‘A Madrid le pondría una zeta’

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

«Los poetas somos parteras de todos los días» / «Deberían dejarnos aparcar en zona azul porque los poetas somos «carga y descarga» / «He rechazado trabajos políticos y de alguna entidad financiera» / «La palabra que más repito es grifo» / «Tengo contratos firmados para silenciar nombres que he puesto, hasta de novelas»
________________________________________________________________________________

RETRATO

Orígenes. Oviedo, 1956. Currículo. Licenciado en Filología Española, «también estudié Derecho, (vendí libros en la Cuesta de Moyano 15 días después de empezar)». Su primer libro, Aquelarre en Madrid, luego vino Bar adentro, (un libro de poemas de bar escritos en servilletas). Dirige la empresa El nombre de las cosas, una fábrica de palabras donde el obrero es un poeta, donde se acuñan nombres propios con imaginación. Aficiones. «Caminar, escribo caminando». Debilidades.«Las miradas, el vino, los amigos (y las amigas)». Virtudes.«Buscar el Norte y esperar la lluvia. Nací en Lloviedo». Defectos.«La sensibilidad, que por excesiva es defecto».
_________________________________________________________________________________

Juan Tamariz hace trucos con las manos y Fernando Beltrán con las palabras, igual que el mago se pasa el día dándole vueltas a las metáforas hasta construir una idea. Su oficina es un lápiz y un papel; su dedicación, reinventar el nombre de las cosas.Este poeta transeúnte que colecciona todo lo que encuentra por la calle -guantes, chupetes, pinzas de la ropa (y las mete dentro de botes de cristal)- es el autor de marcas muy conocidas entre ellas Amena y Faunia.
Pregunta.- ¿Es el sumo hacedor?

Respuesta.- (Risas)… ¡Dios mío!, ¿Qué responder?

P.- ¿Dios es de su gremio?

R.- Si vamos al Génesis, Dios pone nombre a las cosas, pero llama al hombre para que nombre a los animales, y a las plantas.

P.- ¿Qué es un poeta?

R.- El poeta es la comadrona que ayuda a crear.

P.- ¿Usted es más partera que poeta?

R.- (Risas) ¡Sí! Los poetas somos parteras de todos los días.

P.- ¿Es un chollo vender palabras?

R.- Quizá visto desde fuera, desde dentro le juro que es una obsesión que pesa mucho.

P.- ¿Vive de la poesía?

R.- Yo vivo de la poesía pero no como de ella, por eso creé hace 16 años El nombre de las cosas. Me di cuenta que en la comunicación nadie se ocupaba de buscar los nombres.

P.- ¿Es usted el único?

R.- Creo que sí, y en todo caso soy creador de nombres, no de marcas. Investigo en la ilusión primera.

P.- ¿Por qué camina?

R.- Porque paseando se llega a muchos sitios, no sólo al lugar de destino. Incluso si te equivocas, en el error hay mucho acierto.

P.- ¿Dónde está la poesía?

R.- Volvía de un congreso de poetas, en un tren, y al pararse la máquina el revisor nos dijo que «en la estación habían quemado unas unidades unos desapercibidos».

P.- ¿Suya es Amena?

R.- Amena fue un nombre que me cambió la vida. En el mundo de las telecomunicaciones todo era en inglés, gané un concurso de ideas con una palabra distinta, en castellano.

P.- ¿Se hizo rico?

R.- No, me abrió las puertas para vivir de esto. Y nos llegaron más encargos.

P.- ¿Lo suyo tiene nombre?

R.- ¡No! Tal vez «poeta y nombrador», como puso mi hija de siete años en una ficha del colegio.

P.- ¿Salió poeta la niña?

R.- Una vez me dijo: ¡Papá, me he dado cuenta de que eres asturiano y padrileño! Es lo que soy.

P.- ¿Es poesía rentable?

R.- Con mi poesía intento escribir mi verdad, con la empresa le pongo nombre a la verdad de los demás.

P.- ¿Se siente especie única?

R.- Rara avis, tanto como las avutardas o como los abejorros que vuelan sin cumplir las reglas de la termodinámica. Es un misterio por qué vuelan.

P.- ¿Trabajaría para un político?

R.- Sería un trabajo que me complicaría la vida porque necesito convencerme del proyecto.

P.- ¿Ha rechazado algo?

R.- Sí, trabajos políticos y de alguna entidad financiera. No creía en el producto.

P.- ¿Todo tiene nombre?

R.- Ya decía Platón que todas las cosas tienen un nombre natural, (pero a veces el cliente no lo ve). Si la persona no está convencida es mejor que elija otro.

P.- ¿Y con sus hijos?

R.- No tuve que hacer tormenta de ideas: Marta y Lucía, fue sencillo.En cambio sí que me preguntan por nombres para otros hijos.

P.- ¿Leonor es suyo?

R.- (Risas) No, no es mío Pero sí que tengo contratos firmados para silenciar nombres que he puesto, hasta de novelas.

P.- ¿Su palabra más hermosa?

R.- Lluvia, yo nací en Asturias, en Lloviedo. Pero la palabra que más repito es grifo.

P.- ¿Otro nombre para Madrid?

R.- Quizá le pondría una zeta, dejando un punto sobre la i en forma admirativa.

P.- ¿Aparca en zona azul?

R.- ¡Qué va!, pero deberían dejarnos aparcar porque los poetas somos carga y descarga.

P.- ¿Hay poesía en los sms?

R.- Sí, creo que es un aparato que permite el hecho poético.En un mensaje decimos en pocas palabras lo que queremos decir, como en un poema.

P.- ¿Trasnochador por inspiración?

R.- Y en la oficina a las ocho. Duermo poco, sueño despierto.

P.- ¿Recitaría en el metro?

R.- Lo hice junto a unos amigos en La compañía poética momentánea.Y en 1987 participé en la exposición Rimas y metros en todas las estaciones de Madrid. Cinco años después se hizo en el metro de Nueva York.

P.- ¿Su palabra comodín?

R.- Sin dudar: «voy».

Compartir:

Etiquetas: ,

Deja una respuesta

*