Aquella retirada

(“La Gaceta de Salamanca“, domingo 24 de noviembre 2013)

Nuestra memoria nunca ha sido el punto mas fuerte que hemos tenido, con nuestra falta de recuerdos y el escaso apego a nuestro pasado reciente podemos construir un género literario. Hace treinta y ocho años España iniciaba la maniobra vergonzante de salida del Sahara dejando atrás a españoles con DNI en manos de las tropas marroquíes que entraban tras haber superado los límites de la “marcha verde”. Días antes de que se produjera el abandono el Príncipe Juan Carlos había dicho ante los oficiales reunidos en El Aaiún que España nunca abandonaría el territorio pero nos faltó tiempo para incumplir la palabra dada. El Príncipe ejercía de Jefe de Estado mientras Franco agonizaba en Madrid rodeado de unos pelotas que lo intentaban dejar todo “atado y bien atado”.
La retirada se prolongó hasta febrero de 1976 cuando oficialmente se arrió la última bandera pero aquello fue un acto para la nostalgia y los historiadores; en realidad España había entregado una parte de su territorio mucho antes a Marruecos. Fue una retirada parcial en cadena que se produjo de manera escalonada por las bases militares desplegadas en el territorio; el 30 de noviembre de 1975 se bajaba la bandera en Edchera, “Fuerte Chacal”, tal y como dejó escrito el teniente general Mariñas Romero. A medida que se marchaban los soldados españoles los saharauis quedaban a merced de los nuevos propietarios de su tierra: los marroquíes llegados en camiones con aires de nuevos colonos. Por supuesto no se respetaron derechos ni libertades y la población quedó a merced de un pacto con Marruecos y Mauritania tan solo cuestionado por la débil resistencia armada del Frente Polisario.
Ningún político de entonces, (español me refiero), dio cuentas de lo que había hecho. Nadie se hizo responsable de anular el DNI a otros españoles nacidos en el Sahara y con la nacionalidad obtenida desde la cuna. No hubo desde Madrid una sensibilidad especial para un pueblo que dejamos hablando nuestra lengua, con nuestras costumbres y con el que habíamos compartido un siglo de historia. Ni entonces hubo responsables ni ahora los van a encontrar porque si algo se nos da peor que la memoria es salir de un territorio de manera atropellada.
El llamado Sahara español continúa siendo una patata caliente. Esta semana Obama le ha pasado la mano por encima del hombro al rey Mohamed VI de Marruecos y aquí no ha pasado nada. Por supuesto que España no ha preguntado por los antiguos paisanos, compañeros, funcionarios y soldados. Ni una queja para quedar bien y que parezca que nos interesamos por ellos. Mala suerte hermanos.

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