Unión, Progreso… (y Despacho)

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Es lo que tiene aparecer cuándo ya están las sillas del convite repartidas. En esos casos los últimos se tienen que apañar con sentarse en las esquinas de la mesa, (participan igual pero tienen que apretar los codos, no en vano banqueta viene de banquete). El argumento sirve igual para una boda que para la política regional madrileña. La irrupción de UPyD en los equilibrios políticos lleva a las primeras apreturas de espacio; en el Ayuntamiento de Madrid ocupan la quinta planta de la Casa de la Villa pero sin baños, y en la Asamblea de momento tienen que apañarse con poco más que el cuarto de las escobas, (hasta que tumben una pared de escayola y el PSM ceda algunos metros cuadrados). Supongo que cuándo pasen los meses y todo se haya “asentado”, nunca mejor dicho, los concejales y diputados de UPyD darán por buenas estas anécdotas que llevan a compartir despacho, lápiz, ordenador, confidencias y baños. Un exceso de “tripartidismo” prolongado en nuestras instituciones daba por bueno que no hacía falta añadir más espacio para otras formaciones. En el fondo a UPyD le viene muy bien que no cuenten con ellos porque todo aquello que les niegan en metros cuadrados lo ganan en imagen. No es una formación que aspire a ser determinante, ni bisagra, ni se tenga por derivada política de las ya conocidas. Sus primeras decisiones han sentado tan mal en el PSM, como en el PP, y eso es un tinte de gloria para quienes aspiran a ser una opción política diferente. Se puede hacer política sin despacho y sin coche oficial, es más: ya era hora de que se hiciera. En la Asamblea se han librado por los pelos: ver a tres diputados sentados en el mismo escaño habría sido bastante original aunque algo cómico. Aunque cosas más cómicas pero con menos gracia se han visto con aquellos “proscritos” que eran no adscritos.

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