Pánico a la madrileña

junio 10th, 2008 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Por desgracia apenas quedan vivos de aquellos que soportaron el asedio a Madrid, pero los que todavía tienen los años suficientes y la cabeza clara, recuerdan la angustia de las colas del pan y la necesidad de dar de comer a una familia cuando la ciudad estaba cercada. Eran los tiempos heroicos del ?no pasarán? (luego pasaron y se quedaron a gobernar unos cuantos años).

Recuerdo que con pocos años, una tarde cuando salía del colegio vi una cola inmensa frente a una tienda en la que vendían aceite. Toda aquella gente que se apostaba en la acera de la calle de Escosura tenía la intención de llevarse a casa cuantos más litros de aceite, mejor, porque se había producido la primera crisis del petróleo, quizá era 1972. Andando el tiempo recuerdo otra cola para recoger bombonas de butano en la plaza del Marqués de Salamanca. Mi madre me llevó para que hiciera las veces de porteador masai de la crisis nacional. Aquella cola no la recuerdo con nostalgia (imposible tenerla de una actividad tan penosa), pero sí con lumbalgia.

La última cola, la de ahora, es en los supermercados y ante las estaciones de servicio. El madrileño tiene obsesión porque la ciudad se quede desabastecida y tengamos que enfrentarnos, otra vez, a los cañones del general Yagüe. Es casi una obsesión enfermiza que nos lleva a hacer cola aunque no nos haga falta comprar. Y esa obsesión lleva al pánico y el pánico al desabastecimiento, y ya la hemos liado: de un momento a otro empezarán a pasar rasantes los aviones de García Morato y de Carlos Haya. Y ese rugir de las tropas moras por la parte del hipódromo.

Supongo que es una de las características que nos definen como pueblo. Así como en Oslo se ponen el anorak en cuanto cae un copo de nieve, o en El Cairo hacen la coña de caminar de lado cuando les preguntas por las pirámides, en Madrid tenemos ‘cola-fobia’. Y no lo podemos evitar. El taxista que me traía a casa aseguraba que apenas quedaban un par de horas para que Madrid se quedara sin carburante. De momento parece que vamos tirando pero seguro que el pánico volverá porque es la ‘cosa nostra’.

Donde hay que hacer cola es en la Asamblea de Madrid porque la presidenta Elvira Rodríguez tiene las puertas abiertas durante un mes. La exposición merece la pena, hay que preguntar por los escaños de Tamayo y Sáez como se pregunta por los tiros de Tejero en la Carrera de San Jerónimo. Y disfrutar de lo mucho que tenemos porque, de momento, el parte de guerra no dice nada de los sublevados en África.

Compartir:


Lamela bajo la advocación mariana

junio 9th, 2008 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

No es exactamente que en el PP falten vocaciones lo que pasa es que no están orientados, no saben en qué dirección rezar. Esto Fraga lo tenía mejor solucionado cuando se llevaba a los consejeros de ejercicios espirituales, pero en cambio Aguirre los lleva a ver a José Tomás, (para que tomen ejemplo de cómo hay que hacer unos estatuarios cuando el peligro aprieta). A Manuel Lamela no se le puede achacar falta de fe, en todo caso que anda desorientado por el cisma y no sabe a qué advocación ponerle dos velas, si a Aguirre o a Rajoy. Desde una perspectiva laica se podría considerar que Lamela ?tiende puentes? entre el PP de Génova y el de la Puerta del Sol, en función de su título de consejero de Transportes.
El alcalde de Morón, que también es del PP, lo acaba de solucionar de un plumazo: ¿qué dice el manual del buen militante cuando todo se complica?: rezar al cielo. Por eso Manuel Morilla ha nombrado a Nuestra Señora la Virgen Maria Auxiliadora de los Cristianos como alcaldesa honoraria, con un par y mucha fe. Morilla, igual que Lamela, aduce antiguos motivos que le llevan a tomar la decisión. Lamela recuerda sus años de militancia en el PP, y la mili que hizo en Alianza Popular. Pues Morilla, que no es Lamela pero sí Manolo, tira de una vieja ilusión que debió prometerse algún día; ¡ea, la Virgen es la alcaldesa de Morón, y olé!
Los dos, consejero y alcalde, tienen un pasado común en política y en creencias. Lo que le falta a Lamela para completar su aspecto de eterno novillero que nunca termina de tomar la alternativa, es el curriculo de Morilla que fue apoderado de Manuel Díaz ?El Cordobés? y de Jesulín de Ubrique. Y una tarde en la que se sentía eufórico de torería se echó al ruedo vestido de calle a dar un par de capotazos, y el toro que no entiende de jerarquías le dio un meneo que aún le deben escocer las calandracas. ¿Perdió la vocación Morilla?, pues no, en todo caso perdió parte de la noche en urgencias mientras le cosían el pundonor con hilo quirúrgico. Jesulín nunca le debió dejar que pisara el albero pero cuando alguien está tan convencido de lo bien que va a torear, nadie, (ni siquiera su maestro), le puede sacar del error. En realidad ese ?alguien? fue el toro que lo desencuadernó como un libro viejo de los que venden en El Rastro.
Lamela, sin necesidad, ha sido el primer miembro del gobierno regional que ha reconocido su fe en Rajoy. Luego, al darse cuenta de que quizá rezaba en la dirección equivocada, ha admitido ser devoto de Aguirre. ¿Podría ser Lamela un converso?, quizá, lo que también es probable es que el mismo toro que le dio el revolcón a Morilla vuelva del desolladero para empitonarle por hereje. Algunos no aprenden ni viendo a José Tomás cinco tardes seguidas.

