Entradas en marzo, 2009


Hasta el puro era falso

marzo 15th, 2009 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

La cuerda de delincuentes que montó un entramado empresarial y de latrocinio alrededor del Partido Popular ha tocado fondo con la ficha policial de Francisco Correa después de cantar ante Garzón. Esa foto es el final de un ciclo, si fuera un óleo diríamos que era el último representante de una dinastía. Ahí termina una horterada que tuvo como mayor punto de gloria una tarde en El Escorial en la boda de Ana Aznar, todos juntos y tan felices porque se podían codear con las altas magistraturas del Estado y con modelos de las que siguen la Fórmula 1. La trama de presuntos había caído en todos los pecados de los nuevos ricos: trajes caros, puros con dos vitolas y zapatos a los que sacan brillo dos veces con paños de terciopelo. También les dio por los coches caros porque la diferencia entre un macarra y un “don nadie” es el sonido de la puerta del automóvil cuando la cierra el aparcacoches de un restaurante de postín. De ahí que Correa le regalara un Jaguar a Jesús Sepúlveda cuando era amigo de Aznar y amante esposo de Ana Mato, (ahora destacada como la muda de la ejecutiva del Partido Popular; no se le conoce intervención). Una vez más se desmonta una trama por las ganas de figurar de sus integrantes. Correa y Asociados Ltd, no han podido resistir la tentación por el lujo que padecía el personaje de Javier Bardem en “Huevos de Oro”, cuando sentenciaba: “¡Dos cojones, dos rolex!”, mientras enseñaba las muñecas con dos relojes de oro que al mirarlos hacían daño la vista. Decía Einstein que sólo hay dos cosas que no tienen límite: el Universo y la estupidez humana, y eso que el científico no conoció a estos personajes de la sociedad española. En cuanto pueden se compran un barco y le ponen de nombre “Libertad” como en la canción de Perales. Veremos dónde termina este asunto de trajes, gominas y amiguetes aventajados. Al margen del trabajo de los jueces a éstos debería caerles una condena por horteras de bolera, por señoritos del hambre, por pinchaúvas y revienta carteras. Una condena ejemplar que sirviera para que otros no osaran mancillar el buen nombre de un emperador de España, Felipe II, caminando ufanos con un puro por las galerías de El Escorial. Tenga usted algo más de decoro en sus comportamientos y no irrumpa en la casa de un emperador con modales de cochero, (por eso les pierden los automóviles caros porque en el fondo sienten complejo de botones Sacarino). Terminará demostrándose que hasta el puro era falso, por lo tanto menos humos. Ahora bien, cuando embarguen las propiedades de todos los delincuentes que nos rodean el PIB se irá a pique porque la corrupción es la otra manera de hacer caja en España. El abecedario de la economía sumergida empieza por la letra B.

