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El lejano parentesco de los números primos

junio 1st, 2010 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Pitágoras, ese gran desconocido. Los distintos planes de estudio que hemos experimentado, (todos ellos creados con la intención de potenciar la educación de nuestros hijos), arrojan los mismos malos datos de siempre con respecto a las matemáticas. Aprobar con un cinco raspón, y con un examen más fácil que el del año pasado a decir de los profesores, no es bueno. Pensemos que estos niños serán luego los economistas que nos ayuden a salir de la crisis puesto que va para largo, y una cosa es utilizar la “contabilidad creativa”, y otra muy distinta apuñalar la tabla del 9 por la espalda. Hipotenusa, catetos, senos y cosenos están tan lejos de la realidad de los alumnos madrileños como Marte del lago de la Casa de Campo. Los decimales se atragantan, los logaritmos se vuelven espesos y la raíz cuadrada es aquella cosa que se esconde debajo de una uve gigante y cuyo valor se desconoce hasta que no aparece el profesor y resuelve el problema con el pasmo del alumnado que asiste a un truco de magia… “¡ahhh!”, dicen.
Aprobar se ha conseguido pero con una nota tan rácana que es mejor silbar mirando a otra parte. Superada la barrera de no sumar peras con manzanas parece que lo siguiente es un misterio de arcano mayor. Las ecuaciones son esos laberintos que llenan las pizarras en horizontal y que al final siempre da X, o Y. Podemos echar la culpa a los romanos que tenían un sistema numérico que quedaría muy mono en los relojes de sol pero que provocó un colapso neuronal en los descendientes del Imperio. Teniendo en cuenta que hay mucho adulto que pasa cerca de la Puerta de Alcalá todos los días y no consigue descifrar en qué año la inauguró Carlos III, como para pedir maravillas en una multiplicación con números romanos.
Lo suyo es rendirse ante la evidencia, aquí somos más “de salir” que de “sumar”, y con estas terrazas tan agradables todos los números se convierten en primos. En el caso de los niños todos los parques se convierten en lugares de evasión; es indudable que resulta más interesante perseguir a una lagartija que despejar una incógnita.
La autoridad educativa correspondiente tiene por delante el reto de contagiar a los alumnos la alegría por los números, una tarea inútil si ellos no ponen algo de su parte. Quizá podríamos clonar a Pitágoras y hacerle personaje de serie infantil. Tenemos claro que uno y uno son dos, pero a partir de ese momento se abre un horizonte inescrutable e inmensamente peligroso. ¡Vaya por dos!, o por tres.

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El lejano parentesco de los números primos

junio 1st, 2010 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Pitágoras, ese gran desconocido. Los distintos planes de estudio que hemos experimentado, (todos ellos creados con la intención de potenciar la educación de nuestros hijos), arrojan los mismos malos datos de siempre con respecto a las matemáticas. Aprobar con un cinco raspón, y con un examen más fácil que el del año pasado a decir de los profesores, no es bueno. Pensemos que estos niños serán luego los economistas que nos ayuden a salir de la crisis puesto que va para largo, y una cosa es utilizar la “contabilidad creativa”, y otra muy distinta apuñalar la tabla del 9 por la espalda. Hipotenusa, catetos, senos y cosenos están tan lejos de la realidad de los alumnos madrileños como Marte del lago de la Casa de Campo. Los decimales se atragantan, los logaritmos se vuelven espesos y la raíz cuadrada es aquella cosa que se esconde debajo de una uve gigante y cuyo valor se desconoce hasta que no aparece el profesor y resuelve el problema con el pasmo del alumnado que asiste a un truco de magia… “¡ahhh!”, dicen.
Aprobar se ha conseguido pero con una nota tan rácana que es mejor silbar mirando a otra parte. Superada la barrera de no sumar peras con manzanas parece que lo siguiente es un misterio de arcano mayor. Las ecuaciones son esos laberintos que llenan las pizarras en horizontal y que al final siempre da X, o Y. Podemos echar la culpa a los romanos que tenían un sistema numérico que quedaría muy mono en los relojes de sol pero que provocó un colapso neuronal en los descendientes del Imperio. Teniendo en cuenta que hay mucho adulto que pasa cerca de la Puerta de Alcalá todos los días y no consigue descifrar en qué año la inauguró Carlos III, como para pedir maravillas en una multiplicación con números romanos.
Lo suyo es rendirse ante la evidencia, aquí somos más “de salir” que de “sumar”, y con estas terrazas tan agradables todos los números se convierten en primos. En el caso de los niños todos los parques se convierten en lugares de evasión; es indudable que resulta más interesante perseguir a una lagartija que despejar una incógnita.
La autoridad educativa correspondiente tiene por delante el reto de contagiar a los alumnos la alegría por los números, una tarea inútil si ellos no ponen algo de su parte. Quizá podríamos clonar a Pitágoras y hacerle personaje de serie infantil. Tenemos claro que uno y uno son dos, pero a partir de ese momento se abre un horizonte inescrutable e inmensamente peligroso. ¡Vaya por dos!, o por tres.

