La televisión

Con permiso de Gutemberg el aparato que va a revolucionar nuestras vidas es un pequeño cacharro que permite ver la televisión, en cualquier ordenador o teléfono móvil y, además, se puede elegir el programa. Adiós a los zaping y a las contraprogramaciones que son la quintaesencia del navajeo nacional.

La ausencia de publicidad nos va a proporcionar horas de melancolía, ¿sabremos vivir sin esos tramos interminables de anuncios?, (se han dado casos de parejas que se conocieron en un anuncio de Martín y se separaron en otro de colonias).

El gran drama es que no sabemos qué hacer sin publicidad, nos hemos pasado media vida reclamando de ella y, ahora, cuando nos la quiten nos vamos a enterar de lo que vale un conguito.

Personalmente es un sinvivir no tener claro si Gillette apura lo máximo, o si con algunos desodorantes te cambian las feromonas y ligas sin interrupción. No hay vida inteligente sin conocer el anuncio de las rebajas, sin las ofertas de vacaciones, sin la chica Nescafé a la que dejó el soldado en Navidad y que ahora trabaja en un Alcampo, (se casó con el señor que anunciaba el atún y han tenido unas sardinillas en aceite que salen a muy buen precio).

El sistema que permite ver la televisión sin anuncios es parte del acelerador de partículas. Si eliminamos la publicidad habremos suprimido el mayor agujero negro, y sin él nos caeremos en la indiferencia del cosmos.

Todos, (la tierra y nosotros), vivimos montados en un columpio. El Big-bang es el tiempo que tarda Georgie Dan en llegar al polo norte acompañado de un esquimal.

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5 Respuestas en “La televisión”

  1. laavutarda dice:

    Amén, Jesús. Perdón: amén, Diego.

  2. maria dice:

    Lo que no sabemos es prescindir de tanto cachivache innecesario. Nos dejamos guiar por la sociedad de consumo, que nos ha convencido de que cuanto más ‘boberías’ tengas mejor. La mayor parte de la Tv es infumable y la publicidad una plaga

  3. laavutarda dice:

    María: de acuerdo con la primera parte del comentario, no tanto con la última. La publicidad es muchas veces superior al producto que acompaña en televisión; hay anuncios magníficos, bien es verdad que nos los sirven a mogollón y eso resta credibilidad al mensaje.

    La sociedad de consumo no es que nos arrastre, es que de momento no hay otra y bien que lo lamento, pero al personal le gusta más el tener que el ser. Una peligrosa tendencia, es verdad.

  4. Coletta dice:

    Así que…¿esto se acaba? Desaparecen sin darnos respuesta de ¿A qué huelen las nubes? Yo siempre pensé que a Jabón Lux, que para eso es el Jabón de las Estrellas ¿Qué a quien se lo he dicho? Por supuesto a la abuela de la fabada Litoral, esa que siempre me decía que “Vuelve a casa vuelve por navidad” a comerte “El lobo, que buen turrón, que buen turrón…”¿Cómo no se lo voy a decir si ella me dio su receta secreta, a saber, “Leche, cacao, avellanas y…” No me lo iba a guardar para mi, al fin y al cabo “Hacienda somos todos”, seamos solidarios señores que “si usted puede pagarlo, España no puede” así que ya saben “Mantenga limpia España y Todos contra el fuego” que los tiempos han cambiado y eso que nos contaban de que “un poco de pasta basta” ya es falacia. ¿Se dan cuenta de la cantidad de Buenos Momentos Nescafé nos procuraron los anuncios hace unos años? Ya si, eran otros tiempos…Los tiempos del poncho y la guitarra, desempolvo ambos y tarareo…no, no, no aquello de “al mundo entero quiero dar un mensaje de paz…” Eso lo hacen otros hoy en día, yo presto mi voz a ese lema dulzón y ya constatado que nos recuerda “Qué buenas son, las galletas Fontaneda…HEY”.

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