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Ideas propias

enero 2nd, 2014 - el boletín - Sin comentarios

(“EL BOLETIN“, jueves 2 de enero 2014)

Por si acaso, por si alguno decide desmandarse y pensar por su cuenta en el PP recuerdan que hay que apoyar con votos lo que venía en el programa electoral, nada de discrepancias y mucho menos abrir debates que se tienen por ociosos a pesar de la importancia de los argumentos que tratan. Lo acaba de recordar el portavoz en el Senado, Manuel Barreiro, el voto es una gracia divina y no debe andar en manos de monaguillos zangolotinos. Una norma que se comenta en voz alta para que nadie crea que queda a salvo, a ver si Cifuentes, Monago o Villalobos se creen que tienen derecho a voto secreto.
Todo parte de lo que parece son quejas de Gallardón a Rajoy porque le escaman tantas voces en contra y cree que mas que ir contra la Ley del Aborto lo que hacen es cuestionar su posición política. A sagaz no hay quién le gane a Gallardón; en política te juzgan por lo que haces y también por cómo lo haces, si pensaba que iba a salir en hombros del Congreso me parece que se ha equivocado bastante. Ese papel de víctima Gallardón sabe explotarlo mejor que nadie, recordemos que en el tiempo que desciende un ascensor de la séptima planta a la primera estuvo a punto de dejar la política, o al menos así se lo dijo a Esperanza Aguirre, pero luego se arrepintió y puso cara de chico bueno que iba a ayudar a Mariano en lo que hiciera falta. En realidad Gallardón nunca ha dejado de ayudarse a sí mismo porque su ego está al nivel de su ombligo y éste es mayor que un agujero negro en la galaxia. El ministro que iba de “liberalote” es el mismo que en su día pidió el secuestro de un número de “Cambio 16” y el que se reía de Aguirre por considerarla un dinosaurio liberal. Este ministro es el que aupó la progresía bien pensante porque les daba mamandurrias culturales cuando estuvo en la Comunidad y en el Ayuntamiento.
Aquello de la soberanía que reside en el pueblo y que el escaño es del diputado y no de su jefe de filas es otro chiste que nos han contado y que tiene poca gracia. A la hora de la verdad todos a votar lo que diga la mano que mece las urnas, y si te pones tonto te sacan de las listas como le van a hacer a Vidal Qadras con el Parlamento Europeo.
Libertad, sí claro, pero solo para algunas cosas puntuales y ninguna de ellas con importancia significativa. Al tiempo que Gallardón no convierta la votación de la Ley del Aborto en un plebiscito para ver cómo está si tronío en Génova. Cospedal ya puede tomar nota y de paso preguntar cuántas veces se han visto Gallardón y Arenas en los últimos días, aquí huele a maniobras en la oscuridad a pesar de que estamos en días entrañables en los que llegan mensajes de absurda camaradería al teléfono móvil.
Tener ideas propias nunca estuvo bien visto, era cosa de disidentes, de mal agradecidos, de casposos, aquí se impone seguir al dedo y hablar pero bajito.

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La tercera dama

enero 14th, 2012 - ABC Madrid/ OPINION - Sin comentarios

(Publicado en ABC Madrid, el sábado 14 de enero. 2012)

Cristina Cifuentes es más conversadora que conservadora. Prueba de lo primero es que no resulta raro verla en alguna tertulia televisiva, y prueba de lo segundo es que se desmarcó de la línea oficial de su partido que recurrió el matrimonio homosexual. Cifuentes no pasa desapercibida en una reunión ni por su presencia, ni por lo combativa que es con sus argumentos. Y prueba del éxito que ha tenido su forma de ser es que todos los grupos parlamentarios madrileños han aplaudido su nombramiento; es delegada por aclamación, ya es raro. Ahora bien, a partir de ahora tendrá que abandonar tertulias y espacios virtuales en los que se movía como pez en el agua, (por no decir “gato”), y recortar su intensa vida en Twitter dónde profileran sus comentarios y no era extraño leer un cuerpo a cuerpo con quién le quisiera plantear batalla ideológica. Si había que remangarse lo hacía. Dicho a lo castizo: si a Cristina Cifuentes le buscan, le encuentran. Otra cosa es que, ahora, el mando y la autoridad que le confiere ser la “tercera dama de Madrid”, por detrás de Aguirre y Botella, le recorte vehemencias.
Las hemerotecas dicen, y los que la conocen desde hace tiempo saben, que lleva cerca de veinte años dedicada a la política regional a la que llegó desde la Universidad Complutense cuándo el entonces rector, Gustavo Villapalos, decidió dar el salto al Gobierno de Gallardón. Más tarde supo reciclarse del equipo de Gallardón al de Aguirre y le salió mejor que a otros que luego se quedaron tirados. Es una gran lectora y con notable habilidad para la ironía; en una ocasión declaró a este cronista que a ella lo que más le gustaba era leer tumbada en el sofá de casa porque “yo me realizo en horizontal”, (frase que ha quedado en la memoria colectiva de las cosas madrileñas).
En su Face Book tiene fotos junto a políticos de derechas, centro e izquierda, y en más de una ocasión ha presumido de tener amigos “rojos”, una amistad que debe ser de ida y vuelta a tenor de las fotos. Quizá en su elección haya primado que cuándo toca ponerse a la faena lo hace y en su día dinamizó la actividad del PP en los pueblos de la región, más tarde fue vicepresidenta de la Asamblea de Madrid, y luego le tocó presidir el comité de garantías que expedientó a Cobo por sus palabras contra Esperanza Aguirre. Pero eso ya pasó, “pelillos a la mar” como dijo la presidenta queriendo olvidar las “náuseas” que le provocaron aquella “gestapillo de vómito” al entonces vicealcalde de Madrid, ahora felizmente reubicado en IFEMA.
C.C, (era Brigitte Bardot, rubia también, la que dijo que para triunfar en la vida conviene tener nombre y apellidos que compartan inicial), tiene la difícil misión de velar por el orden y la seguridad de los madrileños. Un asunto que le restará tiempo para leer y escribir en Twitter, pero a diferencia de sus antecesores sabe que no juega en territorio comanche, conoce bien la administración regional.

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