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Gallardón al cubo

mayo 29th, 2010 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Para evitar una nueva subida de la tasa de basura, un “basurazo plus”, el alcalde de Madrid ha inventado una fórmula que consiste en no pagar más pero que a cambio se recoja la basura un día menos, eso sí la empresa encargada trabajara una jornada el doble, (lo correspondiente más la carga que se dejó el día anterior). Bien es verdad que si hubiera aplicado ese criterio al inicio del “basurazo” nunca se hubiera producido tal, (desde un principio el Ayuntamiento podía haber negociado mantener la tasa antigua con un día menos de recogida).
La cuestión se puede formular en el lenguaje de Pitágoras: “recorte + realidad – recogidas = Gallardón3, (o lo que es lo mismo, Gallardón al cubo es el resultado de aplicar lo que hay con los recursos que se tienen después de haber gestionado como si la crisis fuera un virus que sólo afecta a los demás). Una fórmula que en caso de nuevos agobios el alcalde podría llevar a otros sectores, por ejemplo al de los jardineros que tiene en rebelión, y que las flores opten por auto-podarse cuando lo estimen oportuno, o agostarse hasta que surjan cactus por generación espontánea. Aplicable a cuántos servicios sociales presta el Ayuntamiento que pueden ser objeto de recortes, (ya se puede hacer a la idea el manager de los Reyes Magos de que este año o aceptan ser un dúo, o tendrán que llegar a Madrid por videoconferencia).
El ciudadano tendrá que recordar el día de la semana “que no toca”, y recordarle a su pareja: “hoy no, cariño” para que entienda que no se debe bajar la bolsa. Lo más recomendable, aunque también lo más inútil, es añadir un cuarto cubo de los residuos, el de la bolsa amarilla, el de la bolsa verde, el de la bolsa blanca… y ahora el de la bolsa de “mañana”. Gallardón a la cuarta potencia, elevado al cuatro, sin duda que un empujón para su ego ya de por sí multiplicado por su ausencia de humildad.
Tampoco es recomendable que se aplauda esta fórmula matemática porque puede llegar a otros escenarios, se pueden dar cursos de bricomanía para que el vecino ocioso cubra los agujeros del asfalto con una mezcla de harina y agua hecha en el horno. O que la gente salga de casa con un candil de tal manera que no haga falta encender el alumbrado público. O que el alcalde cambie su coche eléctrico por el de los Picapiedra y le vamos empujando en las cuestas.

