Adiós al puño

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Julián Muñoz, “Cachuli” para la Historia, ha enseñado la pirula por el mismo motivo que Zapatero no va a ir a Rodiezmo, por una cuestión de pose. El presidente no busca la foto con los sindicalistas que le ponían detrás como el público que colocan en el programa de “Ana Rosa”, esa gente que rellena tan bien. Mejor así porque el pañuelo rojo le sienta como a un guiri en San Fermín, se nota que no está en la cosa ideológica si no en la estética, como si el asesor de comunicación le hubiera dicho: “¡Levante el puño, jefe!”. Luego está ese lío de todos los años porque salvo Alfonso Guerra los demás no saben si levantar el brazo derecho, o el izquierdo, y así la foto tiene un desangelado aire de sketch de los Tricicle cuando representan que van agarrados a la barra del autobús. No hay creencia en la acción, sólo oportunidad en la foto, y se nota.
Otro asunto es que ni Zapatero ni las ministras dominan completa la letra de “La Internacional” y la ceremonia desluce. Los más listos se ponen cerca de Alfonso Guerra que sí la conoce porque la ha cantado por lo bajinis cuando la ilegalidad y la sigue cantando a estas alturas de la vida. En cambio para Zapatero “La Internacional” es cosa de “chunda-chunda” como hace Camacho cuando toca sentir el himno nacional. Es decir que al presidente le va poco el “rojerío” porque a la altura de un minero es un pijo de capital que viene a hacerse la foto una vez al año y luego se marcha en el coche oscuro levantando el polvo del camino. También a Aznar le gustaba la partidita de dominó con los paisanos de Quintanilla de Onésimo, tras la rigurosa visita al monasterio de Silos. La diferencia es que si ganaba en el dominó a los paisanos se le cabreaban igual pero no le montaban una huelga en septiembre. No consta que Aznar haya vuelto a Quintanilla, lo suyo es que ahora quede con ellos en la cinta del gimnasio y luego se tomen unos zumos energéticos que no engordan y ponen mazas.
“Cachuli” con su portada en horizontal lo que hace es tomarse las cosas con más calma, en el fondo y sin traje de baño es un hedonista aunque no tenga ni pajolera idea de los epicúreos. Tampoco Zapatero conoce a la izquierda a la que había tomado como relleno en la foto; ahora le basta con unos banqueros y unos dirigentes mundiales para ser feliz. Adiós a la mina, al puño y renuncia completa a la izquierda que por otra parte tenía mustia como pirula de “Cachuli”.

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