Huelga de duquesas

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Schwarzenegger es un bruto que se ha hartado de descoyuntar enemigos en el cine, pero que luego es muy mirado con la prensa. Dice que le molestan los paparazzi en California, (en aquel rancho de sus caprichos donde funciona la pena de muerte igual de bien que los ascensores, y como estos si se atasca la maquinaria viene corriendo un técnico y la deja lista en cuestión de minutos). Para un tipo como Schwarzenegger los paparazzi son moscas en la punta de un misil; nada. Le irritan porque en todas partes cuecen tomates y no le gusta que anden por la calle tirando fotos a sus amigos ricos y famosos.

En este lado del Imperio también hay paparazzis pero no tenemos Schwarzenegger salvo en películas para ver con el home cinema, que es donde mejor crujen los huesos de los malos, es de un realismo tal que alguna leche se han llevado los que se ponen cerca de la pantalla. No tenemos a héroes musculados, pero sí tenemos a Cayetana de Alba que ha enviado carta a la agencia EFE pidiendo árnica. Cayetana es protagonista perpetuo muy a su pesar, los miembros de su familia tienen una gran tendencia a salir en los medios de comunicación. Aquellos que proporcionan portadas cada semana casualmente viven en el Palacio de Liria, (también llamado de “lidia” por su afición a toros y toreros). De eso no tiene la culpa Cayetana pero ya es casualidad. Si la duquesa fuera como Schwarzenegger (que ya es mucho comparar), mandaría a los paparazzi a hacer papa-fritas a un atolón del Canal de la Mancha, pero para llegar a tan alto grado de depravación tendrían que votar a la duquesa como presidenta de la Comunidad de Madrid. No se pueden imaginar la pereza que le puede dar a Cayetana el discurso de investidura, por ese lado imposible.

Puede haber huelga de duquesas: quince días sin pisar estación de tren o aeropuerto, sin bailar sevillanas, sin ir al Rocío, algo que se antoja francamente doloroso. España no se debe permitir un enfado de Cayetana de Alba porque gracias a ella (y eso no lo dice la carta) comen familias y familias de paparazzis. Es posible que esa huelga la pueda soportar ella que es mujer fuerte, de probada solvencia económica, pero no tanto sus hijos, parentela, ex yernos y antiguas nueras. Quizá la tercera vía sea fundar una cofradía, al estilo de la semana santa sevillana y disfrazar a todos los miembros de la Casa con túnica y cíngulo, así irían por la calle más discretos. Cierto que para bajarse del AVE el capirote es un coñazo pero más cornadas dan las cámaras de televisión. Se pueden poner de nombre: Real y Muy Venerable Hermandad de las Siete Exclusivas, y la tela que la corten Vitorio y Lucchino.

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