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Mira quién baila

mayo 26th, 2010 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

No sé si lo sabrán pero hace una semana estuvimos a punto de que los alemanes se hartaran de nosotros y nos enviaran, directamente, a hacer puñetas o lo que es lo mismo a seguir la final de ese concurso en el que bailan los famosos y la gente se queda embobada viéndolo. Hace una semana, mientras Rajoy contemplaba pasivo un partido de tenis en Madrid, y Zapatero tenía otro de sus momentos “zen”, estuvieron a punto de mandarnos a la inopia del futuro europeo.
El noble pueblo español, llamado “el respetable” según la maldad de algún crítico perverso, de nuevo permaneció ajeno a su destino y esperó que del cielo le cayera algún maná porque en el fondo creemos que nos lo merecemos todo. A efectos sociológicos nos comportamos como niños en el patio que juegan distendidos porque saben que alguien les estará haciendo la comida. De esta nos hemos librado, ya veremos la siguiente, pero de lo que no nos libramos es de una manera pasota de ver la vida que roza con patológicos rasgos de suicida. Antes de que los japoneses inventaran el “kamikaze” en España habíamos creado el pasota integral que confía en la divina providencia y en tomarse unas cañitas porque con él no podrá el mal fario. Pasotas, pancistas, vagos y redomados señoritos que nunca se han tomado en serio su destino. Lo siento: no tenemos remedio.
Uno experimenta cierta envidia cuando ve que los franceses tienen solucionado, desde hace dos siglos, el concepto de nación y aquí estamos con que la patria es algo “discutido” y “discutible”. Tan catetos somos que en lugar de ensalzar los méritos ajenos nos tenemos una envidia racial que raya con el absurdo y, en vez de aprender de la diversidad que nos une lo que hacemos es pelearnos en distintas lenguas.
El Senado va a crear un cuerpo de traductores para que se entienda esta torre de Babel. Espero que no trasladen a otras lenguas oficiales las palabras de la senadora socialista por Jaén, Adoración Quesada, que fue tan borrica como para afirmar que el desempleo no puede ser más alto porque la calle está llena de “bemeuves” y de parados que van a los toros y a las romerías.
Seria deseable que hubiera una reacción más contundente y un cabreo generalizado pero no, al revés, llega el buen tiempo y no nos va a jorobar el vermouth la señora Merkel. Amodorrados ciudadanos que se conforman con ser figuras del Museo de Cera. Eso: mira quién baila, mira quién no piensa, mira quién grita gol, mira quién se rasca la tripa. Y, mientras, mira hacia dónde nos vamos. No me gustaría acabar el artículo con una palabra que huela mal pero no tengo otro remedio, ya lo dijo Fernán Gómez en un momento de lucidez: “¡a la mierda!”. Ahí mismo.

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Mira quién baila

mayo 23rd, 2010 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

No sé si lo sabrán pero hace una semana estuvimos a punto de que los alemanes se hartaran de nosotros y nos enviaran, directamente, a hacer puñetas o lo que es lo mismo a seguir la final de ese concurso en el que bailan los famosos y la gente se queda embobada viéndolo. Hace una semana, mientras Rajoy contemplaba pasivo un partido de tenis en Madrid, y Zapatero tenía otro de sus momentos “zen”, estuvieron a punto de mandarnos a la inopia del futuro europeo.
El noble pueblo español, llamado “el respetable” según la maldad de algún crítico perverso, de nuevo permaneció ajeno a su destino y esperó que del cielo le cayera algún maná porque en el fondo creemos que nos lo merecemos todo. A efectos sociológicos nos comportamos como niños en el patio que juegan distendidos porque saben que alguien les estará haciendo la comida. De esta nos hemos librado, ya veremos la siguiente, pero de lo que no nos libramos es de una manera pasota de ver la vida que roza con patológicos rasgos de suicida. Antes de que los japoneses inventaran el “kamikaze” en España habíamos creado el pasota integral que confía en la divina providencia y en tomarse unas cañitas porque con él no podrá el mal fario. Pasotas, pancistas, vagos y redomados señoritos que nunca se han tomado en serio su destino. Lo siento: no tenemos remedio.
Uno experimenta cierta envidia cuando ve que los franceses tienen solucionado, desde hace dos siglos, el concepto de nación y aquí estamos con que la patria es algo “discutido” y “discutible”. Tan catetos somos que en lugar de ensalzar los méritos ajenos nos tenemos una envidia racial que raya con el absurdo y, en vez de aprender de la diversidad que nos une lo que hacemos es pelearnos en distintas lenguas.
El Senado va a crear un cuerpo de traductores para que se entienda esta torre de Babel. Espero que no trasladen a otras lenguas oficiales las palabras de la senadora socialista por Jaén, Adoración Quesada, que fue tan borrica como para afirmar que el desempleo no puede ser más alto porque la calle está llena de “bemeuves” y de parados que van a los toros y a las romerías.
Seria deseable que hubiera una reacción más contundente y un cabreo generalizado pero no, al revés, llega el buen tiempo y no nos va a jorobar el vermouth la señora Merkel. Amodorrados ciudadanos que se conforman con ser figuras del Museo de Cera. Eso: mira quién baila, mira quién no piensa, mira quién grita gol, mira quién se rasca la tripa. Y, mientras, mira hacia dónde nos vamos. No me gustaría acabar el artículo con una palabra que huela mal pero no tengo otro remedio, ya lo dijo Fernán Gómez en un momento de lucidez: “¡a la mierda!”. Ahí mismo.