Compartir:


El gran circo Aragonés

junio 8th, 2008 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Cuando Búfalo Bill llegó a cierta edad, en lugar de buscar un hueco frente a la chimenea, prefirió montar un circo con un viejo enemigo: Toro Sentado. Ambos vinieron a Europa a recrear con salvas y sables de madera sus años de gloria, pero en lugar de transmitir la emoción del oeste lo que lograban era un espectáculo mustio que era el antecedente del ?Chino Cudeiro?. Esa herencia del circo de Búfalo Bill mezclada con la melancolía por la pérdida de Cuba y Filipinas, (el mal del 98), es la selección. Y, Luís Aragonés, el último indio que queda vivo del circo de la decadencia del ?far-west? que estuvo en Europa. Parte de su sordera viene por haber compartido camerino con Toro Sentado, (al que le gustaba calentar la voz con cánticos apaches).
Por encima de la discusión de si debía haber convocado a Raúl, o a otro jugador, el problema se llama ilusión. El deporte sin ilusión es pura gimnasia sueca; una castaña. Y, en esto, aparece José Tomás y pone a una plaza boca abajo y las imágenes corren de mano en mano como si fuera mercancía ilegal. El diestro de Galapagar, sin quererlo, le ha hecho un quite a la selección española de fútbol tan acostumbrada a hacer faenas aseaditas. El público tiene necesidad de emocionarse, hay hambre de espectáculo y de riesgo. Después de los estatuarios de vértigo que realizó José Tomás en Las Ventas, se espera que la selección gane con la heroicidad de las grandes ocasiones. Una selección mecánica, tipo Holanda en los días de Cruiff, aunque gane no transmite al graderío; en cambio queremos ganar como alemanes jugando igual que los brasileños. El público sentado en el palco de su casa, esa zona noble que demarca el espacio de una televisión, demanda magia y pellizco. Luís Aragonés sabe que le van a exigir lo mismo que a José Tomás: que se ate las zapatillas al suelo y que no se mueva aunque a nuestra portería lleguen ?toma-hawks? lanzados con ira. Ese mismo público que rugía en Las Ventas exige genialidad.
El fútbol tiene tanto de deporte como de espectáculo, también se premian las cornadas. Tomás cortó cuatro orejas pero pudo haber salido por la enfermería, a efectos de la masa entregada daba igual, (a él no, claro). En la tarde venteña de los cuatro apéndices, algo que no había pasado en cuarenta años, José Tomás devolvió el hambre de emoción a un público acostumbrado a dormitar en el tendido y a contar moscas.
Luís Aragonés tenía que haber convocado a José Tomás para su gira europea del Circo Aragonés. Después de ver cómo el torero se cruzaba a la muerte de pitón a pitón, le van a exigir que las piernas de sus jugadores no tiemblen ante el pánico del punto de penalti. También algo más de elegancia en el paseíllo, y que no le cuelguen los pantalones del chándal, ¡hombre!

