La semilla

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Somos de asimilación lenta. Esto lo conoce Solbes que se tiene muy leído a Unamuno. Discutimos las consecuencias financieras de la crisis actual cuando, de repente, nos llegan las secuelas de la depresión del 98. En la tristeza por la pérdida de Cuba y Filipinas podemos encontrar las causas primigenias de la baja calidad del semen español; aquello que empezó siendo una contrariedad nos metió luego en una depresión de bragueta. La lenta asimilación de los problemas, debido a nuestro carácter responsable, explica que la semilla del español haya descendido a niveles insospechados. Tal es la angustia que siente el espermatozoide que se ha dispersado y reducido en su número, así que cuando se encuentra con un óvulo en lugar de fecundar lo que hace es pasar a su lado como el que lleva prisa.
Hay gente que tiene oficios muy raros, (por ejemplo los que guardan la orina del ciclista Lance Armstrong durante diez años en un bote), y luego están los que trabajan en proyectos de fecundidad para la OMS, un organismo que determina cuál es la movilidad, volumen y concentración de los espermatozoides. Con perdón, hacen la misma función que los helicópteros de la policía que calculan el número de manifestantes. Esa organización de salud mundial es la que denuncia que más de la mitad del semen de los jóvenes españoles no da la talla. El informe echa por tierra el mito de los vaqueros apretados, en realidad todo se debe a una mala alimentación y a la contaminación industrial.
Esos son los datos clínicos pero la OMS no tiene en cuenta que somos un pueblo que asimila con lentitud las adversidades. Insisto: pagamos ahora los efectos sicológicos de la pérdida de las colonias. Por lo tanto dentro de otros cien años la naturaleza nos pasará la factura de la crisis actual, (al margen de las medidas que se tomen para recuperar los mercados). Será cuando los escasos espermatozoides que nos queden sientan una enorme pereza y se nieguen a trabajar el sábado por la noche. Es fácil imaginárselos vestidos de blanco y con casco, como Woody Allen en una de sus películas. De seguir por este camino de la depresión llegará el momento en el que los espermatozoides de los españoles se extingan como los dinosaurios en las praderas. Aquello que empezó siendo un problema en la cabeza termina convertido en una angustia entre las piernas.
Decía un doctor en televisión que la solución vendría por practicar más el sexo, o dicho en otras palabras por hacer maniobras militares para tener entrenados a los ?bichitos copulativos?. Si esto nos pasa por el hundimiento de la flota del almirante Cervera en Santiago de Cuba, no quiero pensar en las consecuencias de las ?subprime? dentro de cien años. Bush tiene la culpa de que nuestros espermatozoides adelgacen y desaparezcan. Estamos en una crisis de la Bolsa (de la escrotal), con las semillitas a la baja y sin tocar fondo.

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