La navaja suiza

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Después de mucho despliegue tecnológico y de años de carrera espacial cuando las cosas se ponen violentas es una navaja suiza la que te saca de un apuro. La NASA se ha dado cuenta de las máquinas son perfectas hasta que se descuajeringan por culpa de una grieta inoportuna. Menos mal que Stephen Robinson llevaba una navaja suiza para prepararse los bocadillos (de la comida liofilizada no hay quién se fíe, ¡menudo asco!). En la ausencia de gravedad del espacio sideral, Robinson sacó la lengua para hacer un trabajo de ?manitas?.
Haga uno cursillos de pilotaje estelar para terminar de trapecista de las estrellas, nunca antes se había colgado un hombre boca abajo, desde tan alto y sin red. Aunque en esta ocasión es posible que no sonaran los tambores de la orquesta sino la inmensidad del cosmos que debe ser como debió estar Benidorm antes de que apareciera la especulación urbanísitica. Un pequeño fallo habría enviado a Robinson a la nada y sin merienda, hubiera sido pavoroso asistir en directo a cómo un humano se fuga de la tierra sin que nadie en Houston pudiera hacer otra cosa que decirle goodbye.
Ahora tenemos que confiar en que la navaja suiza fuera un arma suficiente contra la adversidad del astronauta. Veremos en la ceremonia de regreso si el parche fue suficiente. En todo caso que las próximas misiones espaciales lleven menos ordenadores y más horquillas, navajas y palillos de dientes. Nunca se sabe en qué momento hay que abrir una puerta en el cielo.

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