Promesas, ladrillos y desencantos

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Una gran parte de la política se dedica a glosar la gloria del señorito/a que defiende, así podemos encontrar unas loas tipo Mio Cid en muchas administraciones. Glosas que se dividen en cánticos televisivos, misas solemnes parlamentarias, incienso diverso y retratistas de cámara. Otra parte se dedica a colar mensajes bajo cuerda a los medios de comunicación, (aceptemos que es periodismo del que dice que investiga), y una parte no tan pequeña mezcla el futuro con trucos de Juan Tamariz. A ese último sector pertenecen las promesas preelectorales, cuidado con ellas porque tienen efectos secundarios, entre ellos el desencanto. El campeón del mundo es el presidente andaluz, si por Chaves fuera todas las casas de Andalucía tendrían ascensor, las amas de casa una paga y el genio de la lámpara les haría la cama a los jubilados cuando juegan a las cartas. Lo último es la vivienda gratuita. Tururú.
El Ministerio del ladrillo es uno de los arcanos mayores de Zapatero, existe pero nadie sabe bien cómo se manifiesta. Y de aquí a los próximos seis meses va a participar en la política de promesas fantásticas, así que por ofrecer que no quede, vamos que nos vamos. Podemos montar una gran tómbola nacional con todas las ofertas gubernamentales y que la presente Lorenzo Milá. Gran parte del encanto de la mentira está en que el engañado se deja timar, pero no lo reconoce. Este verano pude asistir a los trucos de magia en un hotel de la costa que realizaba el mago Ambrosio, el tipo era muy bueno, pero luego me pidió si tenía unos cables porque no le arrancaba la batería del coche. Ahí me di cuenta, no sin cierta decepción, de que no hay truco infalible.
A Solbes se le ha puesto cara de tsunami y todavía el mar ni se agita. En el centro de prevención de huracanes del Caribe no se atreven a fijar la intensidad de la crisis que viene, (puede ser del uno al cinco). Quizá no sea tan fuerte, pero escuchando tronar a Rajoy uno puede pensar que está en peligro el crecimiento de por vida y que las carrozas se volverán calabazas y los caballos ratones, como en el cuento de Cenicienta. Pero lo cierto es que España crece al cuatro por ciento que es más de cómo lo hace nuestro entorno. Quizá le hiciera falta a Solbes fichar al mago Ambrosio para que le diera alegría a sus comparecencias públicas.
Me han dicho que en la farmacia venden una vacuna que sirve para prevenir la fiebre de promesas electorales. Lo mejor es no caer en la tentación y guardar cautela. El piso para todos no lo consigue ni el mago Ambrosio, y mira que el puñetero era bueno porque en las mangas tenía más palomas que un campanario.

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