Presente de indicativo

Todo lo que era importante se escribía en tiza y alrededor de la pizarra se colocaba el crucifijo y dos fotos en blanco y negro, (por supuesto me refiero a Franco y a José Antonio). La clase era de pupitre para dos, y una ventana de madera que permitía que la lluvia se fuera colando por las rendijas del invierno.

En la clase había un esqueleto que nunca pedía nada y un mapa de España como le hubiera gustado a Su Majestad la reina católica. Pero nada era tan cautivador como la pizarra donde los números hacían magia y las palabras se escribían de manera correcta.

 

Un día apareció el concepto de presente de indicativo con toda la carga filosófica que puede encerrar un término lingüístico. Es presente e indicativo, por lo tanto es permanente, por lo tanto es eterno, por lo tanto no hay nada más. Estudiar el pasado, con sus pretéritos perfrectos, sería un ejercicio de nostalgia y las conjugaciones en futuro una barbaridad sin fin. No digamos nada del condicional.

Así que durante toda mi puñetera vida he ido arrastrando ese presente de indicativo. Es verdad que alguien lo borró de la pizarra probablemente para recordar cuándo era el día de la madre, pero aunque la palabra fuera borrada el concepto quedó para siempre. Y no hay más que este presente de indicativo en el que nunca hay prisas, nunca hay pasado y nunca llegan tarde los trenes.

El tiempo no es un asunto tan complejo: todo es presente, el resto es simplemente “indicativo”.

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10 Respuestas en “Presente de indicativo”

  1. carmen dice:

    El tiempo es la medida del movimiento, la duración de los seres mutables..Él mismo no es más que un ente de razón…
    La eternidad es el eterno presente, el aevum, la duración de los seres inmutables…
    Así nos lo explicaban en filosofía de la naturaleza. Pero, no sigo…Claro que no!!!

  2. victoria dice:

    Me soliviantas Rafael. No sé si eres deliberadamente confuso o si eres, en realidad, “carne de diván de psicoanalista”. Es una pena porque al natural pareces normal…..¡la leche!….Planteas tantas cosas al mismo tiempo que no sé por donde tirar….Lo mismo me ocurre cuando te observo en tus intervenciones en “Cuando salí de C…” Lo más fácil en esta vida es, sin duda, tomar partido. Pero tú haces todo lo contrario y al mismo tiempo….
    Y ¿qué me dices del subjuntivo?
    Me encantaría tenerte delante para que me lo aclararas….
    ¿Estás en la foto? ¿En la de arriba o en la de abajo?
    Victoria.

  3. laavutarda dice:

    Carmen: tu comentario ha llegado en punto, no a y cuarto o a menos cuarto. Justo. Muchas gracias, (todo tiempo pasado fue ayer…)

    Victoria: “es una pena porque al natural pareces normal”, jajaja… ¿tú crees?, ¿me has visto bien?
    No soy ninguno de los de la foto, lo siento.

  4. Carlos García dice:

    Franco fue subjuntivo y el ‘Primo’ condicional. Zapatero es presente pero ¿es indicativo? ¿Y si lo es, de qué?
    Algunas veces prefiero el imperativo: ¡Márchese sr. Rodríguez!
    ¿Y el futuro? Buena pregunta…

  5. laavutarda dice:

    Carlos: Franco siempre era ¡presente!, y Jose Antonio también porque para eso era el “ausente” y no hay nada más presente que una ausencia. En cuanto al futuro me alegro de que te respondas a tí mismo. El futuro es una caja vacía donde caen las promesas incumplidas y nunca se termina de llenar.

  6. Bárbara dice:

    Decía Proust que a menudo creemos que el presente es el único estado posible de las cosas (me repito más que el ajoarriero…). Y sin embargo, si uno se para a pensar, la desgracia se conjuga siempre en presente de indicativo y la felicidad en algún tiempo flotante del futuro.
    Me da orgullo pensar que un pupitre desgastado te inspiró esto…

  7. laavutarda dice:

    Bárbara: gracias.

    De todas formas la desgracia no puede durar mucho porque enseguida pasa, de todo se habla en pasado. No hay temor, ni temblor. Vivamos.

  8. Carlos García dice:

    Aunque algo más joven, me acuerdo de aquel ¡presente!, sobre todo por las mañanas, cuando los curas -qué jodíos- nos hacían cantar ‘cara al este’* y aquellas ‘montañas…’, aunque fuera con camisa vieja.
    Por eso le conjugo en subjuntivo y en oración ‘subordinada’.
    .
    .
    * Se supone que el astro rey -sol- sigue naciendo en el este.

  9. Tienes toda la razón, te leo y mi presente de indicativo de una escuela que hubiera jurado que era la mía, la de mi presente de los dos años, se une a mi presente, para traerme aquel presente; ese presente que colapsa a intervalos con el presente, mi presente, de vez en cuando, para devolverme sólo lo que he podido percibir en un pasado presente. En este caso el presente que me ha llegado es el que en alguno de los efímeros momentos del cine español se ha representado y por lo que he supuesto que mi presente es un presente compartido: la entrada de un rayo de sol por la ventana, con sus partículas de polvo revoloteando como absurdas estrellas.

  10. laavutarda dice:

    Muyseñoresmios: ¡qué hermoso recuerdo el del rayo de sol!, (años después los descubrí en los cuadros de Fray Angélico), ¿pero estás seguro de que no eran estrellas?, ¡tenían que serlo porque éramos herencia de un imperio en el que jamás se ponia el sol!.
    Cada día a igual hora ese rayo de sol, (en mi clase creo que era por la tarde), pintaba una línea imaginaria entre la pizarra y nosotros, una raya mágica y viva. Hermoso recuerdo el tuyo, muchas gracias. Lo hago extensible a mis compañeritos de pupitre, con el deseo de que las estrellas no les abandonen nunca.

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