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Paisajes de tren

mayo 15th, 2005 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Cada vez que tengo noticias de nuevos aviones (con mayor capacidad y con motores más potentes), me gusta más el tren. No sólo por llevar la contraria, que es una actividad muy saludable, sino porque de todos los medios de transporte que ha inventado el ser humano el tren me parece el más sensato. No es el más veloz, ni el que cruza los mares, ¿pero quién dijo que hacía falta codearse con las nubes? En los años que llevo como viajero no he conocido otro medio de transporte mejor; en el tren la gente todavía se saluda, comparte charla, camino y menú, cada túnel es una sorpresa, hay paisajes de ventanilla irrepetibles y no sufre las turbulencias del avión ni el oleaje del barco. Por descontado que en la vía no hay atascos ni operaciones salidas.
Buen ejemplo de lo placentero que es el tren es la idea de la Diputación de recuperar los casi ochenta kilómetros de vía del antiguo camino entre La Fuente de San Esteban y Barca DŽAlva, una construcción fechada cuando todavía Cuba y Filipinas eran territorios españoles. Aquel final del XIX fueron los primeros intentos del hombre por desafiar a la naturaleza, unas vías por la que iba a circular una gran carreta tirada por bueyes mecánicos, una proeza sin límite, una chulería de los ingenieros que desafiaban las normas conocidas. En aquellos años había quien sostenía que la velocidad máxima que podía soportar un ser humano, sin desintegrarse, era de treinta kilómetros por hora. A partir de ese registro los cuerpos se harían fosfatina y polvo de calcio.

Testigo mudo de la evolución de la historia es el trazado de la vía que hoy se recupera. En su día unió dos países con fronteras, supuso una innovación tecnológica de primer orden, revolucionó los tiempos, abarató costes y unió a las personas. Nunca lo sabremos del todo, pero ¿cuántos amores de andén habrá conocido la línea de La Fuente de San Esteban? En alguna parte estará el silbato del jefe de estación que dio la última salida.

De nuevo las vías volverán a unir gente aunque sea caminantes a otro paso. Ya no soplarán las máquinas, ya no saldrá el tren por el agujero del viejo túnel, ya no tendrán que temer los pastores por sus rebaños. La idea es recuperar para el hombre lo que el hombre construyó, y eso sólo puede suceder cuando se trata de un paisaje de hierro. Ya me dirán cómo se recicla la pista de un aeropuerto o una carretera. Ningún otro lugar tiene el encanto del paisaje de un tren con la solera de la Generación del 98. Iban lentos, es verdad; manchaban de carbonilla, es cierto; la amortiguación no era la mejor, de acuerdo? pero no veo a Machado escribiendo \”Soledades\” en la fila 23J de un Jumbo camino de Los Ángeles, California.

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Recuerdo de Portugal

mayo 9th, 2005 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Juan Carlos García Regalado es otro de la cofradía de los “atados a la columna”, compañero de los que hacemos estación de penitencia en las páginas de un periódico, un brillante columnista de lo cotidiano que maneja la prosa en forma de arcilla. A Juan Carlos le pueden leer en LA GACETA, pero si quieren “disfrutarlo” en el sentido más amplio del término les recomiendo vivamente su último libro “Portugal en Polaroid”. Libro de poesía disfrazado como diario de viaje. Juan Carlos se ha cogido su soledad (para conocer hay que viajar sin compañía), una cámara de fotos instantánea y ropa cómoda. El resultado no puede ser más espléndido, el libro está vivo como besugo en una lonja; hay olores, sabores, postales y paseos nocturnos.
Tengo la impresión de que el autor ha hecho el mejor viaje posible: primero ha conocido Portugal por Pessoa y sus fados, y más tarde ha decidido pisar tierra con la curiosidad del explorador que se adentra en un nuevo mundo. En realidad todo descubrimiento personal tiene siempre categoría de exclusiva, aunque se trate de un lugar por el que han pasado cientos de personas esa misma mañana; cada callejuela la hacemos cosa propia sin tener en cuenta que el paisaje no es de nadie. Ocurre también con el amor al que creemos descubrir sin admitir que repetimos el rito que marca el instinto aunque ayudado por las frases de Bogart que era un canalla de lo evidente. Enamorados y viajeros piensan que siempre estrenan zapatos.

