El vestido

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

El desprecio es el navajeo dialéctico de los que no tienen argumentos. Para Eduardo Zaplana el traje de las mujeres africanas es un ?disfraz?, lo cuál es una barbaridad pronunciada en sede parlamentaria. El mismo día en el que el portavoz del PP decide catalogar a las personas por su atuendo los Reyes de España saltaron a petición de los valencianos que les pedía que botaran en un balcón. Y la reina Sofía, vestida de reina, saltó como si fuera una mujer africana, por lo tanto algo horrible para Zaplana.
Sus palabras consiguieron el mayor plante en el Congreso del que se tiene memoria. Para la diputada popular Alicia Sánchez Camacho era una cuestión semántica de menor importancia, más bagatela que asunto de tela. La foto de Zaplana sólo y de las mujeres a pie de hemiciclo es la prueba del nueve de que la política en España está falta de acuerdos y dejada de sastres. Ofender a la vicepresidenta del Gobierno por sus atuendos es feo, recuerda a cuando Ramallo le daba caña a Pilar Miró por la factura de los trajes de Loewe, (por desgracia para ella la Justicia le dio la razón cuando había muerto).
Debería existir un defensor del español en la mesa del Congreso, un funcionario que activara una campanita cuando alguien se extralimita en el uso de la palabra. Ayer Zaplana se pasó cuatro pueblos, lo malo es que hoy no se arrepiente y con su actitud se gana el puesto de portacoz. Por ahí vamos mal, por ahí no hay tela que cortar.

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