El sufrido conductor

El número de fallecidos, heridos y accidentes en carretera hará que esta Semana Santa sea recordada con espanto. En las televisiones hemos visto imágenes tomadas por las cámaras de la DGT que ponen los pelos de punta y hablan de imprudencias temerarias de las que se pagan caras. El mensaje es culpar al conductor de todos los males pero, sugiero, que se emiten pocos videos del estado ruinoso de las carreteras y de su gran deterioro en tramos básicos. Hay quién debe pensar en Fomento que el asfalto es como el césped que se regenera sólo.
Al conductor se le culpa de exceso de velocidad, despistes y de conducir coches viejos mal revisados, pero a la DGT nadie le dice que están muy preocupados por hacer caja con los radares y menos por revisar cuántos conductores están en regla, conducen con el seguro actualizado o lo hacen en buenas condiciones físicas. No sirve una prueba médica de control liviano cada vez que renovamos el carnet, a partir de ahí hasta una persona diagnosticada con trastornos siquiátricos graves puede coger un volante. ¿Dónde acaba la responsabilidad de Tráfico, dónde comienza su grado de vigilancia activa?
La actual directora de la DGT, María Seguí, experta en la materia tampoco se distingue de sus antecesores: campaña previa, recuento de bajas y posterior informe que llevará a la comisión parlamentaria correspondiente. Se le podría echar en falta que no pelee más por lo suyo, que no se plante en Fomento y le diga a Ana Pastor que las carreteras están en estado catatónico, que no aproveche espacios en la televisión pública para dar teoría vial que es educación gratuita para el presente. Los niños de los colegios reciben de sus policías locales más información que sus padres. Y que entre a fondo en los talleres para saber cómo van las revisiones. Seguí se puede permitir el lujo de ser intervencionista en un Gobierno que presume de liberal.
Para el familiar de un accidentado no hay peor noticia que hacerle creer que su pariente tuvo la culpa de todo. El conductor sigue figurando como ese señor que paga impuestos por circular, por peajes, por gasolina, por arrancar cada mañana su coche para ir al trabajo. El conductor es una gran caja recaudatoria y un ser silente a la hora de reclamar por los servicios que paga. Hasta le timaron con el céntimo sanitario sin posibilidad de reclamarlo porque no todos guardamos las facturas de las estaciones de servicio. Visto de esta manera no hay peor negocio en España que comprarse un coche y más si lo utilizas como autónomo.
La mandamás de la DGT tiene la posibilidad de hacer mucho y sería de gran tranquilidad saber que se ha puesto manos a la obra, o manos al volante, o manos sobre las crudas estadísticas de muertos y heridos. Los conductores iremos a paso de camello entre punto negro y bache antiguo, prometemos ser buenos chicos, pero que alguien nos defienda de “algo”, (aunque sea de un radar oculto).

Compartir:

3 Respuestas en “El sufrido conductor”

  1. puerto dice:

    Si, si , el gobierno aplica en las carreteras lo que yo llamo “terrorismo de Estado”………. hago todo lo que quiero (normalamente joder), y no hago ná. Los malos somos nosotros, faltaría más !! conducimos mal, hablamos por el móvil, bebemos, cantamos……….

  2. laavutarda dice:

    Terrorismo de Estado es termino delictivo y el responsable de
    La página soy yo, te ruego que
    corrijas porque el
    Anonimato no todo lo aguanta Carmen.
    Un saludo,

    Rafael

  3. puerto dice:

    Dede luego, corrigo y “mea culpa”.

Deja una respuesta

*