Competencia desleal

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Esto no se hace, ¿de qué vamos a vivir los que nos dedicamos a contar cosas? La realidad nos desborda, es mucho más rica, tiene mayores matices y no presenta límite. Por un lado tenemos el “poltergeist” del edificio Windsor y su inagotable catarata de informaciones cruzadas: cuando no es un fantasma es una caja fuerte, o una grúa que se posa (nunca se cae). Y por otra parte la acusación de Maragall de que algunos al cazo le llaman tres por ciento.

Con semejante catarata de informaciones disparatadas cualquier otra cosa es secundaria, hasta que pierda el Real Madrid (en fútbol y en baloncesto). Para colmo, Amenabar ha ganado el Oscar, así que se han quedado algunos con la mala baba en el tintero; ya estaban dispuestos a crugirle por delante y por detrás, pero no han tenido suerte. En España la literatura del fracaso siempre ha tenido mucho éxito, el despelleje con la navaja cabritera ha proporcionado grandes momentos de ira y sangre.

El sindicato de periodistas atados a la columna debería hacer una reclamación. Ya sólo nos falta que el Comité de Sabios de TVE asesore la demolición del edificio Windsor para estar empantanados quince años. Ganas dan de cantar el “aquí no hay quien viva”. Para lo que hemos quedado algunos?

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