Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS
Queridas Sandra y Verónica… (en tu caso nunca estuvo mejor puesto un nombre a un torero): buscábais una oportunidad y Vistalegre ha cumplido con el ritual de templo iniciático del valor y el arte. Habéis pasado entre los 100 elegidos a la final por calidad y trabajo. Si tenemos en cuenta que hay otros concursos donde se premia más a los debutantes se entenderá mejor vuestro mérito.La Oportunidad no es un Gran Hermano donde por rascarse el ombligo en el sofá te caen contratos de televisión para despellejar al personal, ni Operación Triunfo donde por ser el rey del karaoke te arañan por la calle y las discográficas te ponen piso en Miami.Lo vuestro más que O.T. es O.C. (Operación Cuerno), una serie de capotazos que te sacarán por la puerta grande de la final o por la enfermería, nunca por la puerta falsa de la indiferencia.El premio: un vestido de luces del maestro El Juli. O sea, como si a Bisbal por ganar O.T. le entregan una chaqueta usada de Julio Iglesias (emocionante sin duda, pero cutre también).
Ser mujer no es mejor ni peor que ser hombre en el mundo taurino.Esto ha evolucionado mucho salvo algunos empresarios chochos y el granito insobornable de Las Ventas donde se espachurran las posaderas de los aficionados (exactamente igual hoy que hace 74 años). Se torea como se es, así que tranquilas, pies quietos, manos bajas y lentas, y a poneos en vuestro sitio. Os van a llenar la cabeza de consejos, algunos más sabios que otros: la habilidad consiste en saber cuáles son los buenos (la vida está copiada de una tarde de toros donde hay emoción, deseos, pufos, gente que mira y algunos que ayudan, sol, sombra, triunfo, moscas y muerte).
Por si fuera de vuestro interés y sin ánimo de pontificar: al toro, respeto; al público, consideración; al crítico, atención; al empresario, pavor, y lealtad a vosotras mismas. Tampoco está de más una velita al ganadero para que el bicho embista y ayude en la faena, y otra a la corte celestial para que se apiade de vosotras. Ser becario en el mundo del toro es comerse las ganaderías que no quieren las figuras; eso se entiende bien en cuanto el morlaco asoma por toriles con una cornamenta de alivio, toros enormes que parecen del Parque Jurásico. El resto viene en los libros, en las tertulias, en las palabras de los maestros retirados.Las escuelas taurinas hacen mucho, pero hay crónicas de obligada lectura, como las de Javier Villán. ¡Suerte, toreros!
P.D.: es mejor que os saquen en hombros que en helicóptero; por suerte, Vistalegre está techada.
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