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Alto voltaje en la Asamblea

marzo 12th, 2009 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Ya se puede poner las pilas José Bono porque a sus “matinées” del Congreso le ha salido una atractiva competencia en la Asamblea de Madrid. Lástima que la comisión de investigación de los espías no tenga partido de vuelta porque habríamos podido asistir a escenas parecidas a las que se vivieron en el estadio del Celtic de Glasgow cuando lo visitó el Atlético de Madrid el 10 de abril de 1974. Mutatis mutandis ayer el consejero Granados hizo las funciones de Panadero Díaz, (que por cierto acabó expulsado por lo sobrado que estuvo); hasta la presidenta Rosa Posada tuvo momentos de “caserismo” manifiesto igual que el árbitro turco Dagan Babacan. Y eso que hasta ayer la presidenta podía haber pasado por un anuncio del Museo de Cera.
Francisco Granados tenía enfrente a una oposición rocosa que lejos de amilanarse le plantó cara en su mismo tono cheli, en ese “¡amos anda!” que es tan propio de los finales de acto en las zarzuelas que acaban en “chimpún”. Maru Menéndez e Inés Sabanés no le cogieron de la pechera porque había cámaras delante, pero una discusión como la de ayer suele acabar necesariamente en la calle: bien a empellones y unos guardias, o con un vermouth y unos berberechos tan ricamente. Una vez perdida la fe en la oratoria nos queda la confianza en el espectáculo y allí estaba Granados con quince pruebas documentales entre ellas las fotos que hacen las supuestas cámaras de espías y que en realidad cubren los actos oficiales del gobierno de Madrid. Pero ni al PSOE, ni a Izquierda Unida le convencían las pruebas, y de nuevo bronca entre escaños; urge en la Asamblea un pianista que toque fuerte en los momentos complicados.
El PP le ha echado el cierre a la investigación igual que se hace con la puerta santa de Santiago en el año Jacobeo: un ladrillo encima de otro hasta no dejar que pase la luz. Ha sido una lástima que no compareciera el aludido ex consejero de Justicia, Alfredo Prada al que Granados le pasó el marrón de no haber dicho la verdad “punto por punto”. O el dibujante Ibáñez por las continuas referencias, (casi homenaje), a un clásico español del espionaje como es el agente Mortadelo.
Termina la comisión que deja algunas perlas, por ejemplo la consagración de portavoz “Ninja” de David Pérez (PP), las devuelve todas como en las películas de Bruce Lee. Luego está la capacidad de Maru Menéndez para poner nerviosos a los comparecientes y la perseverancia de Inés Sabanés para evitar que se vayan por los campos de Úbeda. También es verdad que nos hemos quedado sin ver la colección completa de chaquetas con reverso de colores de Juan Soler, o saber qué hacía José Cepeda además de observar con detalle desde su altura privilegiada.
El libreto de la sesión tuvo momentos parecidos a la zarzuela de “La del soto del parral”, mitad espectáculo y mitad lío coral. Le puede costar mucho esfuerzo superar ese argumento político-cañí a Albert Boadella en sus recién estrenados teatros del Canal. Cuando los de “Cuéntame” lleguen al año 2009 tendrán que añadir escenas de la comisión, en ausencia de Alfredo Landa Javier Bardem podría hacer el papel de cualquiera de los comparecientes.

