‘Madrid es azul y amarillo’

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

RETRATO

Orígenes. Madrid, 1965. Currículo. Estudió en un colegio especial hasta que una maestra, pionera en la integración de discapacitados, pensó que era mejor un colegio corriente. «A mis compañeras les dijeron que iba a estar tumbada en vez de sentada (para que no me doliera la columna). Lo entendieron e incluso me ayudaban».Se licenció en Trabajo Social en la Universidad y ganó una oposición al Ayuntamiento de Madrid para trabajar en el Samur Social. Aficiones.«Salir con amigos, charlar, pasear ¡y reír!». Debilidades. «La lectura y los niños». Virtudes. «Escucho, callo e intento entender». Defectos.«A veces me guardo cosas».

«No hay que quedarse en los problemas porque la vida es bella» / «Si dicen ‘mira qué bonito pero está hecho con los pies’, los mando a freír monas / «Yo no he tenido que superar nada, sino usar lo que tengo» / «Ésta aparenta ser una ciudad fácil porque viene la gente como churros, pero hay que entenderla. En principio es abierta, pero hacer amigos cuesta»

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Virginia es única, no sólo porque sea la única pintora que hay en Madrid que trabaja con los pies, sino porque tiene una fuerza fuera de lo común (aunque ella nunca lo admitiría en público).Trabaja en el Samur Social de teleoperadora, se encarga de resolver los problemas de otros, muchos muy dramáticos. La vida le dejó como gorrión sin alas, pero eso no quiere decir que no pueda volar. Lo hace a diario con sus pinceles y cada vez que se reúne con los amigos «hasta las cinco de la mañana». Le gustan los niños, la fotografía y el color azul.
Pregunta.- ¿Usted qué pinta?

Respuesta.- ¿En lienzo?, lo que siento y quiero expresar, y en la vida intento estar lo mejor posible.

P.- De moral, bien.

R.- ¡Enorme! Me gusta celebrar mis cumpleaños, conozco tanta gente que no ha llegado que es mejor festejarlo, (risas).

P.- ¿La vida es bella?

R.- Si sabemos verla, sí. No hay que quedarse en los problemas porque es muy bonita.

P.- ¿Es duro el Samur Social?

R.- Lo es por los temas que tocamos, pero a veces nos llaman para dar las gracias porque han conseguido aquello que les aconsejamos.

P.- ¿La pintura es placer?

R.- Puede serlo pero también refleja tu estado de ánimo, hay días en los que se nota que estás de mala leche.

P.- Un lienzo en blanco, ¿chilla?

R.- A mí me pone negra porque pienso: qué pongo ahí. La primera mancha sale muy bonita pero al profundizar surgen los problemas.

P.- ¿Da igual pintar con manos o con pies?

R.- A esos efectos, para los problemas, es exactamente lo mismo.

P.- ¿Está bien hacer las cosas con los pies?

R.- Estuve en una tienda donde el encargado se quejaba de un envío diciendo «¡esto está hecho con los pies!». Y yo le respondí: «¡no te metas con los pies que no tienen ninguna culpa, eh! (risas).

P.- ¿Su mejor cuadro?

R.- Uno en el que sale el metro de Sol, un día de diciembre oscuro.Fue elegido para convertirlo en christmas de Navidad por mi asociación (pintores que trabajan con la boca y con el pie). Pero, finalmente, en Londres, donde los imprimen, decidieron que no.

P.- ¿Gente sin rostro, ni brazos?

R.- De noche todos los gatos son pardos. Son figuras, la gente somos así.

P.- ¿Los vende?

R.- No, una vez quisieron comprarme uno en la Feria de Albacete pero a mi madre le dio mucha pena venderlo, ahí lo tengo.

P.- ¿Por qué pintora?

R.- Cuando comencé con el turno de tarde pensé que no era normal utilizar las mañanas para dormir, así que me apunté a pintura.En realidad, la que se iba a apuntar era mi madre.

P.- ¿Le gusta el público?

R.- Cuando hago una exposición me gusta escuchar lo que dicen.Si dicen «mira qué bonito, pero está hecho con los pies» los mando a freír monas mentalmente (risas).

P.- ¿El arte eleva?

R.- Depende, también hay gente que trabaja por encargos para ganarse la vida. Conozco a deprimidos porque el arte que les gusta no vende.

P.- ¿Lo suyo es heroico?

R.- Por ahí vamos fatal. Que otras personas en mis circunstancias no quieran superarse es una pena, pero eso no quiere decir que lo mío sea heroico. Yo no he tenido que superar nada, sino usar lo que tengo.

P.- ¿Se pinta como se es?

R.- Sin duda, cuando conoces al pintor entiendes mejor el cuadro.

P.- ¿Su color favorito?

R.- ¡El azul! Es más, he llegado a tener toda la ropa de mi armario en ese tono.

P.- ¿Dónde estaría la playa de Madrid?

R.- En Cuzco. A partir de ahí hacia el Sur, todo agua. La arena, hacia Plaza de Castilla.

P.- ¿De qué color somos?

R.- Madrid es azul y amarillo, por el cielo y el amarillo que desprenden los edificios.

P.- ¿Es ciudad fácil?

R.- Lo aparenta porque viene la gente como churros, pero hay que entenderla. En principio es abierta, pero hacer amigos cuesta.

P.- A usted no creo.

R.- No, pero es curioso, casi todos viven en la zona Sur y me gasto una pasta en taxis. A ver si me los busco por la zona Norte, (risas).

P.- ¿Lo más difícil?

R.- ¡Hacer retratos! A mi pobre sobrina la pequeña la tengo pendiente desde hace tiempo. A un árbol le subes una rama y no pasa nada, pero a una persona no le puedes cambiar el ojo de sitio.

P.- ¿Por qué no expone?

R.- De manera colectiva muchas veces, pero nunca en solitario y eso que tengo cuadros. Me lo estoy planteando.

P.- ¿Todos dejamos huella?

R.- Se puede saber que ha pasado una persona, pero no dejan rastro de cómo era.

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