Tripas negras

(“ELBOLETIN.COM, miércoles 25 de julio 2012)

Hoy día de Santiago apóstol, santo patrón de España, suena más acertadamente que nunca el grito de: “¡Santiago y cierra España!”, (al que podemos añadir: y que el último apague la luz, por favor).
No son tiempos de adivinos porque la tasa de predicción está superada por la tasa de estupefacción. Son tiempos de mirar hacia adentro y de evaluar lo que podamos hacer sin que resulte muy doloroso empezando por recortar lo prescindible y es aquí cuándo nos damos cuenta de que hemos construido el Estado de lo prescindible en el que abundan las mamandurrias y los colocados a dedo. Acabar con esa estructura mastodóntica es mucho peor que ser intervenidos por el coreógrafo de Georgie Dann y dar saltitos de gato para así no apreciar que nos quemamos los pies con las brasas de los incendios.
En uno de esos fuegos que azotaron el Ampurdán vimos a un rebaño de cabras calcinadas y juntas; las cabras, las ovejas, los carneros vienen y van de la vida juntos, y bien acaban en un matadero o en un jersey pero trenzados. En tiempos de Roma se abría las tripas de un ave para ver lo que nos aguardaba el futuro pero viendo la posición de las cabras calcinadas nos podemos hacer una idea de lo que nos espera. No hace falta subir al Ampurdán ver cómo disparan los malos en el saloon de los mercados dónde antes había señores y hoy son todo gañanes que van a por el beneficio a toda costa.
El mandato de Rajoy está ligado también al de ese grupo de cabras oscuras que se perdieron por el bosque y fueron al camino equivocado. Algunas personas se arrojaron al mar para ser rescatadas por barcas de pescadores pero hasta el mar estaba en llamas y murieron un padre y su hija.
Como es el día toca hacer plegaria al santo patrón pero ni logrando la vuelta más rápida con el botafumeiro, (antecedente del acelerador de partículas), podemos alcanzar un mejor resultado.

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