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Madrid 7.38 am

marzo 11th, 2009 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Madrid lo aguanta todo, cinco años después el paisaje en las estaciones de Santa Eugenia, El Pozo y Atocha no guarda huellas de la catástrofe del 11-M, tan sólo hay unas flores frescas recién atadas a las verjas que dan a las vías, un recuerdo por las almas perdidas en la calle Téllez. Justo a la altura donde aquella mañana los bomberos tuvieron que derribar los muros para sacar heridos ahora hay un parque infantil de columpios coloridos, una estampa muy alejada de lo que allí mismo ocurrió. Cinco años después los trenes parten con idéntica puntualidad de Alcalá de Henares destino Madrid-Atocha para recorrer la misma vía en la que descarrilaron 191 vidas y resultaron heridas otras mil quinientas personas según los cálculos oficiales. El trayecto dura cuarenta minutos pero es conocido que algunos no acabaron de hacerlo nunca. Hoy en los trenes de cercanías que se dirigen a Madrid desde el corredor del Henares se escuchan conversaciones en varios idiomas, en esa pequeña torre de Babel llena de trabajadores sin corbata se habla a través del teléfono móvil y conseguir un asiento es un triunfo; hay veces que se llenan hasta las escaleras que dan acceso al piso superior. Los viajeros se observan sin detener la mirada mucho tiempo en un mismo punto, en el vagón se mira sin sacar conclusiones; se guarda silencio como si estuvieran en una biblioteca ambulante que pasa por los pueblos. La calma será cosa del sueño, o quizá del traqueteo de mecedora que dan los saltos de las vías que aflojan los cuellos de un lado a otro hasta parecer que las cabezas se sostienen por un muelle. Una calma que se rompe cuando la voz grabada pregona la inminente llegada a una nueva parada, por los paneles se anuncian el destino y la temperatura exterior, dentro esa languidez de invernadero. Hay quién prefiere no recordar lo que ocurrió hace cinco años porque no se ha quitado el miedo, ni ha podido digerir las imágenes de la tragedia mil veces repetidas. Sólo en el cine los buenos mueren a cámara lenta y con banda sonora porque en la realidad no da tiempo a hacer una última llamada, de repente se apaga el día y punto. Nelson, un ecuatoriano de mediana edad, hace cinco años aún estaba en su país pero sabía que sus hijos usaban esta línea para ir al trabajo. Él no conoció la dimensión exacta de los atentados pero hasta Ecuador llegaban las noticias inquietantes del rescate de las víctimas, tiempo después se vino a Coslada a cuidar los nietos. En la estación de Santa Eugenia Amelia espera en el andén, está sola, cuando se quita las gafas se le nublan los ojos al recordar que aquella maldita mañana a Miguel Ángel, su sobrino, la explosión le dejó sordo pero vivo. Llegado un momento sus oídos decidieron dejar de escuchar lamentos y cerraron sus puertas al espanto para siempre. El hall de Santa Eugenia es pequeño, para acceder a la vía que conduce a Madrid hay que subir una escalera estrecha que termina en un punto de luz y en un viento seco y frío. Allí también espera Julián que es taxista y que recuerda como esa mañana estaba por la zona y no dudó en aparcar el coche y el trabajo para rescatar víctimas, (por el tono de su relato se nota que Julián después de lo vivido también es “víctima”). Los que vivieron aquellas horas lo hacen sin elevar mucho la palabra, como si temieran no haber hecho lo suficiente. Luego el tren avanza hacia El Pozo. Los vagones tienen dos plantas, la de arriba parece la cabina de un viejo DC-3 con la bóveda curva y la chapa metálica, conservan un aire de película futurista de los años treinta si no fuera por los extintores que dan una nota de color a un gris predominante. Por las ventanillas entra una luz clara, diáfana, ideal para pintar cuadros de ángeles celestiales barrocos. El exterior es una alternancia de imágenes de polígonos industriales con amplias extensiones de campo, algunas zonas son huertos cultivados que a estas alturas guardan el silencio del campo en el invierno. Antes de llegar a la parada de El Pozo el tren pasa por un puente que deja abajo un río de aguas oscuras y árboles que podrían figurar en un cómic de aventuras góticas. Más adelante el convoy chirría hasta detener su marcha, y una vez que se abren las puertas parece que resopla cansado por el esfuerzo contenido. Los bancos de hierro de El Pozo donde esperan los viajeros fueron entonces usados como improvisadas camillas que transportaban heridos en un continuo viaje de ida y vuelta entre los amasijos de chapa. Isabel, igual que Alberto, esa mañana escucharon las explosiones porque viven muy cerca. Ella, estudiante de Económicas, se quedó en casa y Alberto se acercó para echar una mano pero no le dejaron pasar porque ya bastante tenían con el desorden del atentado como para dejar que todos los curiosos se mezclaran por la zona. Alberto dice no tener miedo, Luís tampoco aunque admite que tuvo suerte porque aquel día le tocaba librar, en otro caso hoy estaría para contarlo. Peor destino tuvieron dos vecinos de María del Mar que madrugaron para coger el tren de la muerte haciendo inexacto ese refrán que afirma que al que madruga Dios le ayuda. El precio hasta Atocha es de cinco euros con diez céntimos, curiosamente te garantizan la ida y la vuelta. No ocurrió así el 11 de marzo de 2004. En el destino aguardan las mismas escaleras mecánicas que estaban atestadas de gente cuando la segunda bomba hizo explosión, algunas televisiones emitieron esas imágenes que muchos tienen presentes. Otros sencillamente prefieren no hablar porque no les apetece rememorar lo que vivieron, supongo que pasaría igual si alguien quisiera preguntar a los que Robert Capa fotografío en las lanchas de desembarco ante las playas de Normandía. Saben que hoy es otro aniversario porque hay cámaras de televisión y algunos extraños nos hemos colado en sus vagones para hacerles preguntas, pero ellos hacen este trayecto cada día, suyo es el luto y a ellos les corresponde si quieren el silencio. Mañana volverán a pasar por el torno del acceso a los andenes, volverán a esperar de pie la apertura eléctrica de las puertas de los vagones. Ellos, los viajeros habituales, son los que hacen que esta crónica de madrileños no acabe en vía muerta.