La polaroid es la máquina más simple que existe, uno enfoca y atrapa la luz, exactamente igual que cuando mira por la ventana de un tren, y tiene que ser muy hábil porque el instante pasa muy pronto, si te descuidas se cuela en el objetivo un autobús de japoneses en tránsito. Juan Carlos no ha hecho un despliegue de medios porque no se trata de hacerle la competencia a la Guía Michelín, es el libro de un peregrino que no busca absolución sino posada. No hay deseo de ir tras la divinidad, con una cama cómoda para ordenar los recuerdos ya basta. Hay un placer por el viaje como enseñó Ulises, por sentirse perdido, por contar la pequeña historia de un mercado, (de las crónicas como de los bollos también se tiene que hacer la digestión). Le tengo que dar las gracias al autor por prestarme sus recuerdos y su polaroid para ser viajero durante unas doscientas páginas. También por mostrar la vida cotidiana con su luz propia, por acercarme el olor del Atlántico a esta mesa en la que escribo. Aún en momentos inciertos entonemos el “menos mal que nos queda Portugal”, el cuarto al que vamos pocas veces de visita. Ese país del que nunca informan cuando sacan el mapa del tiempo en televisión.

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Quiromantes, mangantes… y amantes

abril 3rd, 2005 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

PARA muchos compañeros de mi colegio, a los que se les atragantaban los logaritmos neperianos, las matemáticas eran sin duda ciencias ocultas. Sucede lo mismo con las personas mayores incapaces de programar un vídeo o las no tan mayores que tenemos problemas con la informática de usuario. Siempre en la vida hay un lado oculto que desconocemos bien porque no somos capaces de llegar o porque abandonamos todo esfuerzo antes de iniciarlo. Ahí entran en funcionamiento los expertos en el porvenir (alguno de ellos tampoco saben de matemáticas pero sí de “mancias”, quiromancias, alternancias y repugnancias). Con un pañuelo en la cabeza y la cáscara de unos caracoles hay quien se atreve a enseñar el futuro, ¡qué osadía! En el Certamen de Ciencias Ocultas se reúnen los números uno, sin duda, pero permitan también que los descreídos tengamos razones para pensar que lo mejor que se puede hacer con unos caracoles es comérselos o ver su parsimonioso caminar por una pared encalada en verano. A cuenta del futuro hay mucho charlatán de pacotilla como aquel que asegura leer el porvenir en el trasero de sus clientes. La técnica consiste en tumbar de cubito supino al preguntante, y él pasa con una lupa de Sherlock Holmes por la grupa del incauto. Habitualmente son mujeres, ¿por qué será?, y mirando poros de la piel y estrías de la vida este sujeto asegura que ve el porvenir, le llama culomancia (tal cual). En cierto sentido no deja de tener su gracia que el futuro lo llevemos puesto y pegado al trasero, iríamos dando vueltas como el perro que se quiere morder el rabo. Si el resultado es cuestionable el método es de risa. Luego están las que salen en las teles locales con cara de brujas malas, o los que imponen manos, o los que aseguran leer el aura y también los que te cobran un café a precio de whisky de importación para luego leer los posos. La inocencia es lo que cuenta y si uno está convencido de que el futuro cabe en una baraja de cartas, enhorabuena. Dicen los expertos que la gente acude a preguntar sobre todo por el amor, y una persona enamorada a la que otro coge las manos se abre como una flor de invernadero. Normal, es cuando uno se encuentra más frágil. La cuestión es acertar en manos de quién ponemos nuestro destino, y no lo digo por las brujas sino por la pareja que vayamos a elegir. Y que no nos dejemos impresionar por un mangante vestido de quiromante. El hombre es un ser libre mal que le pese a veces, un hijo de la ilustración que teme y ama tanto como reza o trabaja, o duda y pregunta, así que el futuro no debe ser otra cosa que aquello que hayamos sembrado con unas gotas de azar. El destino le llaman