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Feliz en la adversidad

mayo 20th, 2010 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

En la vida, al contrario que en las películas de vaqueros, hay más jefes que indios. Los “indios” atléticos siempre hemos sido objeto de reserva, de coña y de preguntas tan simpáticas como: “¿Papá por qué somos del Atleti?” La lógica habitual, la más pelotera, lleva a que los niños sean del Real Madrid desde su más tierna infancia porque es el equipo que tiene los cromos más cotizados del patio. En cambio ser del Atlético siempre ha quedado como una extravagancia que de vez en cuando era premiada con el triunfo, pero entre victoria y victoria han pasado tantos años que a Neptuno le sube la tensión cuando escucha las bocinas del triunfo; se asusta el pobre por la falta de costumbre. En cambio los del Real Madrid han estado siempre en la galaxia, entre estrellas, remontadas, victorias, goles y copas. Pero a veces cambia el curso de la historia y tengo para mí que ha sido el Ayuntamiento que ha variado el cauce del Manzanares y con ello ha alejado el maleficio.
Soy Atlético porque creo que se le puede ganar al diablo en una partida de póquer aún teniendo él las cartas marcadas, porque tiene un punto utópico de soñar con lo imposible, porque el cabronazo de Luís Aragonés me hizo llorar al meter el gol en la final al Bayern de Munich, porque este equipo ha pasado por el infierno y ha resucitado, porque es el único club dónde se adora a un “mono”, se aplaude a un uruguayo, juega el yerno de Dios, se ponen flores en el corner a Pantic, y se pueden disputar dos finales importantes en una semana… para luego pasar años en la parra de la indiferencia.
Soy del Atlético porque creo en el más allá, (puesto que en algún lugar nos tienen que compensar por todo este sufrimiento). Es el único equipo de Europa que podría llenar un fondo del estadio con sus antiguos entrenadores pero, a la vez, podría poner una estrella con el nombre de sus mitos y alfombrar la M-30. Para este club, rojo y ácrata, (blanco pero menos), no existe la Ley de la Gravedad, todavía no se reconoce a Newton como científico, por eso Vieri se fue a la línea dónde acaba el campo y lanzó una parábola que dejó seco al Paok en la temporada 97-98. Y porque no reconoce las leyes físicas Caminero envió la cintura de Nadal al taller de chapa y pintura el año del “doblete”. Pero soy del Atlético también porque palmamos una Liga al empatar con el Oviedo, (se remontó un 0-2 en cuatro minutos y Esteban le paró un penalti a Hasselbaink). Entonces algún creativo ingenioso ideó la campaña de “un añito en el infierno”, pero como somos así de rebeldes le hicimos una ampliación del alquiler a Satanás que nos tuvo entre fogones dos temporadas. De manera alucinante los abonos no sólo no bajaron si no que las gradas se llenaron de más entregados a la causa. Había que creer en la recuperación del Atlético como si se tratara del cuarto milagro de Fátima.
Nadie en su sano juicio habría permanecido fiel a un equipo que se arrastraba por los campos de Segunda. Otros se habrían borrado como el protagonista del anuncio que lleva la bufanda hasta la tumba de su padre: “me rindo, no puedo más, quiero a dejarlo”, y la rama del árbol le mete una leche que le hace recapacitar. Quizá también sea eso, que la causa del Atleti se lleva hasta las últimas consecuencias, (Jesús Gil se hizo enterrar con una bandera rojiblanca del tamaño de su ego). No sabemos si habrá reencarnación pero en caso de producirse Gil lo primero que haría es ir al campo envuelto su esqueleto en la bandera.
En este equipo a veces se gana pero más veces se pierde, ¿y qué?, ¿qué pasa?, ¿no se puede ser feliz en la adversidad? Que nos quiten lo “palmao”. Uno reconoce a otro atlético cuando al girar su muñeca con gesto de impaciencia dice: “¡árbitro, la hora!”, cuando en realidad te quería decir que eran las diez y media. ¡Indios!, esa gente tan descarada como irreductible que sacan la lengua cuando gritan gol y dan un rodeo para no pasar por Concha Espina… no vaya a ser que se conviertan a la “fe verdadera”.