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El mayor “pille” del mundo

marzo 9th, 2009 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Todo cartel de circo es un homenaje a la “parada de los monstruos”. En una misma imagen se mezcla la mujer barbuda con el domador, la trapecista que suele estar mollar con un músico, y también aparece el tragafuegos que luce torso de romano que a su vez se cachondea de los bigotes del director de pista que mira de reojo a los enanos toreros. En esos carteles hay de todo como dice la publicidad del metro, cabe hasta un alcalde. A Gallardón le va como a Gómez de la Serna el tirón por el circo, cualquier día le veremos dando una charla subido a un elefante como hacía el gran surrealista español. Seguro que ha soñado con ser el hombre bala que entra en la séptima planta de Génova con una capa de salvador de las circunstancias, y un casco con gafas de aviador antiguo.
Y así como en el circo hay domadores de caniches y forzudos que pueden con tres caballos, hay listillos que se tragan los papeles ardiendo de Hacienda y no se les quema el gaznate. Tal es el caso de Pere Pinyol que se las ingenia para tributar lo mínimo gracias a una S.L. que le da la vida; eso, lo que no se vayan a comer los leones que lo disfruten los cristianos. Tampoco es que sea una práctica poco habitual puesto que fuera del circo hay mogollón de S.L. (somos España S.L.), lo que canta es que Gallardón haya caído con el truco y consienta hacer el pago a una sociedad cuando lo suyo es contratar personas físicas y no jurídicas, (o al menos que el Ayuntamiento no ampare ganapanes de trapecio). Solbes debería ir más al Price y menos a esos desayunos donde le vacilan con la dimisión de Bermejo y le ponen los dientes largos.
El gerente del Circo Price pudiera ser el mejor mago del mundo y de ahí que se haya sacado una desgravación especial delante de las narices del alcalde. Pero le han pillado el truco, origen de “tomatina” informativa que se le viene encima hasta que no explique lo de su S.L. De la Delegación de Hacienda sale un aullido como los que hacía Charlie Rivel cuando tiraba de la banqueta hacia el centro de la pista.
Esta vez la letra es: “había una vez un cisco”, que no un circo porque para ser payaso reconocido hay que tener otra categoría. Los hay que maquillan las cuentas y luego le quieren poner una nariz roja al papelito del IVA trimestral.

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Cesar Antonio de Molina se condecora

marzo 8th, 2009 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Antes de que España fuera del Barça o del Madrid, del PSOE o del PP, de rojos y de nacionales, mucho antes existió la España de Juan y la de José, (Belmonte y Joselito “El Gallo” respectivamente). Y es posible que desde que a José le cogiera el toro en Talavera de la Reina no haya habido otro enfrentamiento racial, e intelectual, de mayor altura. Hablar de goles, o de crisis en las bolsas, después de escuchar los piques entre Belmonte y Joselito resulta de una vulgaridad carpetovetónica insoportable, pero nadie dijo que las especies evolucionaran hacia mejor necesariamente.
La autoridad pertinente ha tenido por gala un desconocimiento enorme del mundo taurino hasta llegar a nuestros días cuando el Ministerio de Cultura premia con la Medalla de Oro de las Bellas Artes a Francisco Rivera Ordóñez, una noticia que ha sido recibida con gran alborozo en la Casa de Alba y en el palacio veneciano de Armani. Un gritito de satisfacción entre modelos y otros miembros del sindicato de cócteles y pasarelas de modelos con música de “chill out”, a más de uno le habrán tenido que destapar el frasquito de las sales.
Lo que hace el ministro es buscarse a un torero famoso para ponerse a su lado en la foto, por ese camino podría premiar a Tom Cruise. El Ministro no busca reconocer el arte sino hacerse una foto con el muñeco de la tarta. Por lo tanto se entiende el malestar de José Tomás y Paco Camino que han devuelto sus medallas porque lo suyo es otra forma de entender la tauromaquia. Ya quisiera Francisco Rivera tener las muñecas de Paco Camino o los tobillos de José Tomás.
Olvida el ministro que en los toros también hay mucho de escalafón y que la antigüedad hay que respetarla porque se construye a base de tardes de miedo, silencios, respeto y aplausos. Cuenta más la necesidad burocrática de cumplir con la entrega de unos premios anuales antes que valorar el sentir de este espectáculo que nos mete en la noche de los tiempos; no hay nada más antiguo que los toros y nuestra relación con ellos. Siglos de tauromaquia para no saber todavía si es el toro el que torea al hombre, o al revés.
Confunde César Antonio de Molina la entrega de una medalla a un colectivo tan serio como los toreros con un reparto de diplomas en un crucero. Tomás y Camino nunca habrían aceptado compartir cartel con quién no les honra, Morante de la Puebla tampoco.
Alguien le ha dicho al ministro que tenía que lucirse en esta faena pero ha pinchado en todo lo alto, en el mismo hueso. Eso le pasa por maletilla inconsciente. A Molina le han dado un revolcón por ingenuo.