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La saeta de vuelta a casa

marzo 27th, 2005 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

SI uno mira las previsiones de la DGT (que debemos tener por ciertas) para hoy están previstos más desplazamientos que cuando el pueblo de Moisés decidió salir de Egipto en busca de la tierra prometida. Aquella historia que terminó en memorable pasaje del Antiguo Testamento se queda en nada comparado con la que se puede liar este domingo. Miles de coches, millones de pasajeros con prisa acelerada y agobio por el retorno… pero circulando por las carreteras de todos los días. Por mucho que la Benemérita lo intente, a la N-630 no le aparecen más carriles. Las carreteras no se pueden estirar como los mofletes de folklórica. El personal gastándose los ahorrillos en un coche pero el asfalto es el mismo que pisó El Cid camino del destierro (don Ramón Menéndez Pidal diría que exagero). La saeta del retorno es un “quejío” de apretar maletas que no cierran, hacer recuento de niños para no dejar a ninguno en tierra, cola en la gasolinera, cola en los servicios públicos, cola en las ventas del bocadillo, y un cierto estrés porque igual el tiempo aprieta y llueve de manera tórrida. Rafael Farina la habría cantado estupendamente. Prueba de que el tráfico es el arcano mayor de nuestros tiempos es que no hay predicciones firmes, no hay quien se atreva a redactar unas cabañuelas del atasco. Es más fiable hacer cábalas de si caerán chuzos de punta el invierno que viene a predecir lo que tardará usted en volver a casa, ni Octavio Acebes se atrevería con semejante osadía. La NASA no se aventura a confeccionar un cálculo aproximado para no perder su prestigio ganado con los años. Junto a la saeta del retorno convive la Teoría General del Listillo, aquel que se cree poseedor del secreto divino para evitar los atascos. Esas teorías producen una ternura infinita porque además de tomarlas por ciertas quien las construye, no dejan de ser divertidos acertijos. Por ejemplo, calcular el momento en el que saldrá el sol en función del cambio de hora de esta noche, añadir el tiempo que se tarda en desayunar, restar cinco minutos a la hora prevista por cada miembro de la familia, sacar el cuadrado del límite de velocidad, dividirlo por el número de coches que anuncia Tráfico en las carreteras… para llegar a la conclusión de que “¡ahora!” es el momento ideal para salir. Y, como es normal, atascarse a los pocos kilómetros porque listillos hay a mogollón, casi todos pensamos que somos infalibles. A Fernando Díaz Plaja se le escapó la soberbia del listillo al volante para añadirla como apartado especial en su obra “El español y los siete pecados capitales”. Receta la de siempre: a jorobarse y a tener paciencia. Superado esta operación retorno sólo nos quedan cuatro meses para la del verano.

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El futuro tiene color amarillo