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Una ceremonia de cámara en ambiente muy selecto

mayo 16th, 2010 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Resulta curioso que en el día de un santo, (San Isidro labrador), el Ayuntamiento de Madrid premie a la mayor latifundista de España que es la duquesa de Alba. Gallardón se agarró del brazo de la duquesa, y no al revés, desde la entrada en cortejo por la puerta del patio acristalado hasta el final del acto que fue con música de cámara y partitura de Luigi Boccherini. La duquesa, calificada como “sencilla y cercana” por el alcalde, no fue con el novio funcionario que habrá menguado después de que Zapatero le bajara el sueldo. Mucha cámara, por la música, también por las cámaras los reporteros que perseguían a la hija pequeña de la duquesa, Maria Eugenia, (que se marchó sin participar en el vino español, huyendo de las preguntas y protegida por su hermano Cayetano, ambos a paso militar y algo molestos). Hubo mucha cámara y camarillas como se vieron al acabar los discursos. Mucha cámara y poco organillo para un acto tan ilustrado como poco castizo.
Así como el 2 de mayo en la Puerta del Sol tiene aire de pradera de San Isidro por lo abigarrado del aforo y lo dispar de los invitados, la ceremonia de Cibeles es una cita para elegidos, apenas cuatrocientas personas tirando por todo lo alto. Al margen de los premiados: la citada duquesa de Alba, Luz Casal, (Tul Casal por el vistoso traje que llevaba), el pintor Antonio López, y Rodrigo Rato, el morbo estaba en ver cómo se relacionaban las autoridades municipales y regionales. El vicepresidente de la Comunidad, Ignacio González, hizo la entrada flanqueado por sus consejeros Ana Isabel Mariño e Ignacio Echeverría. Con ellos el portavoz adjunto del PP en la Asamblea, Juan Soler, que se supo en “territorio comanche” al encontrarse con Iñaki Oyarzabal, secretario general del PP en el País Vasco, al que días antes había calificado en su blog como “persona de formación académica, política y cultural digamos que limitada”. Sin embargo Soler estaba cómodo: “me gusta jugar en campo contrario”.
Otro punto caliente fue el encuentro entre Ignacio González, Manuel Cobo y Pío García Escudero que llegó tarde a la ceremonia. Los tres conversaban en animada charla, se supone que hablarían de la pasión común que les une, el Real Madrid. En Cibeles se hablaba mucho de fútbol quizá para no tocar otros asuntos. La resaca del triunfo del Atlético ha tenido efectos secundarios en la voz del coordinador general de IU, Gregorio Gordo, que arrastra una afonía modelo Forlán que piensa acentuar el próximo miércoles cuando acuda a Barcelona. “Este equipo ha cambiado el curso de la historia, antes jugábamos como nunca y perdíamos como siempre, y ahora no jugamos ni a las tabas y ganamos”, decía. Igual de cansada, pero con voz, estaba la delegada del Gobierno Amparo Valcarce que fue otra de las que regresó en vuelo del “alter-hours” junto a la presidenta de la Asamblea, Elvira Rodríguez, también presente.
Ignacio González tuvo que escuchar en primera fila, como Gallardón calificaba a Rodrigo Rato como “el mejor presidente que podría tener Caja Madrid”, y se quedó tan pancho, eso sí obviando que fue él quién hizo todo lo posible para laminar el camino de González. El protocolo sentó próximos a Fernández Tapias y a Tomás Gómez, Maru Menéndez y David Lucas.
El resto eran concejales con mando y en la oposición, empresarios como Arturo y Lucio. Y, también Teddy Bautista, al verlo pasar alguien advirtió: “¡cuidado, no silbéis, que está ahí el de la SGAE”.