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Valor se le supone

marzo 8th, 2009 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Aitor G.R., transexual nacido en Porcuna, (Jaén), quería ser soldado de Caballería pero un médico militar le humilló diciéndole que se bajara los pantalones para ver por dónde meaba, como si las condecoraciones se impusieran en el escroto. La perseverancia de Aitor ha conseguido una heroicidad sin entrar en combate, ni derramar sangre, ha logrado que el Ejército admita a soldados que carezcan de pene, (parecerá una grosería pero era condición necesaria estar dotado de cataplines para vestir de caqui y poder enseñarlos en cuantas revisiones se produzcan, como si fueran una caries).
Carmen Chacón ha tenido que modificar dos artículos del reglamento que eran tan absurdos como obsoletos, uno relativo al pene y otro en el que se habla de alteraciones en la tensión arterial. Se podría pensar que como las vocaciones castrenses han descendido tanto está la cosa como para mirar en la entrepierna en lugar de las capacidades.
Lo cierto es que Aitor podrá ser un soldado de Caballería, si aprueba el acceso, y lucir con orgullo el uniforme que ha deseado desde que era un niño. La “testiculina” no tiene nada que ver con la vocación castrense, el ejemplo del general Custer nos dice que también los machotes sucumben ante los indios.
El Gobierno ha tenido que corregir, ¡ar!, Carmen Chacón ha puesto firme al reglamento que por eso es “generala”. Ese médico militar tan antiguo tendrá que hacerse a una idea de los bemoles que le puede echar alguien, que no tiene pene, cuando cree en un sueño y está convencido de conquistarlo.

