La espada de Manglano

(“ABC“, 5 de junio. 2012)

Desde hace unos días entre los consejeros de Esperanza Aguirre hay un espeso silencio, suenan al fondo los tambores de los presupuestos. Una consejería no es tan importante por el nombre que lleve si no por los fondos que pueda administrar para desempeñar sus funciones, por lo tanto se entiende la tensión ambiental hasta conocer los números.
El consejero Manglano tiene un reto curioso: no gastar más de lo que se ingresa según pide Moncloa, proyectar el futuro con la herencia recibida, (la de Beteta, no tanto la de Zapatero), y hacerlo todo de tal manera que la Comunidad tenga activa presencia y no sucumba ante los recortes. Añadamos a toda esta dificultad que esos presupuestos dejarán constancia de qué empresas públicas se verán recortadas y de qué manera lo hará el sueldo de los funcionarios una vez sentado que la presidenta regional está dispuesta a bajarse el suyo, (otra vez mas). Visto el panorama creo que Manglano se cambiaba por Anibal porque tiene que ser más fácil cruzar los Alpes con elefantes que cuadrar los actuales presupuestos de la Comunidad de Madrid.
Como los milagros contables no existen sus recortes van a irritar a quienes los padezcan, por lo tanto a esta labor quirúrgica de balance abierto le ha de seguir una de sicología aplicada a la realidad palmaria. Si estos días le duele el cuello al consejero que no le extrañe, en su nuca lleva clavada la mirada de mucha gente empezando por la de sus compañeros de consejo de Gobierno. Llega el momento de la verdad, a ver cómo se maneja con la espada antes de que suene el primer aviso.

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