La cucaracha

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Si un avezado inversor se presentara en la Bolsa de Madrid con unas azafatas vestidas de cucarachas, otras de hormigas y algunas más haciendo de roedores, se llevaría el mayor subidón de la temporada. Más que Corporación Dermostética que montó un show faltón con el papel de las enfermeras, (no es de recibo enseñar cacha para augurar beneficios).
El negocio de la temporada es el exterminio de plagas, en la Comunidad de Madrid hay cerca de cien empresas que bien pudieran agruparse bajo el nombre de Exterminator SL. En realidad nunca acaban con las plagas, lo que hacen es pasarlas por debajo de la puerta al vecino, si terminaran con ellas se les acabaría el negocio. Bécquer lo dijo más romántico con las golondrinas cuando se refería a los bichitos patizambos y trompeteros que se cuelan en nuestra intimidad.
Dicen que las cucarachas sobrevivirán al último ataque nuclear, al día en el que aparezca un terrorista con la mochila definitiva. Ellas construirán una cultura basada en la austeridad y la reproducción compulsiva. Pilar Cristóbal, sexóloga, ha escrito un libro sobre el comportamiento sexual de los animales, es la versión porno de Waku-Waku. En sus páginas no se dice nada de la coyunda del mosquito (siempre se dijo que a las moscas les gustaba tener novios que fueran pilotos).
Las plagas son una postal del Antiguo Testamento contra las que nada podemos hacer. En el reino de los insectos el hombre es un animal en extinción.

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