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Tal como éramos

marzo 5th, 2009 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Si pusieran por megafonía la música de la serie de televisión “Enredo” se entendería mejor una comisión que cita a declarar a consejeros que lo fueron hace veinte años, donde se reparte la documentación una hora antes, se eternizan los turnos de preguntas y la preside Rosa Posada que daría perfecta de jueza junto a Perry Mason; ambos en blanco y negro. Los tres grupos parlamentarios se sitúan en áreas opuestas de la sala, y se componen de tres diputados cada uno más alguno que ejerce de extra sin frase como Cristina Cifuentes en el PP.
Este chocolate de los espías comienza con un incipiente cuerpo de bomberos según Virgilio Cano que hace veinte años también se ocupaba también del “cuerpo” de María Porto, (ahora pasada al lado oscuro porque está junto a Cascos en los actos que convoca el PP). Así que en el principio, cuando Leguina creó la Comunidad y se hizo la luz con siete estrellas en su bandera, había unos bomberos y luego todo se fue complicando como pasa en las grandes sagas familiares. Este “macondo-madrileño” empieza cuando a Virgilio Cano le sacaron ayer de su casa muy temprano para comparecer en la Asamblea de Vallecas y tuvo que poner en marcha su NODO personal con las imágenes presidenciales de otra época. Tampoco se acordaba mucho Carlos Mayor Oreja que heredó el mecanismo algo más avanzado, con alguna misión más que apagar el fuego del monte Abantos que un verano estuvo a punto de chamuscar Madrid. Según parece en la primera legislatura de Gallardón esos “bomberos” ya sabían hacer agujeros en el periódico para espiar en los bares donde sirven churros y porras. Igual estaban al loro de cuánto dejaban los clientes en propinas, (un asunto que ya entonces le preocupaba a Solbes). Lo cuál no deja de ser una coartada perfecta, si a uno le preguntan: “¿a que eres espía?”, y responde “¡no, tío, que soy bombero!”, cualquiera se lo traga por lo disparatado del argumento. En el KGB esto se lo tenían muy entrenado.
Y así debió llegar el mecanismo hasta Pedro Calvo, ahora edil de Tráfico en el Ayuntamiento de Madrid. Pedro Calvo se irritó con los “suyos”, con David Pérez portavoz del Partido Popular al que le cantó lo de la Zarzuela: “hace tiempo que vengo al taller y no sé por qué vengo”. El alma se le salía del parquímetro que lleva dentro para preguntarse qué hacía allí, y que eso era como llamar al duque de Ahumada para que explicara la trama de Roldán, (que estuvo casado con Blanca Porto, no confundir con María entonces Cano). Quizá le había fundido los plomos la portavoz socialista, Maru Menéndez, que le lanzó cerca de treinta preguntas, una catarata de cuestiones que le obligaron a tomar nota una a una. O que Reyes Montiel, (IU), no paraba de dejar frases en el twiter para el face-book hasta que le regañó Posada como a un niño que va a clase con el móvil.
De momento no hay ni restos del humo del tabaco que dejaron los espías en el cenicero. La primera jornada sirvió para la nostalgia, para fuegos artificiales y para hablar de bomberos.

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La compra

marzo 3rd, 2009 - General - 6 Comentarios

Entré en el hipermercado de las palabras agarrado a un carro de los que tienden a irse hacia los lados, (creo que los fabrican de esa manera para que no vayas tan rápido).

Iba con una lista de palabras imprescindibles pero me topé con varias ofertas, pensé que tampoco sería tan malo coger un taco, luego un adjetivo y un par de verbos transitivos. Me hacía falta un subjuntivo pero ya los habían agotado todos, ¡qué leche!

Una amable chica en patines me ofreció unos artículos que seleccioné al tuntún porque eran indeterminados y de esos conviene siempre tener en la despensa. Luego me dirigí hacia los congelados donde estaban las palabras de amor, pero no cogí ninguna porque se me da muy mal descongelar los sentimientos, los prefiero hacer yo y a ser posible a fuego lento.

Epítetos había a buen precio, y pleonasmos de locutor también, y un ramillete de pretéritos imperfectos recién cortados con olor a tierra mojada. De esos cogí de todo un poco hasta llenar el carrito.

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Con mis palabras enfilé hacia la caja; quise pagar con la tajeta pero no me dejaron porque no admitían números, así que saqué lo suelto del bosillo, casi todo era calderilla y así estuve, medio mudo, hasta que pude meter la lengua en la ranura del diccionario automático. Era primeros de mes, tenía saldo.

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¡Hay que ver cómo suben los precios!, la crisis será, pero a este paso me compro las vocales y las consonantes sueltas. Hablaré como un tartamudo pero me saldrá más a cuenta. Pobres alemanes que tienen palabras tan largas, claro por ahí arriba deben notar mucho más la recesión.