marzo 20th, 2005 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

En una página “güé” china (naturalmente redactada en riguroso chino) se pregonan las excelencias de la tierra salmantina y se invita al turismo a visitar Salamanca como destino privilegiado. Prueba de la inteligencia del pueblo chino es que buscan cultura y tradiciones por encima de sol y playa (el turista chanquete pierde posiciones en la tabla del ocio). Para llegar a esta conclusión Salamanca no ha tenido que hacer mayor campaña que estar donde siempre estuvo, en el lado de la cultura, de la inteligencia, del arte y la estética. Ésas son las claves que vienen a buscar los turistas de ese país, que podría ser un continente, llamado China, aislado durante siglos pero con hambre de conocimiento. Cuando hablan de surcar el espacio con naves tripuladas a la búsqueda de vida inteligente más allá de la galaxia conocida, me entra la duda patatera de si no haríamos mejor conociendo antes nuestro entorno. Para un salmantino las costumbres de un ciudadano del Sur de China son tan fantásticas como el otro lado de la luna. Nosotros no pasamos de los tópicos de una carta de restaurante oriental donde los platos aparecen escritos en unos simpáticos caracteres que se nos antojan dibujos abstractos cargados de simbología desconocida. Tan extraños nos resulta el chino que tendríamos las mismas oportunidades de “no comunicarnos” con ellos o con un marciano, pero no hablamos de un planeta remoto sino de un entorno humano que comparte con nosotros las vueltas que da esta cansada, (cruel a veces) pero bendita tierra. Y por lo tanto estamos condenados felizmente a entendernos. Dicho sea todo esto con gran simpatía puesto que los chinos hacen un esfuerzo colosal por acercarse hasta aquí: son muchas horas en avión, es un viaje caro, se van a encontrar con una cultura desconocida (y con la ausencia de buenas comunicaciones…) El esfuerzo es plausible si tenemos en cuenta que para tumbarse en una playa les hacen falta menos adaptaciones. Salamanca le puede ofrecer a China una forma inteligente de entender la vida, un estilo castellano sereno que pasa por construir un imperio y luego saber aceptar el pasado. Aquí no hay murallas kilométricas ni guerreros de Xián, no hay fiestas del dragón ni elogios a la pólvora, pero estoy convencido de que el descubrimiento va a ser de ida y vuelta. Sanghai es Salamanca con más chinitos, Salamanca es Sanghai con más salero. Pongamos todo lo necesario para que acepten viajar hasta este remoto rincón del planeta que se dispone a inaugurar la primavera, el “rollito primavera” en su sentido más lujurioso ya está aquí. Y ahora a ver cómo traducen lo del “rollito” a su página “güé”.

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¿Quién tiene mi porciento?

marzo 13th, 2005 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

DESPUÉS de que CiU retirase la querella contra Maragall y que el PP hiciera tres cuartos de lo mismo con la moción de censura, el ciudadano de a pie (conocido como “paganini” por su afición a apoquinar impuestos) se pregunta si todo no habrá sido un tejemaneje entre iguales. Aquí nadie aclara quién ni cómo se ha llevado el tres por ciento de las obras públicas, pero la clase política salva los muebles de la inundación antes de que lleguen las nubes. “¡Tongo!” se ha escuchado desde una de las esquinas de España, país invertebrado para todo menos para poner la mano. La verdad es que el asunto mosquea, aquí huele a Rinconete y Cortadillo en su versión de Trinconcete y Raspadillo agencia de colocación de marrones y cobro de porcentajes. Por debajo de la economía real circula una sumergida que proporciona pingües beneficios. Lo que han descubierto en Marbella es otro agujero negro pero lleno de petróleo, dólares, piratas y cobradores de maletín. Un nuevo caso digno de Torrente si no fuera porque las detenciones son reales y los implicados muy conocidos en la sociedad de la Costa del Sol. Aquí nos encontramos de nuevo con otro arcano: en Marbella se ha vivido durante años con un nivel de renta ficticio que proporcionaban los ingresos de cualquier índole. Gil, que para sus asuntos tenía cierto sentido del humor, podía haber montado un parque temático de la “cosa nostra”. Según parece los había de toda clase y jaez: calabresa, rusa, centroeuropea, árabe, asiática y nacional. Todos ellos se cruzaban en sus potentes coches con su correspondiente rubia de bote y pagaban al contado en una catarata de lujo interminable, gastaban incluso cuando no tenían necesidad. El ciudadano atado a la nómina y cogido por los perendengues de Hacienda sospecha que hay otra vida mejor que ésta y que no necesariamente tiene que morir para conocerla. Es la vida al margen de la legalidad de los comisionistas, los mafiosos y los que trincan sin pudor alguno aquello que no es suyo. Y lo peor de todo es la sensación de que nunca sabremos qué parte del producto nacional bruto la forma ese dinero oscuro. Por el bien de la confianza en la clase política y en el respeto que nos debemos todos deberían aclararse las sospechas. Lo peor que podría pasar es que en el Carmel echaran cemento sin dar explicaciones y sobre las comisiones pusieran consenso sin más palabras. Era Sabina el que cantaba “¿quién me ha robado el mes de abril?”, poco hurto parece según están las cosas, más bien parece que nos han levantado varias hojas del calendario. El mamoneo nacional es la corruptela del baratillo, lo que circula sin que lo veamos, la mano que entorpece la cuna.