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El ruido de Las Ventas

mayo 9th, 2010 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

ueda pendiente resolver la cuestión de dónde pasan las moscas el invierno, lo que tenemos por cierto es que reaparecen el primer día de San Isidro y le dan vueltas a la Plaza como el que no tiene entrada y persigue al reventa. Ese de allá para acá tan suyo en busca de una calva, de la visera de charol de un portero, o de un abanico de varillas de nácar.
Todo lo que rodea a la Plaza de Las Ventas es tradición popular madrileña no escrita que se repite todos los mayos, de ahí que los jubilados se sienten en la escalera junto al monumento de Luís Miguel y aguarden a que den las seis para que abran las puertas y entrar antes que nadie; también es costumbre que los vendedores de pipas le tiren tejos a las chiquillas que pasan solas; y que del metro salga el público como si fueran futbolistas que emergen por el túnel de vestuarios con la prisa del que llega tarde. Una costumbre que dice que todo japonés que esté de visita en Madrid deberá hacerse una foto delante de la puerta grande sin saber lo que es una puerta grande con un cartel de toros enrollado en las manos, y que deberá seguir a un tío con un paraguas rojo que les marca el camino entre la multitud, un Moisés del travel-tour para vecinos de Osaka. El sentido de “plaza de pueblo” se manifiesta de manera más palmaria en los toros dónde la sociedad se divide entre “el perfume”, (tendidos bajos de sombra), y el tercer estado, (tendidos de sol, allá dónde la piedra más se calienta y se demuestra la afición sudando la gota gorda junto a una gorda, o gordo, porque los desequilibrios nutricionales también están regulados por la paridad). Los tres estamentos de la antigüedad se dan cita en torno a Las Ventas: la aristocracia del palco en los que hay secundarios de cuadros de El Greco que meriendan bandejas de jamón y prueba pastelitos de Embassy de postre, luego está la nobleza de los tendidos bajos de sombra que se da cita en el bar del 1, piden güisqui que pagan con billetes sin esperar la vuelta y, finalmente, el pueblo llano que tiene que hacer descansos en la subida a la grada como los que escalan una montaña se detienen a coger fuerzas. Esos beben lo que traen de casa, o en su defecto unas cervezas en las cantinas dónde te llaman de tú y se habla muy alto.
Junto a la entrada de caballos los mitómanos organizados esperan la llegada de las furgonetas con los toreros, les dan palmaditas en la espalda que sumadas todas juntas es como si les dieran una paliza en las cervicales, “¡fírmame maestro, que eres el más grande!”, y el picador le da vueltas al castoreño concentrado en sus cosas. La cuadrilla cuando se baja del coche tiene cara de no estar allí, hasta es posible que padezcan una sordera selectiva que les alivia de la presión de “patio de manicomio” como llamó Esplá a todo el camino que lleva hasta que se inicia el paseíllo. En la otra parte de la plaza, junto a la puerta de arrastre, los coches oficiales y los coches de los ganaderos que son la opulencia con volante de madera, se sabe que son de campo porque lucen el hierro de la ganadería junto a la matrícula. Ellos, y sobre todo ellas, vestidos para asistir a una Ópera del pueblo que mantiene el mismo rito desde los tiempos de Paquiro pasando por los Bienvenida que aquí oficiaron con categoría de obispos del Cossío, y por allí el “Platanito” que ya no busca su oportunidad si no que le compren un décimo de Lotería y le pidan que enseñe cómo se da un natural con el programa de mano, “¡ole los toreros buenos!”. Aplauden siempre al doblar el toro, son de los que sacan pañuelo de hilo para pedir la oreja; en cambio en la otra media plaza se usa más el pañuelo de papel. Los ricos se saludan sin palmotadas en la espalda, se dan la mano mientras que bajo el otro brazo llevan su almohadilla propia porque la guata de las que venden en la plaza les da alergia de cartilla, (todo lo que es colectivo lo tienen por producto de posguerra). En cambio las clases populares son más de camisa abierta y de cazadora que igual se atan a los michelines que se la ponen de toca para evitar el sol cruel sobre sus cabezas; esos que se pasan la bota de vino y que hablan con la boca abierta y sueltan miguitas de pan al vitorear las faenas. Esos que atizan cera y se quejan cuando el toro coge un bache. Suenan a voz rota, a pueblo llano, a BIC sin escolarizar.
El ruido de Las Ventas provoca atascos a las seis de la tarde en la M-30. El toro veleta que está encima del reloj bien lo sabe. El toro veleta ayer trabajó poco, apenas movió los cuernos, ya volverá el viento empujando a las nubes de agua que siempre vienen de Toledo como los japoneses vienen de Osaka.

