«Es bueno ser un poco soñador»

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

RETRATO
Origen. Madrid, 1969. Currículo. Con 16 años empieza a volar en ultraligero. En 1991 realiza un curso de vuelo acrobático en EEUU donde aprende a manejar el avión como si fuera de papel. En 1992 sufrió un grave accidente que no le retiró de los vuelos acrobáticos, al contrario. Es fundador del Centro Avanzado de Vuelo Acrobático, piloto de aviones y helicópteros, y un experto en paracaidismo. Tuvo una agencia de publicidad. Aficiones. «La fotografía y el cine como espectador, y como técnico». Debilidades. «Ser demasiado buena persona». Virtudes. «Honestidad y sencillez». Defectos. «Un pelín de intransigencia, y muy impaciente».
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Para volar tan rápido y hacer piruetas hay que tener los pies bien sujetos en la tierra, Alejandro los tiene. Es un tipo que ama el silencio y que trabaja en el filo de lo imposible, su avión es el camello que se cuela en el ojo de la aguja. Arriba está solo, para volar no hace falta llevar compañía. Su vida es pura letra de Mecano: «Entre el cielo y el suelo hay algo…».
Pregunta.- ¿Su oficio es de: pá habernos matao?

Respuesta.- (Risas)… No creo que más que otros. Todo el mundo piensa que lo relacionado con el aire es más peligroso, no deja de ser un tabú.

P.- ¿Practica un deporte de riesgo?

R.- El riesgo es venir al deporte, a veces es más arriesgado el camino al aeródromo que luego volar. Si un deporte no es de riesgo no resulta interesante.

P.- ¿Es bueno despegar y despegarse?

R.- Nadie sería interesante si sólo tuviera los pies en la tierra. Es bueno ser un poco soñador y despegarse.

P.- ¿El suyo es un oficio de soledad?

R.- La soledad está en uno mismo y yo me siento completo, incluso aprecio los momentos de soledad.

P.- ¿Arriba sólo manda usted?

R.- Arriba eres el rey de todo, claro. Cuando vuelas experimentas placer que puede estar relacionado con poder.

P.- ¿El hombre manda en la máquina?

R.- Sí, pero no olvidemos que la máquina puede fallar y eso es un problema.

P.- ¿Las cosas pasan muy deprisa?

R.- Y el tiempo es distinto pero también uno se acomoda a la celeridad. El tiempo es subjetivo.

P.- ¿Nota el efecto de la relatividad?

R.- Paradójicamente, cuando las cosas pasan muy rápido, la mente se ralentiza y es capaz de masticar más en menos tiempo.

P.- ¿Es el barón rojo de Las Rozas?

R.- No me gustaría porque fue famoso por derribar y matar gente. Soy una persona muy pacífica.

P.- ¿Y el toro que lleva en el avión?

R.- Es un signo de identidad español que me gusta mucho. El toro es fuerza, voluntad y carisma. Me gusta sentirme español, quizá por genética.

P.- ¿Los Mclean no son de Lavapiés precisamente?

R.- Pues sí, bastante, llevamos tres generaciones aquí. Mi bisabuelo escocés decidió que España era mejor que Escocia.

P.- ¿Descarta poner una gitanilla en el salpicadero?

R.- Eso sería ser localista, en mi caso es lo contrario.

P.- ¿Y un ‘papá no corras’?

R.- (Risas). Esperaría tener lo contrario, un ‘papá corre mucho y gana’.

P.- ¿Hay placer en el riesgo?

R.- Por supuesto, la adrenalina es placer, ver cómo tu cuerpo y tu mente lidian con el riesgo.

P.- ¿Vuelve a casa relajado?

R.- Físicamente sí aunque la cabeza nunca para de dar vueltas. Disfruto mucho de la chimenea, del salón y de ver una buena película.

P.- ¿Es un hombre con alas?

R.- Seguro, sí.

P.- ¿O pájaro con avión?

R.- Un pájaro con avión sería un ser frustrado, un hombre con alas es todo lo contrario.

P.- ¿Tiene vista de águila?

R.- Más que vista de águila, percepción… este tipo de trabajos tiene ventajas que uno traslada a la vida diaria.

P.- ¿Su avión es perfecto porque sólo cabe uno?

R.- En realidad sobro yo (risas)… ninguna máquina es perfecta, todas pueden mejorarse.

P.- ¿Qué es Madrid desde arriba?

R.- Desde el aire Madrid es una gran ciudad en crecimiento.

P.- ¿Arriba no hay atascos?

R.- Pero sí muchos controles aéreos, unas normas muy estrictas.

P.- ¿Ha visto angelitos tocando la lira?

R.- No he visto angelitos, pero me los imagino… hay días en los que por la forma de las nubes estar en el aire se convierte en una tremenda metáfora.

P.- ¿Pasa miedo como pasajero?

R.- A veces sí, no por volar, sino porque no tengo control sobre lo que está pasando. Incomoda no saber lo que pasa en cabina.

P.- ¿Si le dejaran un avión comercial, el aterrizaje sería distinto?

R.- Probablemente… quizá sería más rápido, los pasajeros iban a ahorrar mucho tiempo.

P.- ¿Cuanto más vuela más miedo?

R.- Al final no deja de ser una cuestión estadística… también a más años vivas menos te van a quedar.

P.- ¿No sería más tranquilo ser campeón de futbolín?

R.- O jugar al ajedrez. Lo más relajante es aquello que más te apasiona.

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