Pedro Sánchez

EL BOLETIN

Pedro Sánchez se presenta

Conocí a Pedro Sánchez cuando él era concejal de Madrid, me llamó para tomar café, quedamos en la calle Mayor y acabamos en el Centro Italiano de Cultura junto a Casa Perico, en la casa desde que Pedro Morral intentó acabar con Alfonso XIII y la monarquía porque entonces España estaba llena de anarquistas que envolvían bombas en ramos de flores. El susto de María Eugenia de Battenger fue su primer contacto con aquella España bruta, acérrima y cabezona que solo embestía, su traje de novia acabó ensangrentado. Era mayo de 1906.

Me pareció Pedro un tipo con fuerza que quería hacer cosas por Madrid que en muchas ocasiones es la gran olvidada. Me consta que se sabía la ciudad, lo que no sé es con qué familia llegó si con Trini, con Miguel Sebastián, con cualquier otro “turco” que desembarcaban a mogollón cuando llegaban concejales a racimos, por familias como si así el PP se fuera a rendir con los brazos en alto. Recuerdo que me contó que había jugado de alero en Estudiantes y debió ser bueno, planta y estatura no le falta.

Más tarde tuve la suerte de contar con él de tertuliano y demostró que era profesor universitario con motivo, un tipo listo, trabajador y muy honesto. Ahí descubrí a un Pedro Sánchez que venía para aportar. Las demostró cuando Pedro Solbes dejó el escaño y él pasó a ocupar su lugar en el Congreso donde no paró de tener

Ahora quiere reformar el PSOE con pluralidad y tiene que luchar contra Madina que ya levanta los brazos en alto como ganador de la montaña y, sobre todo, le llegará el momento de vérselas con Carmen Chacón que está colocada para ganar.

Su descaro ha de merecer premio. Le queda una misión tremenda, borrar al tío Alfredo y poner en órbita a un PSOE en bancarrota doble: moral y económica que no es poco. Pedro Sánchez se presenta.

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