Por la pata muere el español

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Ya lo escribió Muñoz Seca hace setenta años y ahora lo representa Raúl Sender (actor formado en la Escuela de la Coña Marinera): el español muere por la pata (de jamón) y mata con la espada. Si alguna ventaja tuvo el aislacionismo y nuestra peculiar posición ante el mundo en los tiempos de la guerra fría, es que no venían a comerse nuestras delicias ibéricas. Los espías perdieron el tiempo con mensajes cifrados cuando en realidad tenían que haberse hecho con la fórmula de curar la carne de cerdo. Ahora es distinto y más peligroso para nuestros intereses: ?Embutidos Fermín? ha conseguido saltar la muralla china que rodea a las importaciones norteamericanas. Ha sido con un chorizo largo como una pértiga. Y los americanos, como no son tontos, en cuanto han olido el dulce aroma de la matanza, han echado los pies por alto. Pían con la boca abierta igual que gorriones hambrientos, quieren más y a cada bocado perfeccionan el paladar. El peligro es que tienen boca para devorar todos los cerdos que caben en nuestras dehesas.
Esta es una crónica de pies, patas, manos y cuernos, por lo tanto de algo netamente español, de nuestro Producto Interior más Bruto. La Venganza de don Mendo resume el sentir del español medio mucho mejor que los libros de don Marcelino Menéndez Pelayo. En el ripio a primera sangre está la esencia de los heterodoxos españoles; hemos superado aquello de que donde no llega la mano del español llega su espada. Ahora es donde llega el salchichón, el lomo, el chorizo. Don Mendo da muerte a sus enemigos con sable pero bien pudiera ser con un lomo endurecido, morir ?deslomado? es un honor. Antes viajábamos con la guitarra para hacer unas giras flamencas por los estates para alimentar el tópico con palmeros y flamenco, y ahora parecidas fundas pero de plata y hielo son las que van a llevar los jamones allende las fronteras. Un éxito para Fermín pero un peligro para los ibéricos, (nosotros). Una cosa es permitir que nos den un mordisquito en el bocadillo, como hacen los colegiales en el patio durante el recreo, y otra que se nos lleven la merienda.
Una simple división nos dice que no hay tanto cerdo para compartir con los norteamericanos. Sería para declarar España como zona devastada, igual que han hecho con Nueva Orleáns por culpa del Katrina, si nos quedáramos sin los derivados de la matanza. Una cosa es meter la pata y otra perderla. Don Mendo nos ampare, también los hermanos Quiñones, don Nuño Manso de Jarama, don Pero (duque de Toro), y el Marqués de Moncada?todos personajes de la comedia de astracán tal y como la definió su autor. Nos van a comer por la pata, peligro.

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