Las bicicletas son para el juzgado

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

A hora podemos tomar la dimensión exacta de la proeza de Bahamontes al ganar un Tour a base de cenar tortilla y desayunar café con leche mojado en croissant; todo un héroe. Cualquiera que tenga una bicicleta para salir los domingos de paseo puede darse cuenta de que los repechitos aunque se bajen con alegría de colegial se suben con penuria de cantero, mover las bicicletas como si fueran zapatillas de ballet no debe ser lo normal. En la llamada “Operación Puerto” están cayendo más ciclistas que concejales de Marbella, sin entrar en muchos detalles parece ser que había toda una red de draculines expertos en sacar sangre y renovar el organismo como el que ventila una habitación. Para su desgracia lo guardaban todo en un ordenador que ofrece nombres y dosis, la salud artificial rompe el saco y les joroba el negocio. Teniendo en cuenta lo que han especulado con la vida de los deportistas, me alegro de que les hayan pillado con la jeringa en la mano.
Los primeros indicadores de la existencia de la mafia del glóbulo rojo fueron la muerte prematura (cuando no el suicidio) de jóvenes corredores, algo anormal estaba sucediendo, no todo iba a ser producto del estrés de la competición y de las pesadillas del éxito. Algo olía a podrido en el mundo de los equipos ciclistas, aquello había dejado de ser un deporte probablemente después de que Induráin ganara su quinto Tour, y a partir de ese momento los equipos pensaron que era el momento de diseñar al corredor a base de trasfusiones oportunas. Si por medios naturales no podían acceder el podio no iban a dejar que la realidad les estropeara una buena carrera, mientras ellos daban pedales un bote de plasma se enfriaba en la nevera en el lugar donde se guarda el vino blanco.

Este año el pelotón de Francia correrá esposado, o bajo sospecha, o pendiente de una visita de la Policía cuando el hotel duerme. Las escapadas serán, etimológicamente, impecables: más de uno saldrá por piernas y más de dos mirará si le persigue el juez o el grueso del pelotón. Y lo peor de todo es que el ejemplo de sacrificio y de lucha que dan a la gente joven, se ha venido abajo. Cuando el deporte se diseña en un laboratorio en lugar de en una pizarra es que algo funciona mal tirando a pésimo.

De los cientos de libros que se han escrito para glosar la épica del ciclismo habrá que someter a cuarentena a más de la mitad. No eran héroes todos los que recibieron el ramo de flores y los besos de la victoria, y lo peor es que se envenenaron su cuerpo de tal manera que están condenados a griparse al primer esfuerzo. Fernán Gómez escribió que las bicicletas son para el verano, una fruslería comparada con la canalla del pelotón multicolor

Compartir:

Etiquetas: ,

Deja una respuesta

*