Objetos perdidos

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Los perdedores también tienen su historia aunque siempre se ha dicho que son los ganadores los que escriben los libros. Los perdedores de Madrid son aquellos que extraviaron un objeto y nunca más lo volvieron a recuperar, por eso salen a subasta ahora cosas que llevaban esperando desde 1924 (hasta la fecha) en la oficina municipal de objetos perdidos. Una vez el responsable de esa materia en la EMT, un poeta culto metido a oficinista, me dijo que los objetos perdidos no existen puesto que ellos sólo conocen la existencia de objetos hallados, y tenía razón.

En 1924 se llevaban las chicas estilizadas que pintaba Penagos y Madrid copiaba a París todo lo que podía, hasta que luego quiso ser Nueva York pero siempre sin perder ese aire de caserón antiguo de la Cava Baja que tuvo la ciudad hasta llegar los años sesenta en los que se multiplicó la vivienda-piojera.

Los objetos que salen a subasta hablan de la historia más atropellada de la ciudad, de aquellos que iban tan deprisa que ni siquiera cayeron en la cuenta de que los habían perdido. En cada uno de ellos hay una carga de poesía y de tristeza, fueron abandonados o quizá su dueño no vivió para buscarlos. Sin una marca conocida se incorporaron al cajón de los comunes donde las llaves chocan con soldaditos de plomo, dentaduras postizas, juguetes de sex-shop y artilugios litúrgicos? como en la letra del tanto ?cambalache? donde una Biblia reposaba junto a un calentador de agua.

Los objetos salen en subasta, a mogollón. La memoria de Madrid a granel, seguro que Alfonso Arteseros (presentador de ?Madrid en la Memoria? en Canal 6), les haría un reportaje a cada uno de ellos.
No voy a pujar porque tengo mucho respeto por el pasado. Le deseo suerte a los objetos de ayer para que nos sobrevivan, la venganza de lo inmaterial sobre el ser humano es que no tiene consciencia pero sí proyección en el tiempo. Los juguetes de latón son eternos, comparados con un soldadito con churretes y falta de pintura somos muy poca cosa.

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