Compartir:


Falta de respeto en ataque

junio 4th, 2008 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Apenas cinco minutos, apenas lo que dura el inicio de un calentamiento, le bastaron a Pepu Hernández para ganarle el partido al presidente de la Federación de Baloncesto. José Luis Saez cree que echando a Pepu ha ganado, se equivoca. De hecho se confundió muchas veces con el entrenador, de entrada no conociendo su carácter.

Con motivo del fallecimiento de Alejandro González Varona, (histórico presidente de Estudiantes), Pepu Hernández escribió un emotivo obituario en EL MUNDO. Contaba Pepu que discutir con Alejandro había sido un placer, quizá reconociendo que nadie como su antiguo jefe había sabido entenderle. En la Federación no cogido el truco a Pepu, de ahí que pongan como defecto lo que es un valor: ?falta de respeto?. Normal, ¿qué se espera de un tipo bajito que es capaz de quitarle el cigarro de la boca a gigantes que darían miedo a un ogro con halitosis? Si pensaban que iban a domar el carácter de Pepu Hernández es que nunca supieron a quién había fichado realmente. Con esa osadía pudo plantar al equipo en la final y conseguir el oro, parecía imposible; sólo alguien que tuviera falta de respeto se atrevería a mirar a los ojos del triunfo. Ahí está el éxito de Pepu: sin tener un master en la NBA, sin hablar inglés y sin haber sido alumno de Lou Carneseca, cogió el oro de Tokio con la naturalidad con la que un niño abre la despensa. Sin esa ausencia de escrúpulos no hubiera sido posible, (para un día que el pobre entra en casa del rico no va a decir que tiene alergia a las gambas).

Pero si le tienen que acusar de ?falta de respeto? que sea en ataque, partiéndose la cara por el equipo que creó. La Federación echa a varias personas a la vez: al entrenador, al amigo de los jugadores, al domador de fieras, al sicólogo del grupo, y al hombre que tenía el pulso de hielo cuando el reloj quemaba. Un tipo con toda la barba.

Pepu Hernández ha vuelto a ser lo que ya era: un hombre libre. Ya puede decir aquello de: ?en mi hambre mando yo?. No puede ser pelota quién ha sido domador con aro.

Compartir:


?Una aristócrata es un revolucionario?

junio 4th, 2008 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

?Yo pediría un Ministerio de la Excelencia?/ ?Los aristócratas de hoy son decepcionantes?/ ?Una vez escuché: ?¡me cago en Dios que llego tarde a misa!?/ ?Yo creo que mi cuñada sospecha que mi voto es secreto?/ ?Hay que resucitar aquello de: ?ni Dios, ni amo, ni CNT?

FICHA:

Orígenes: Zarauz, (Guipúzcoa) 1954

Currículo: ingeniero aeronáutico, diplomático y filólogo, (actualmente prepara el doctorado en Filosofía y Letras). ?Cuando era pequeño quería ser pájaro, por eso me hice piloto y paracaidista. De joven fui guía turístico de americanos que venían a Madrid, ahí me di cuenta de que cuanto más dramatismo le pusiera al relato histórico, mejores eran las propinas?.

Actualmente está destinado en el Ministerio de Asuntos Exteriores al que ha llegado después de haber recorrido medio mundo, desde Colombia a Japón. Es autor de la polémica obra de teatro: ?Me cago en Dios?.

Aficiones: ?pasear al amanecer y ver volar golondrinas?

Debilidades: ?ser demasiado intenso y no callar a tiempo?

Virtudes: ?el entusiasmo, la excelencia y la risa?

Defectos: ?la depresión, tendencia a la mediocridad y falta de curiosidad?

—————————————————————————–

Con cierto sentido del humor y con la distancia adecuada, ha escrito ?El Caso Medina Sidonia? (La Esfera), basado en una de las familias aristocráticas más antiguas de España, un árbol genealógico que entronca con Guzmán ?El Bueno?. Lo de ?caso? es verdad porque lo que cuenta en el libro deja pequeño a ?Dallas? y ?Dinastía?.

Iñigo Ramírez de Haro, diplomático, escritor, aventurero, piloto, paracaidista y autor teatral, tiene todas las papeletas para que ninguna compañía de seguros le quiera hacer una póliza. Justa fama que él se encarga de alimentar con hechos.

PREGUNTA.- ¿Practica alguna actividad que no sea de riesgo?

RESPUESTA.- ¡La lectura!, aunque leer tiene más riesgo que pilotar.

P.- ¿El libro está hecho con ?tinta azul??