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Una mañana de Sol

mayo 3rd, 2010 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Menos mal que Napoleón nos envió a unos mamelucos hace doscientos años porque de otra manera no sé qué haríamos cuando llega el 2 de mayo en Madrid. Y, con la excusa de rememorar a Daoiz y Velarde se celebra una entrega de premios, un desfile con tropas, (este año hasta con aviones, ¿dónde está el consejero del Aire de la Comunidad?), y posterior ágape en la sede del Gobierno regional que siempre es animado por las presencias, los cruces de miradas, y por las ausencias. López Viejo no fue.
Podría decirse que le echó valor Manuel Cobo, (vicealcalde de Madrid), para adentrarse en el cocktail aún a riesgo de que el canapé le produjera “vómito” por no tragarlo bien, o que Gallardón cada vez que visita su antigua sede hace todo lo posible para que se note que juega en campo contrario y está el tiempo justo. Pues por encima de ellos dos, o por encima del valor de Manuel Cháves que hacía de enviado de Zapatero al que Aguirre tiene por el nuevo “Pepe Botella”, (alguien que detenta un poder que no le corresponde), está el valor de Bruno de la Ye que es el embajador de Francia que se paseaba con su enorme Cruz de Plata de la Comunidad prendida en el pecho, y con una banda roja que para sí la quisieran las misses coronadas, habrá que preguntarle al embajador cómo se traduce a su idioma la expresión: “más contento que el Ricardito”. Ser francés y presumir de ello un 2 de mayo en Madrid es un acto heroico, sin duda, es como si al nieto del conde Drácula le eligen pregonero de las Fiestas del Ajo. Igual.
Recepción multitudinaria, abigarrada y festiva con medallistas y premiados entre los que se mezcla el estado llano que somos los de la información que estamos al político y al canapé. Uno tiene la duda de si Fidalgo, (al que muchos colocan como futuro candidato de UpyD), no estuvo porque se quedó en la puerta puesto no cabía ni un alfiler de canto. Espalda con espalda el ciento y la madre, (que para eso también era su día); te girabas y pisabas a un pope ortodoxo, a un militar de alta graduación, o te dabas con un obispo, o sonreías a un consejero, a un alcalde, a un banquero, a un periodista, a una actriz. Y así Lina Morgan premiada, Soraya Sáenz de Santamaría de “niña” de Rajoy que no pudo ir, Rodrigo Rato corbata verde, Tomás Gómez, Gregorio Gordo, David Lucas y Ángel Pérez. Paco Granados narraba las excelencias de “su Atleti”, (Cerezo no apareció para que los gorrones no le pidan entradas, se supone); si por Granados hubiera sido le habría dado varias medallas a Forlán. Ignacio González, vicepresidente “vice-requerido” en los corros de los mentideros. Más allá los alcaldes socialistas del sur que esta vez no vinieron caminando como tienen por costumbre si no en coche, igual que Alberto Contador se dejó la bicicleta a pesar de que es el más rápido de Madrid sobre dos ruedas. Lucia Figar espectacular como acostumbra, Gador Ongil, Engracia Higaldo. Ni la boca de metro de Sol en hora punta, Parada, aquel que fue de “Cine de Barrio” con gafas pero sin pianista, María José Cantudo tal cuál la recordamos de “Las Leandras”, Vargas Llosa de escritor elegante con traje oscuro, y unos señores disfrazados de voluntarios del Regimiento de Madrid que lucharon en Bailén. Eso sí, el uniforme perfectamente planchado porque para presumir de memoria castiza tampoco hace falta ir hecho un gañán. Si el general Castaños levantara la cabeza estaría orgulloso del estado de revista que presentan sus tropas.
Se vieron los tradicionales círculos de besamanos alrededor de Esperanza Aguirre que es única a la hora de convocar recepciones, (en Sol se ponen y se quitan sillas, aparecen y desaparecen camareros con la velocidad con la que se cambia el escenario en el Teatro Real). Y, como cada año, José Ricardo Martínez y Javier López, (UGT y CCOO), siempre juntos como los “Fernández y Fernández” de Tintín, condición que tienen más que asumida; unidad sindical le llaman. Más allá Olga María Ramos presumiendo de hija como presumía de madre cupletera, Ana Botella sin marido, Isabel Linares directora general de Telemadrid, Fermín Lucas de Ifema, Jesús Gatell presidente de los hoteleros de Madrid, un catalán que lleva en Madrid veinte años y que siempre ha creído en el turismo de esta región.
El mejor día de Madrid se lo debemos a Napoleón, a su hermano José y al general Murat. Ellos son los que tuvieron una visión de la región a larga distancia, responsables de una modernidad que se abrió paso a cañonazos.

