Metros cuadrados

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Una vez superado el debate sobre los minipisos, en el que me quedé más sólo que la una defendiendo la propuesta de la ministra Trujillo, me dispongo a añadir otro nuevo elemento para la discusión. Ya que todo lo medimos por metros, todo lo pesamos, todo lo vemos con criterio de mayorista, la pregunta es: ¿cuánto ocupa un tonto? Pero un tonto del bote, un lelo, un panoli, un gilí, un papamoscas, un cabeza hueca, un marmolillo federado.

Esta pregunta se responde muy fácilmente cuando se va al volante: un tonto ocupa el espacio que le falta a los demás, se cruza de carril a carril y suele llevar detrás una cola de procesión en romería.

¿Qué espacio vital le hace falta a un tonto para desempeñar su labor sin que los demás se irriten? Si hiciéramos los números no habría en España suelo urbanizable para montar adosados para tontos del culo.

Sin duda que nos falta terreno.

Además, el tonto tiene la sensación del niño que ha ventoseado: todos se dan cuenta menos él.

Cada uno que haga sus cuentas y calcule dónde mete a sus tontos de cabecera para que no ocupen demasiado espacio.

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