R.- Yo más bien he escrito un libro en tinta roja con sangre negra.

P.- ¿Ha escrito sobre la aristocracia?

R.- Sobre una de ellas porque no hay sólo una aristocracia como tampoco hay sólo un pueblo llano.

P.- ¿Me lo puede explicar?

R.- La aristocracia, cuando significa excelencia, humaniza más que el pueblo.

P.- ¿No es costoso defender el concepto de aristocracia?

R.- Todo lo contrario, acaban de hacer un Ministerio de la Igualdad, yo pediría un Ministerio de la Excelencia, (sería imprevisible).

P.- ¿Un ministerio sólo para aristócratas?

R.- No, sólo para crear excelencia, los aristócratas no son sólo los que tienen título.

P.- Tanta ?excelencia?, me recuerda a ?Su Excelencia?, (a Franco).

R.- Su Excelencia es el mayor piropo que se puede decir a alguien. No sólo se le decía a Franco, en su caso se quedó en un acto cómico: ?su excrecencia?.

P.- Usted es marqués: ¿Es Grande de España o viene en ?envase normal??

R.- (RISAS), no soy Grande de España, ¿el concepto marqués le huele a sulfuro o a jazmín?

P.- Disculpe: ¿Es usted un ?pijo??

R.- Para mí no; aunque para mucha gente puedo ser un ?pijo?.

P.- ¿Si se corta le sale sangre azul?

R.- Me sale sangre azul, efectivamente. Todo en mí es azul, por eso recomiendo vestir de azul.

P.- ¿Cuánto cuento tiene un aristócrata?

R.- Desgraciadamente muy poco, los aristócratas de hoy son decepcionantes.

P.- ¿Le van a borrar del club, sabe?

R.- Como diría Groucho: nunca sería de un club que me admitiera como miembro.

P.- ¿Su obra de teatro era: ?cómo ganar amigos en cuatro palabras??

R.- Escribí ?Me Cago en Dios? está basado en un refrán popular, (pensé que no era ofensivo para nadie). Una vez escuché: ?¡me cago en Dios que llego tarde a misa!?

P.- ¿Para algunas cosas no estamos preparados?

R.- España es un país provinciano que sólo se curaría obligando a que la gente viviera temporadas fuera.

P.- ¿Cuántos idiomas habla?

R.- Bien en tres idiomas, pero también me manejo en japonés, italiano y portugués.

P.- ¿En cuantas lenguas sabe callar?

R.- En ninguna lengua sé guardar silencio.

P.- En su libro hay una duquesa y roja, ¿contradicción?

R.- Una aristócrata es un revolucionario siempre porque es creador de valores, (no me refiero al de linaje que no es ejemplo de nada).

P.- ¿Quiénes son aristócratas sin linaje?

R.- Lo fueron el doctor Freud y Severo Ochoa, pero ahora Pedro Almodóvar es nuestro gran aristócrata.

P.- ¿Debería ser reconocido como tal?

R.- Me gustaría que le dieran el ducado de Almodóvar porque es lo más importante que ha tenido España en los últimos treinta años. Es quién rompe con la imagen rancia del franquismo.

P.- ¿No es bajito Almodóvar para ser ?grande de España??

R.- Bueno, bueno, ya va cogiendo tamaño?

P.- ¿Por qué siempre se casan ?entre ustedes??

R.- Porque todo han sido arreglos económicos. La aristocracia se parece a un coto de caza, (hoy la aristocracia no es nada, son unos burgueses acomplejados). La Historia de España es en parte penosa por la aportación de los aristócratas en los dos últimos siglos.

P.- ¿Mola decir ?soy marqués? al reservar mesa?

R.- Sí, pero como España es país aristófobo sospechas que te van a escupir en la sopa.

P.- ¿Haría la biografía de Gallardón?

R.- ¿De Gallardón?, ¿De Ruíz-Gallardón?

P.- Sí, ¿acaso hay otro?

R.- Si me pregunta si haría una biografía: sí. Si me pregunta de Gallardón: no, (no tiene categoría literaria, de momento). Ningún político actual la tiene.

P.- ¿Vota usted al PP?

R.- El voto se secreto.

P.- ¿Su cuñada lo sabe?, (Esperanza Aguirre).

R.- Yo creo que mi cuñada sospecha que mi voto es secreto.

P.- ¿Paga más impuestos por ser libre?

