La huelga general gira contra los sindicatos

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

A tal “decretazo” tal “huelgazo”, pero finalmente la traca quedó en poco y el ruido de una huelga general apenas en petardo mojado. En los tiempos del ICONA se inventó un eslogan que decía: “cuando un bosque se quema, algo suyo se quema”, y un anónimo escribió debajo… “algo suyo, señor conde”. Pues cuándo una huelga general de funcionarios sale fallida algo suyo ha salido mal, señor sindicalista. José Ricardo Martínez, (UGT), y Javier López, (CCOO), deberían hacérselo mirar como dicen en Cataluña cuando todo el mundo se da cuenta de lo que te pasa menos uno que ignora la realidad con insistente desdén. Cuando se convoca a los trabajadores a dejar juzgados, hospitales y centros de transporte vacíos, y el resultado es que apenas se notan los paros entonces es que han fracasado los convocantes. Sí te pones a la cabeza de la manifestación pero luego te das cuenta de que nadie te sigue es que tenemos un problema de estrategia que no es achacable al enemigo exterior, (léase patronal o gobierno).
No será porque el funcionario-recortado, el trabajador público-abreviado, no tenga motivos para la huelga, tal vez lo que ocurra es que los sindicatos han reaccionado tarde; “encima que me recortan el sueldo como para regalar un día”, (decía ayer una funcionaria, no le faltaba razón). Esos trabajadores públicos han dejado de confiar en la acción sindical para solucionar sus conflictos; por algo será. Y lo que tenía que haber sido respuesta contundente quedó en nada, (un gallo en un fallido do de pecho). Moraleja: esto pasa por hacer alardes cuando no estamos para presumir. Entre las propuestas sindicales y los problemas de los funcionarios hay una distancia para recorrer en cohete espacial, y cada vez se alejan más las posturas y cada vez se ignora más esa desviación.
Distancia que se ha venido fraguando en el tiempo y de la que parece que sólo Martínez y López, (esa “entrañable” pareja de “Fernández y Fernández” que siempre acude unida a los actos sociales), no se habían dando cuenta. El pasado 1 de mayo les hubiera servido de reflexión, aquel domingo en el que había más periodistas que manifestantes en la Puerta del Sol. O darse cuenta de que los parados confían poco en quienes no les pueden representar, o que los liberados son una casta social en sí misma en tiempos de abolición de privilegios. De aquella fotografía fija de trabajadores saliendo de una fábrica que inspiró “Novecento” a Bertoluci no queda nada hoy, y en la medida en la que los sindicatos no entiendan el mensaje menos va a quedar aún. El de ayer era un disparo contra el Gobierno que los sindicatos se han terminado dando en un pie. Con huelgas como esta Zapatero se hace tirabuzones igual que decían en el XIX de las bombas de Napoleón sobre Cádiz.
Malo será si no hacen autocrítica. Por calcular mal las fuerzas han saltado con poco impulso del trampolín y se la han pegado contra el bordillo de la piscina. Menudo susto se ha dado el Gobierno, ¡buf!

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