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Apenas un 1 de mayo

mayo 1st, 2010 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Este año el 1 de mayo más que caer en fin de semana ha caído en paro, se notaba en la escasa concurrencia. Se palpa en el movimiento sindical un cierto cansancio que es poco atractivo, de ahí la foto final en la Puerta del Sol apenas ocupada en un cuarto de su superficie; más asfalto que obreros, más ruido que mensajes, más sindicalistas en el escenario que público. Entre los guiris habituales se cruzaba la caravana de la otrora “famélica legión” ahora convertida en paseo cardiosaludable a tenor de la edad media de los presentes. Caminar juntos como solución de urgencia para no estar parados es un mensaje vacío cuando el desempleo sube. El paro galopa y los sindicatos pasean, una de las diferencias de este año. Una caravana que batió el récord de velocidad en ascender la calle Alcalá sin paradas, había ganas de acabar pronto. Se escucharon pocas críticas al Gobierno entre otras cosas porque también había socialistas en la cabecera, (Pedro Zerolo, Tomás Gómez, Pedro Castro). De haber aparecido Elena Salgado tampoco hubiera pasado nada, otra más en la fiesta.
A los viejos enemigos del sindicalismo madrileño: la banca y Esperanza Aguirre, Javier López, (secretario general de Comisiones Obreras de Madrid) añadía también a los tertulianos de la televisión que pasan a categoría de enemigos íntimos de la lucha sindical, (“el PP es el partido de los tertulianos”, decía). La tertulia como prolongación de la política por otros medios como diría Von Clausewitz. Habrá que ver lo que responde Belén Esteban por alusiones, teniendo en cuenta que es la mayor tertuliana de España.
La misma pancarta de todos los años, agarrada a ella Méndez y Toxo. Mismo mensaje nueva apatía del personal sólo animada con la batucada de tambores que suele acompañar estos actos de un tiempo a esta parte, y que apaga los cánticos de megáfono, o quizá ayer el speaker del megáfono también se cogió la mañana para asuntos propios. Sobre nuestras cabezas un cielo color liberado que ni siquiera tuvo la piedad de romper en tormenta para que algo extraordinario ocurriera y se pudiera maldecir con motivo. Ciento veinte años después de la primera cita del primero de mayo como día de los trabajadores a esta causa le hace falta un estirón de piel y un chute de vitaminas; “día del parado con banderas ocultado”, decía una pancarta casera. “¿Y vosotros qué hacéis?”, le espetó un transeúnte a la cabecera en la que también iban Cayo Lara y Gaspar Llamazares. De aumentar la distancia entre trabajadores y mensaje de los sindicatos éstos se convertirán en una casta igual que la banca, o la patronal. Dicho en otras palabras: si Marx levantara la cabeza se pedía un vermouth en la terraza del Bellas Artes.
Una bandera republicana modelo grandes ocasiones, alguna pegatina de “nunca maix” y la armónica del octogenario militante Antonio García que tocaba “La Internacional” sin quitarse su viejo abrigo a pesar del intenso calor. Vieja la melodía, viejo el intérprete, viejo este 1 de mayo.

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