R.- Me gustaría pagar más impuestos, a cambio de mejorar los servicios del Estado.

P.- ¿Cuáles son sus normas en la vida?

R.- Hay que resucitar aquello de: ?Dios, ni amo, ni CNT?

P.- Empezamos hablando de aristócratas y acabamos con el puño en alto, ¿Algo que añadir en su descargo?

R.- Dios es una bonita ficción pero prefiero hablar de Hollywood.

Compartir:


El productor sin escrúpulos

junio 3rd, 2008 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Va a ser verdad lo del cambio climático, va a tener razón Al Gore porque nada más anunciar que viene el Festival del Porno a Madrid, las nubes prometen alejarse porque la tierra se va a poner muy caliente. Y mucho más se calientan los falsos productores de cine porno que van por las discotecas captando incautos e incautas que quieran posar con la verdad tan inhiesta como desnuda y venosa. Se buscan tipos que no sepan sonreír a cámara y chicas que fijan espasmos de felicidad aunque la pose invite al calambre y el partenaire deje mucho que desear; y a ser posible ellos con la verdad depilada y que se dejen los calcetines puestos, detalle que se aprecia como elemento de buen gusto en ese tipo de género de cine fálico, que algo tiene de bélico por la batalla carnal.
La ceremonia de la confusión consiste en hacerles el timo del sheriff: chulean a las chicas, practican sexo y luego no les pagan, (muy a lo ?Coslada Connection?, siguen la doctrina Ginés al pie de la letra). Para sus fines costrosos se ayudan de los foros de Internet y de publicidad engañosa en discotecas. Y de esa forma consiguen sexo sin pagar y luego aprovechan el material gráfico para consumo propio o para colgarlo en la red. Son auténticos farsantes que practican aquello de que tu mano izquierda no se entere de lo que hace la derecha, puesto que con una mano empuñan la cámara y con otra el miembro viril que se abre paso a empellones entre carnes engrasadas por falsas promesas y tubos de crema. Ninguno de ellos es un depurado cineasta, muy al contrario ahorran en guión, (en ese punto son coherentes porque no ofrecen lo que no tienen: talento, ellos van al grano o mejor dicho a la peca que viene de pecar). Puestos a quedar mal meten la mano, meten la pata y así con todo lo que tienen hasta conseguir un guirigay que ofrezca un final feliz para sus intereses. Y si para ello tienen que alquilar una habitación de hotel, lo harán.
Cualquiera puede ser un productor porno sin escrúpulos, no hace falta enseñar un título que acredite haber visto una película de Billy Wilder, muy al contrario se valora especialmente la condición de ágrafo audiovisual y se tienen en cuenta poseer un póster de Rocky en el cuarto. Con esos requisitos se echan al monte a cazar pardillos y luego exhibirlos para la posteridad con esa pose tan especial con la que se ruedan las escenas de cine porno. Más que nunca conviene leer la letra pequeña del contrato, en el caso de que lo hubiere, para no acabar como extra en ?El último tanga en París?. El séptimo arte es echarle cuento a la vida y conseguir calmar el ansia sexual con promesas de grandes contratos. No es verdad que los buenos contratos con sexo entren, y menos los que son tan fálicos como falsos.

Compartir:


