La memoria fotográfica

Igual que pasa en las fotografías antiguas la memoria pierde el centro de la imagen y se queda con los detalles. Pasado un tiempo, no sé cuánto porque el proceso del olvido no hecha humo por el tubo de escape, dejamos de recordar lo que fue y la memoria se llena de estampas desordenadas y sueltas.

La memoria no es una suma de fotogramas, no es la Filmoteca Nacional, sino apenas un cajón desordenado donde los pretéritos se solapan unos con otros.

Esta cabrona memoria es la que nos esconde los discos que nos gustan y la que manda al fondo de la estantería esos libros que quisiéramos tener presentes pero que se ocultan para confundirnos. Si no tuviéramos memoria no habría ni melancolía ni polvo en las estanterías. Y no me acordaría de tí ahora mismo, ¿Qué día de la semana fue cuando nos hicieron la última foto juntos?, ¿Tú fuiste o mandaste a una representación de tu cuerpo mientras tu alma estaba en otros asuntos?, ¿Sonreiste con cara de foto, o mantuviste los ojos abiertos para no salir con gesto de adormecida?

En ese ayer todos los días son sábado por la tarde.

Compartir:

2 Respuestas en “La memoria fotográfica”

  1. maria dice:

    ‘Miracolo’. Cuando ya había abandonado la esperanza( no la de la Comunidad) de que volviera a obsequiarnos con algunas líneas, voy y me topo con esta nueva entrada. ha sido una agradable sorpresa y espero que siga escribiendo en el blog.
    En las fotos salgo mucho con los ojos rojos, no se si soy un espíritu maligno o una bruja semi-buena.
    Cuando veo mis fotos antiguas también se me agolpan las sensaciones y la melancolía es una de ellas, ¿Pero que seríamos si no sientiéramos esa agridulce melancolía al recordar?

  2. laavutarda dice:

    Maria: “mirácolo”, es cierto, y como tal aparición angelical, (la tuya), tengo a este reencuentro. No practico mucho el blog porque le hace falta su tiempo y, también, su temple. A ciertas horas no está uno para nada, y no me refiero a horas físicas sino emocionales.
    Lo de los ojos rojos puede ser un reflejo del alma que bulle, no se lo digas al médico porque te mandaría pastillas y perderías esa cualidad. Hay ciertas cosas que no se deben comentar con nadie.
    Me alegra leerte.

Deja una respuesta

*