Los conjurados

(“La Gaceta de Salamanca“, domingo 6 de enero 2013).

¿Dónde van juntos personajes tan dispares como José Bono y Eduardo Zaplana?, pues aunque parezca mentira han coincidido para crear una fundación que defiende la Constitución. Y junto a ellos cerca de tres decenas de antiguos ex ministros del PP y del PSOE, (entre ellos la lumbreras de María Antonia Trujillo). Uno podría pensar que la Constitución cuenta con instituciones suficientes que la defiendan y que esta iniciativa es voluntariosa, juvenil y bien intencionada pero también inútil. Si Bono, o Zaplana, tienen algo que decir con respecto a las amenazas que pudiera sufrir la Constitución se entiende que tendrían que hacerlo ante ejecutiva, y directiva, de sus respectivos partidos. Pero ni a Bono, ni a Zaplana, le convencen ni Rubalcaba ni Rajoy, se nota. Y menos con la respuesta pasiva que le ofrece a Mas que cada día gana terreno ante el silencio de Moncloa.
Hace un par de días se resolvió la herencia del Cid, apenas se ha tardado diez siglos pero al final se ha conseguido. Rajoy se aferra a esa teoría de que las cosas se resuelven solas. Como decía aquel sabio sólo hay dos motivos por los que los objetos caen al suelo: bien por la fuerza de la gravedad o bien por su propio peso. Y ese hueco de poder es el que aprovechan Bono, Zaplana y los treinta conjurados que pronto podrán posar en la escalera del Congreso a menos de que piensen formar una sociedad secreta en cuyo caso los veremos de cruzados de la Carta Magna.
Lo curioso es que sean ex ministros y antiguos altos cargos del bipartidismo español los que se quejan, cuando ellos estuvieron en el poder poco les importó reformar, modificar o darle una mano de pintura a la Constitución. Buena parte de nuestros males vienen de la época en la que los abajo firmantes tuvieron capacidad de ordeno y mando. No deja de ser curioso que ahora formen un grupo de indignados que bramen en la acera del Tribunal Constitucional. A la vejez se nos han vuelto hippies.
Bono les gana de largo porque está de promoción con la primera parte de sus memorias y estas noticias le vuelven a colocar en primera página. Lo de Trujillo es casi un sin palabras pero ahí aparece. Se supone que en Ferraz y en Génova están por el perfil bajo y a esperar a que escampe, por lo tanto habrá sentado mal la iniciativa pero es que en el fondo no hay nadie mas rebelde que aquel que no teme a la sanción. Ya puede piar el partido que a ellos no les salpica, uno metido a narrador con contrato millonario y otro a consejero de Telefonica; en ningún caso ven peligrar sus lentejas.
En círculos capitalinos se espera con ansia el resultado de los trabajos de esta fundación.

Compartir:

Deja una respuesta

*