pequeño, eso es evidente, sino que le hace falta un doble para que la gente del cine pueda rodar sin necesidad de que los vecinos de Los Jerónimos se sientan atrapados por el regreso de la Guerra Civil. Volver a casa y que te cierre el paso una barricada con milicianos armados tiene su aquel.
Si todavía fuera Maribel Verdú la que te dejara encerrado en el portal, y tú con ella, pero Maribel se ha hecho de Coppola igual que el caos se ha hecho en ese barrio tan residencial como discreto. Lo del cine es negociable, peor lo tienen con los japoneses porque además de ser multitud son fieles a sus tradiciones. Si una vez aparcaron el autobús justo en esa esquina entonces tendrán que pasar mil años para que cambien de idea.
Estas son las desventajas de vivir en la casa de “una habitación con vistas”, un coñazo en technicolor. Cambien el nombre por el de Barrio de la Claqueta.

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