Los riesgos de ser sincero

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Aquellos que con los ojos humedecidos se levantaron al terminar las palabras de José Luís en el Comité Federal lejos de mostrar una emoción interna estaban en el papel del primer acto de la era post-Zapatero. Esos que luego lloraron a micrófono abierto la despedida de tan “carismático líder” están en la pomada de repartirse una herencia. Lo peor que puede hacer un cadáver es asistir a su propio funeral y es lo que pretende Zapatero dentro del PSOE. Una vez anunciada su salida le van a faltar al respeto hasta los ujieres de la Moncloa.
En realidad la primera palabra del discurso de la despedida de Zapatero se escribió en las primarias de Madrid en las que Tomás Gómez le ganó a la candidata del aparato, Trinidad Jiménez. Luego vino lo de Cataluña dónde Montilla se dio “el zapaterazo” más sonado que se recuerda, y más tarde llegaron los ruidos de sables de los barones regionales. Ahí empezó el declive de la zeja enfrentada al espejo de sus contradicciones: recortes sociales, bajadas de sueldo, una política neoliberal aplicada por una persona que presume de ser de izquierdas.
Es ahora cuándo se entiende todo este posicionamiento de Bono, Chacón y Rubalcaba. Nos queda por saber quién es el amigo al que José Luís le había adelantado su decisión, estoy convencido de que no es ninguno de los que estaba en Ferraz si no otro directivo de multinacional española puesto allí por el mismo “dedazo” que Zapatero no quiere ni ver.
Ahora la presión cambia de zona, se instala en los barones regionales críticos que tienen que defender la fortaleza sin excusarse en el criticado líder. Si hay batacazo en mayo la culpa será completamente suya; sólo si el partido no pierde Castilla La Mancha y las capitales de Barcelona y Sevilla podrán presumir de nueva era. Lo que tienen por delante son unas primarias cainitas por definición porque siempre dividen al partido en dos bandos. Un análisis simple diría que habría que apostar por el candidato/a que no cuente con el apoyo de Zapatero, se ha visto que la rebeldía es un grado y que el votante socialista tiene ganas de respirar por otra parte. Igual ninguno de los que presumen de contar con apoyos sale elegido, y en ese caso el PSOE se instalaría en un nuevo proyecto que le puede plantar cara a los buenos datos de Rajoy en las encuestas. Desde ese punto de vista se entiende que el PP pida elecciones anticipadas, incluso con urgencia antes de que al aparato de Ferraz le de tiempo para reconstruirse.
Zapatero ayer fue sincero, (siempre es un riesgo). Hay quién lo lamenta porque sin él se acabaron las excusas de aquellos que vivían de cuestionarlo en todo momento.

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