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Doña Leti de los hielos

marzo 6th, 2005 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

ME había comprado un aparato de contar olas de frío pero se estropeó porque no estaba hecho para soportar tanto meneo de frigorías, así que ya no sé si estamos en ola o en valle, si son coletazos o prolegómenos, si son galgos o podencos cervantinos. Lo que me ha pasado es el colmo del muñeco de nieve: que se te congelen los mocos. Y miro alrededor y tampoco logro encontrar un gramo de cariño que deshiele: la política está turbia, la sociedad mosqueada, el mundo cojo, Bush es muy desagradable y para colmo Amenábar luce poco el Oscar. A este chico parece que le han dado un premio de rasque y gane en el supermercado del barrio, los premios de cine si no se envuelven en glamour son como pisapapeles de ministerio. Allá donde no hay túnel o agujero se encuentra un diálogo de sordos, o un acuerdo imposible, o unas ganas locas por mentar la familia del contrario. España ha pasado de estar lleno de vecinos a plagarse de contrarios, será por eso que cada vez hay menos gente que salude en el portal o que sonría en el autobús. Me resisto a pensar que la vida sea un laberinto de trampas donde pides agua y te dan hiel para luego desenvocar en un valle de lágrimas donde huele fatal porque todo el mundo se ha quitado los zapatos. Hasta las hormigas sueñan con tener alas y ser un día mariposas, hay que aspirar a lo máximo para conseguir una pequeña cuota de felicidad, (y que dure lo que haga falta, no seamos tan mezquinos para creer que los cuentos de hadas tienen un número ilimitado de páginas). Entre los hielos del invierno que amenazan con ser nieves perpetuas me encuentro con la lozanía de la Princesa de Asturias que está en todas partes y dando lustre al apellido de princesa. Ella que es periodista, por lo tanto compañera, conoce cómo somos en el oficio, así que no creo que le extrañe la fijación que le han tomado. Se ha escrito de su extremada delgadez, de su mirada triste; nada de eso parece cierto. Doña Leti es una princesa al estilo de Joaquín Sabina, llena de encanto, muy alejada de esas candidatas criadas para dormir un día en palacio, es tan “real” que por eso le queda bien un príncipe al lado. Si los norteamericanos insisten en la idea de que cualquier ciudadano de su país puede aspirar a la Casa Blanca, con doña Leti hemos aprendido que cualquier chica que haya comido fabada puede tornar su sangre en azul. Los monárquicos de toda la vida se apuntan a la conspiración de la dieta pero a mí esta señora, princesa por amor, me parece un ejemplo de cómo ser feliz y parecerlo. Va siempre con la actitud de una joven que acude con su novio a un concierto de rock aunque le toque ir vestida para un desfile militar. Su vigor de lustre a una reliquia como es la monarquía, ella es el punto cálido en este calendario de días fríos y cielos bajos.

