Días de goles

(“Las Provincias“, 5 de junio 2012)

Si yo fuera Vicente del Bosque demandaba a Ángela Merkel por competencia desleal: las noticias económicas se suceden a tal ritmo que uno ya no sabe si está escuchando datos de la prima de riesgo o que han señalado un penalti, todo es puro carrusel informativo cargado de sonidos y alarmas. Bienvenidos al gran espectáculo de goles en la portería y en la cartera. Me temo que así va a seguir durante este junio en el que nos jugamos mucho tanto dentro como fuera del campo de tal manera que podemos confundir un disparo a Casillas por toda la escuadra con un ataque de la escuadra alemana de vigilancia, ortodoxia y finanzas.
Nos van a revisar hasta los empastes mirando la letra pequeña del presente pero también la del pasado. De repente los corceles del cuento se han vuelto ratones y las carrozas simples calabazas, fin de la historieta y comienzo de una ITV a fondo que nos va a situar en nuestro justo escenario. Quizá sea un castigo excesivo por los años de vino y ladrillos pero también es verdad que fuimos los horteras de Europa y de largo, aquí no hubo perro sin su correspondiente collar de longanizas. Estaba cantado que en Europa tarde o temprano nos iban a coger con el paso cambiado y con el carrito de las mentiras, demasiadas ayudas se han ido en comisiones de amiguetes mientras se pregonaba austeridad y contención en el gasto público.
Una vez puestas las cartas sobre la mesa el juego es muy sencillo: Alemania busca cesión de soberanía a cambio de piedad financiera, un dilema perverso que nos sitúa al borde del mal y con escaso margen de maniobra. Pero sacar bandera blanca no es señal de que los mercados vayan a dejar de morder en la presa: podemos mostrarnos dóciles y entregados pero a la vez sufrir la dentellada de los lobos financieros que de un día para otro no se vuelven seres vegetarianos. De momento sabemos que Alemania quiere nuestra alma pero nadie nos garantiza que luego vaya a perdonarnos la vida, tampoco lo han hecho con Grecia y Portugal. Lo que Alemania busca es refundar la Unión a base de pleitesía a Berlín.
Es fácil imaginar la soledad de Rajoy frente al televisor desde el que seguirá los enfrentamientos de España en la Eurocopa, a un lado el mando a distancia y al otro el teléfono directo con Merkel. Con razón el presidente les pedía a los jugadores de la selección una alegría, algún motivo para festejar en la calle lo que los mercados nos quitan de manera inmisericorde. Durante estos días “la roja” se va a jugar mucho en la hierba mucho más se va a jugar la economía española en el parquet de la Bolsa. Habrá que estar atentos a cómo queda el marcador pero sobre todo a cómo nos dejan el terreno de juego los mercados. Este junio huele a examen final.

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