Un rico sin complejos

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

George Soros es un rico de los que dibujaba Serafín en sus viñetas, un tipo que se ha forrado a base de especular y de ir de pirata de las bolsas mundiales. En reciente entrevista, Soros ha demostrado que no tiene hígado, ni estómago, ni corazón; todas esas vísceras se las tuvo que extirpar para seguir haciendo negocios a discreción.
George Soros proclama sin rubor que el estado del bienestar se ha acabado, y aquí no pasa nada. Para ser justos alguien debería decir que hay que expropiar a los ricos y juzgarlos por abuso de propiedades; pero no hay sindicatos capaces de responder con la misma moneda. Al revés, cuestionan el estado del bienestar y nos quedamos sentados a ver cómo nos desmontan el chiringuito.
Los ricos como Soros, lo que no pueden soportar es que la gente pueda tener acceso a un cierto nivel de vida. Está claro que su negocio es cuánto más gente peor, yo mejor. De otra forma no se puede entender su forma de actuar.
No hay Premio Nobel a la Repugnancia pero en caso de existir habría que dárselo a este sujeto que proclama, sin rubor alguno, la supresión de los derechos adquiridos por los trabajadores y ni se pispa el muy cretino. De alguna manera en Europa, con eso de las 65 horas, le ha dado la razón.
Estos ricos son los que justifican la mala fama y alimentan las revoluciones. Igual que ogros comen personas y eructan maleficios.

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