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La tarta es el mensaje

febrero 27th, 2005 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

TRAS asistir a los llamados bautizos civiles donde un menda toca un arpa, alguien arroja pétalos de flores y los papás del niño entran en éxtasis, se creía que habíamos tocado el techo de la horterada. La imagen patética de un concejal leyéndole el Código Civil a un nene de diecisiete años, con el “piercing” en el ombligo (tanto el munícipe como el bautizado), parecía imposible de superar pero se ha conseguido. Ronaldo ha logrado casarse sin boda, con un cura más falso que un zapato chino y ante una selección mundial de futbolistas jóvenes, ricos, desocupados e intrascendentes? que a su vez iban acompañados de unas modelos igual de jóvenes, no tan ricas, sí desocupadas e infinitamente más intrascendentes. En aquel castillo de la región parisina, para buscar a un gramo de talento, había que salir fuera a la gasolinera donde se compra el hielo. Pero lo importante para los contrayentes era el acto y antes el fasto (asociado gramáticalmente al gasto). Gracias a unos “amigos” han trascendido las fotos del enlace, me resisto a llamar boda lo que no fue y amigo a quien traiciona la promesa de no hacer fotos. La clave estaba en una gran tarta: los novios dijeron sí ante un abeto azucarado y relleno de todas las cremas que sólo saben hacer en Francia. Por lo tanto más que el cura falsario, las leyes civiles, los juramentos con diamantes, Ronaldo y su chica se han casado ante el maestro pastelero. Insólito, bobalicón pero original. Se supone que el amor es dulce y la pareja ha optado por la glucosa como nexo de unión. El día que se quieran separar con abjurar del dulce ya les sirve. Quizá alguien pueda pensar que es una exageración montar una fiesta en un castillo francés para comer un trozo de tarta pero tengamos en cuenta que cuando el amor manda la razón se abstiene. En unos días nos espera otro enlace sonado: el de la joven pareja Carlos y Camila. De entrada la suegra se ha puesto borde y mandona, que para eso es reina, y se niega a ir de paripé a lo que no sea estrictamente necesario. La reina de Inglaterra no abandona su partida de parchís por nada que no esté íntimamente relacionado con la seguridad nacional. Siglos de aburrimiento coronado le dan a esta señora la capacidad de elegir en qué ala del castillo se duerme mejor la siesta del carnero. Por lo tanto Camila se puede comer la tarta pero no la va a compartir con la suegra, bien mirado es como si la reina se vengara de la novia y le deseara felicidad a kilos, sí, pero en la cadera. Tomemos ejemplo de estos enlaces tan insulsos como ineficaces desde el punto de vista religioso o civil, pero yo a partir de hoy mismo cuando jure (o prometa) lo haré con una mano en la caja de los donuts

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El astrólogo fingido

febrero 20th, 2005 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Guarde los adjetivos y refranes populares acerca del frío para la semana que entra, que no se le agoten, de nuevo se aproxima otra borrasca que nos va a provocar heladas en las orejas y nevadas en las alturas (las cejas). Dicen que el clima está más loco que una cabra con ligueros, y dice la ministra de “Miedo” Ambiente, Cristina Narbona, que las aguas subirán anegando regiones costeras, (por el momento no ha dicho nada de Salamanca pero si usted se cruza con un bogavante o un mero con bufanda, comience a sospechar). El mundo se deshace y el hombre que se mira a un espejo encuentra al culpable, somos nosotros mismos sin ir más lejos los autores del desaguisado cósmico.
Le copio el título de la columna a una obra de Calderón que ahora hace estación de divertimento en el Teatro Liceo. Quizá un astrólogo en condiciones nos podría decir en qué momento se desajustan los planetas y a partir de ahí el hombre se confundió hasta llegar a esta orilla del caos. En el centro de Madrid han encontrado a un halcón que caza gorriones, un depredador fuera de su hábitat que se acerca a la ciudad llevado también por los efectos perversos del cambio climático. Tampoco hace falta acudir a referencias del reino animal, conozco a personas que están como una chota envenenadas por la contaminación ambiental. Una zanahoria en mal estado puede provocar alucinaciones irreversibles; a cualquier producto le llaman ahora fertilizante.

Hoy es día de urnas, de referéndum, que es una palabra bajo palio, de las que implican muchas cosas. Hace casi veinte años otro referéndum mandó al régimen de entonces al archivo, (no tanto al franquismo según parece). Viendo las viejas imágenes de cuando los policías iban de gris y franja roja en la gorra, me he acordado de algunos capítulos de la desaparecida serie “Cuéntame”. Los guionistas han sabido jugar con los recuerdos, de tal manera que los entrañables son de color sepia y la realidad se presenta en color. Me pregunto hoy qué habrá sido de Inés, personaje que borda la actriz Irene Visedo como si fuera la Natalie Wood de Carmen Cafarell. Esa pobre chica incomprendida, criada en unas normas que no comparte y adelantada a su tiempo, siempre con cara de ser la Penélope que cantaba Serrat. ¿Qué habrá sido de ella, “con su bolso de piel marrón, sus zapatos de tacón y su vestido de domingo”? Deseo que su presente sea tan en color como ella se merecería pero algo me dice que el dolor de Inés se muestra en blanco y negro, como una realidad que aún duele. Ningún astrólogo sabría decir qué mal acucia a Inés, primera española afectada por el cambio climático ya entonces.

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