Las cosas del concejal

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Estimado concejal… de multas y atascos, Pedro Calvo: sin duda que llevado por su promesa de poner multas a granel ha decidido que la M-30 es una hucha de grandes proporciones. Por eso, a partir de la fecha va a crujir vivos a los que superen el límite de velocidad en ¡un kilómetro por hora! Bien está que ataje el exceso de inercia pero resulta más insólito que persiga al pequeño infractor. Superar el límite establecido en hora punta es una utopía que no está al alcance de ningún conductor, pero venirse arriba cuando la M-30 está despejada es algo que hace la inmensa mayoría.
Antes de establecer su récord le conmino a que se dé una vuelta en su vehículo, a la velocidad límite, y verá cómo le entra un complejo horroroso de concejal tortuga. Le van a pasar por la derecha y por la izquierda, (que es el flanco más débil de un concejal de derechas). No es que seamos todos alumnos de la escuela de pilotaje de Carlos Sáinz pero lo cierto es que se circula a otro ritmo más animado. No se trata de peligrosos kamikazes que se lanzan a tumba abierta sino de honestos padres de familia que regresan al hogar con asfalto libre por delante; otro capítulo son los locos del volante que circulan a 200 kilómetros por hora por la ciudad, sobre los que debe caer todo el peso punitivo de la ley.

Resulta duro castigar a los que se han pasado en un solo kilómetro por hora, no debe ser fácil ajustar los aparatos de medición para que sepan distinguir entre el que va a 90 y el que circula a 91. Su medida va a provocar bastantes frenazos cuando se ruede cuesta abajo y llevado por la fuerza de la inercia que es una ley física no sujeta a la reglamentación municipal. Siempre se ha tenido en cuenta un cierto margen para los vehículos de motor, sin embargo parece que usted se lo ha tomado al pie de la letra que es la peor manera de imponer una norma. En todo caso estoy convencido de que acabará con la deuda municipal; la duda es saber en qué va a invertir toda la millonada que va a recaudar en la carretera de circunvalación.

La M-30 se ha convertido en una calle más de Madrid, en «una herida abierta» como acertadamente la definió el alcalde. Lo suyo es tomar medidas para que sea una vía rápida y no un continuo lamento. Así que lo de la multa a los «alocados» que superan por poco el límite de velocidad permitido parece una carnavalada propia de estas fechas que tampoco va a arreglar nada. En fin, señor concejal Pedro Calvo, que se ha quedado usted como un ídem con su propia genialidad.

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