Los adefesios urbanos

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

La presión popular a veces surge efecto, de algo vale quejarse. Que se lo digan a los vecinos de Costa Rica, año largo de obras para construir un túnel y al final les iban a decorar la plaza con unos arbolitos metálicos que eran paragüeros con raíces de plomo. Un espanto con todas las letras, una cagarruta urbana, un bigudí oxidable.

Finalmente la presión popular ha llegado al Ayuntamiento de Madrid y han quitado los adefesios para dejar sus huecos abiertos. La pregunta ahora es saber si pondrán algo peor porque Groucho nos dijo que toda situación desesperada es susceptible de empeoramiento. Igual por quitar un arbolito te cascan la colección completa de enanitos de jardín, o un ancla. Puestos a imaginar algo extraño y de mal gusto podrían haber puesto el yate “Azor” de Franco que ahora navega por los mares de Castilla.

Toda obra pública debería contar con un periodo de aceptación por corto que éste fuera. No está mal hablar con los vecinos, preguntarles sus sugerencias, escuchar sus dudas, incluso registrar sus temores (ya sean infundados o no).

En esta ocasión se han librado del espanto urbano, la siguiente ya veremos. Y lo que es peor: que sepan el resto de madrileños que por ahí circula un camión cargado de arbolitos metálicos a la espera de un terrenito en el que establecerse. Sabido es que el mal gusto siempre es una epidemia.

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