Chicos malos

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Señores diputados del grupo parlamentario del P.B. (Play-Boy), les han pillado con las manos en la masa, con las páginas porno abiertas en el Pleno de la Asamblea. Por mucho que lo quisieran disimular, entre las curvas de aquella rubia recauchutada no se encontraba la documentación pertinente, ni el orden del día.Y aquel hombre contorsionista que parecía hacer kárate con esa otra muchacha, desnuda también, no estaba de trámite parlamentario sino ocupándose de la ley física de penetración de los cuerpos.Admítanlo, fue un calentón: se les pusieron el disco duro y el ratón tonto, y lo que empezaba siendo una broma se convirtió en un cachondeo a tres bandas. Las fotos de sexo son más divertidas cuando se interpretan como un nuevo plano en una sociedad geográfica, con muchas opiniones y diversos comentarios. Tenían la secreta esperanza de que nadie les pillara, pero en el brillo de los ojos se les reflejaba el aire rijoso de las fotos primaverales.
Buscaban la fama por la oratoria y por lo oral, efectivamente, van a ser conocidos. Lo que han hecho no está bonito, los votantes les han elegido para que participen y no para que se vayan de sex shop a cuenta del erario público. Tirón de orejas, a poner cara de niño bueno pero equivocado y pedir perdón a la maestra.Como si el Parlamento regional fuera un colegio y ustedes estuvieran en la guardería. Delito no hay, toda vez una falta de disciplina y un bochorno de categoría mayor. Les va a costar un tiempo que sus compañeros les den la mano con franqueza y no escamados.También estoy convencido de que no han sido los primeros ni los últimos. Más de uno, cuando se aísla en el repaso de una documentación, en su escaño acolchado, está en cosas que no debe. Igual que en los tiempos de la Transición se ocultaban las revistas de Susana Estrada entre las páginas de Triunfo o en las de un periódico.En ese sentido la prensa del Movimiento cumplía fielmente con su idea de fomentar el movimiento de Onán.

En la entrada de la Asamblea, como en las películas del oeste requisaban las armas en el saloon, van a pedir que dejen los ordenadores portátiles y las fotos de fuerte contenido sexual.Más que nada para que no acaben la jornada con unos calores sofocantes.Si como dice Berlanga la buena literatura erótica es la que se lee con una mano, ¿con qué mano pasaban de página y qué hacían con la otra? ¡Ay, pillines zangolotinos!

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