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Silencios que matan

marzo 2nd, 2009 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Existe el vacío de Ley por el que se cuelan cuantos chorizos se conocen, (son más que las especies animales que catalogó Darwin). También está la Ley que no se acaba de redactar nunca y queda pendiente como un banquillo portátil, y luego cae sobre un niño de nueve años y le mata.
Diego Alcalá es la última víctima de una norma que no arranca, pero antes que él hubo otro chaval que murió en Alcorcón. Aquel suceso activó la mente de Fausto Fernández, diputado de IU, que inició la tarea de crear un borrador legal que obligara al anclaje de los elementos móviles. Ha pasado un año, dos críos fallecidos, y la Ley no existe. El Defensor del Menor lleva tiempo reclamando que se regule la práctica del deporte; pero ni a Fausto Fernández ni a Arturo Canalda les hacen ni puñetero caso. Aquí estamos en otras cuestiones como los espías, o la lista de comparecientes en la comisión. Estamos en el cierre de filas entorno al partido político que les mantiene a sus señorías en el momio, y en otros asuntos de igual índole cainita.
Vergüenza le debería dar a la Asamblea de Madrid, a la clase política regional, que muera un niño sin que ellos hayan terminado de hacer sus deberes. Una región que aspira a ser olímpica no es capaz de diseñar el plano de la seguridad de los alevines, (es como para dimitir otra vez a López Viejo sino fuera porque ya fue cesado, no por este asunto, sino por su presunta tendencia a pagar comisiones a empresas de Correa).
También pudiera ser que la normativa llevara a realizar inversiones en los campos de fútbol que algunos no quieren pagar.
Bueno sería que alguien diera la cara y supiéramos por qué no está atada la Ley, por su culpa se desplomó el banquillo sobre Diego.

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El chico del té

marzo 1st, 2009 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Se puede ser feliz con lo puesto y sin saber cómo va a amanecer mañana, ese es el lema de la película “Slumdog Millonaire” que ha triunfado en Hollywood. La vida anónima de un chico del té, un empleado de los muchos que trabajan en empresas subcontratadas de atención telefónica en la India, puede ser objeto de terremoto social; millones de personas asomadas a las televisiones para ver las respuestas que da al chico en un concurso. Gente que vive entre la basura, las ratas, la suciedad, el calor, la humedad y el hambre, (Bombay capital de la miseria), pero que ven en el chico a uno de los suyos que va a triunfar. Jose Luis Sáenz de Heredia utilizó un argumento parecido en “Historias de la radio”, con Pepe Isbert y Boby Deglané.
“Slumdog Millonaire” me recordó la frase que usan Les Luthiers en sus espectáculos: “lo mejor no es saber sino tener el número de teléfono del que sabe”. El protagonista no es ningún sabio sino una persona a la que le preguntan por situaciones que ha vivido, vivencias tan dramáticas que hubieran sido recomendables de olvidar antes de caer en la melancolía. Ser un perro de la calle, carne de cañón, le da a uno una gran capacidad de resistencia.
Mientras la economía mundial desciende lenta pero segura hacia fosas nunca visitadas, la idea que transmite la película es como si nos hubieran lanzado un salvavidas en la noche en la que se hundió El Titanic; nadie diría que con ese objeto tuvieras garantizado alcanzar la orilla, pero al menos es mejor flotar asido que dar brazadas hacia ninguna parte. Dicen que los países más pobres serán los que salgan reforzados porque no tienen nada que perder, por lo tanto la India puede ser la cuna del resurgimiento. Tendría gracia que al final, después de varias revoluciones tecnológicas y armadas, después de varias guerras mundiales y de otras tantas contiendas étnicas, le tuviéramos que dar la razón a Alejandro que se empeñó en alcanzar la India para tener el dominio de todo el mundo. Al hijo de Filipo II su maestro, Aristóteles, le llenó la cabeza con la idea de que en un lugar la tierra terminaba y comenzaba “el gran mar exterior”.
La crisis nos obliga a buscar otra orilla del mar por motivos de supervivencia. La película, banda sonora incluida, encierra más claves económicas que todos los libros de la Escuela de Chicago. Es un tratado de supervivencia personal para épocas de crisis, para superar preguntas incómodas y también para bailar sobre los escombros. Por desesperada que sea la situación “no hagamos tragedias”, (frase cómica atribuida al capitán del Titanic).

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