El productor sin escrúpulos

junio 3rd, 2008 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Va a ser verdad lo del cambio climático, va a tener razón Al Gore porque nada más anunciar que viene el Festival del Porno a Madrid, las nubes prometen alejarse porque la tierra se va a poner muy caliente. Y mucho más se calientan los falsos productores de cine porno que van por las discotecas captando incautos e incautas que quieran posar con la verdad tan inhiesta como desnuda y venosa. Se buscan tipos que no sepan sonreír a cámara y chicas que fijan espasmos de felicidad aunque la pose invite al calambre y el partenaire deje mucho que desear; y a ser posible ellos con la verdad depilada y que se dejen los calcetines puestos, detalle que se aprecia como elemento de buen gusto en ese tipo de género de cine fálico, que algo tiene de bélico por la batalla carnal. La ceremonia de la confusión consiste en hacerles el timo del sheriff: chulean a las chicas, practican sexo y luego no les pagan, (muy a lo ?Coslada Connection?, siguen la doctrina Ginés al pie de la letra). Para sus fines costrosos se ayudan de los foros de Internet y de publicidad engañosa en discotecas. Y de esa forma consiguen sexo sin pagar y luego aprovechan el material gráfico para consumo propio o para colgarlo en la red. Son auténticos farsantes que practican aquello de que tu mano izquierda no se entere de lo que hace la derecha, puesto que con una mano empuñan la cámara y con otra el miembro viril que se abre paso a empellones entre carnes engrasadas por falsas promesas y tubos de crema. Ninguno de ellos es un depurado cineasta, muy al contrario ahorran en guión, (en ese punto son coherentes porque no ofrecen lo que no tienen: talento, ellos van al grano o mejor dicho a la peca que viene de pecar). Puestos a quedar mal meten la mano, meten la pata y así con todo lo que tienen hasta conseguir un guirigay que ofrezca un final feliz para sus intereses. Y si para ello tienen que alquilar una habitación de hotel, lo harán. Cualquiera puede ser un productor porno sin escrúpulos, no hace falta enseñar un título que acredite haber visto una película de Billy Wilder, muy al contrario se valora especialmente la condición de ágrafo audiovisual y se tienen en cuenta poseer un póster de Rocky en el cuarto. Con esos requisitos se echan al monte a cazar pardillos y luego exhibirlos para la posteridad con esa pose tan especial con la que se ruedan las escenas de cine porno. Más que nunca conviene leer la letra pequeña del contrato, en el caso de que lo hubiere, para no acabar como extra en ?El último tanga en París?. El séptimo arte es echarle cuento a la vida y conseguir calmar el ansia sexual con promesas de grandes contratos. No es verdad que los buenos contratos con sexo entren, y menos los que son tan fálicos como falsos.

Compartir:


El horno y los bollos

mayo 27th, 2008 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

A Santi Santamaría ya le ha llegado la categoría de autor de best-seller: la gente no ha leído su libro pero habla de él con entusiasmo popular. El chef catalán hace el papel del mago que reventaba los trucos a David Copperfield, y por lógica corporativista el resto de cocineros le han plantado una cacerolada y, si pudieran, lo asaban a la espalda como a San Lorenzo lo pusieron en la parrilla. Si los antropófagos tuvieran un día al año para cocinar, seguro que le metían en la olla junto a unas verduras hasta alcanzar el punto de cocción adecuado. Santamaría denuncia que en la nueva cocina hay mucho de ficción y algo de sustancias tóxicas; tanto que si la Guardia Civil hiciera controles de ?gastrolemia? a más de uno le encontraban un alto nivel de productos químicos en sangre, (su tesis es que de muchos restaurantes de diseño salen ricos dopados que ignoran lo que han comido, aunque sí lo mucho que les ha costado).
Santamaría reivindica el honor de las lentejas y la lealtad inquebrantable de la tortilla de patatas que tanto ha hecho por las meriendas y banquetes de España. También reclama el buen nombre de las féculas y un canto del garbanzo que fue nuestra dieta nacional hasta que llegaron los platos preparados que acabaron con las cocinas de carbón. En ese momento las cocinas españolas ganaron en diseño y perdieron la categoría de fraguas de Vulcano donde el secreto estaba en el fuego lento. Eran auténticos infiernos, de ahí que estuvieran dotadas de ?infiernillo?.
?La cocina al desnudo? es un libro que podría tener una segunda parte aplicada a la política. Lo que pasa en el PP se puede explicar en clave de sustancias alucinógenas que enrarecen los sabores, como si Rajoy fuera un mal chef incapaz de conseguir el punto de sal, o cuajar una mayonesa en condiciones, (pero lo único que logra es romper huevos sin parar mientras una y otra vez se corta la emulsión por falta de entusiasmo). No hay política, ni cocina, que funcione sin emocionar al comensal. Rajoy sería el cocinero que saca los platos sin terminar y que apuesta por eliminar todos los condimentos con tal de ser él la única referencia en el paladar. Pero igual que hay días nublados también hay cocinas tristes. Lévi-Strauss hizo un clásico con su libro de antropología: ?Lo crudo y lo cocido?, cuando uno no tiene capacidad para cocinar tampoco sabe discernir que es lo crudo. Por eso Cascos aparece como hueso duro de roer.
En la cocina de Rajoy todos los ingredientes se han puesto en armas, y el orégano no se habla con las lentejas, los buñuelos andan regañados con el azúcar y el suflé tiene un dolor de cabeza tan enorme que se desinfla enseguida. Es lo que se llama la depresión del suflé y sus consecuencias sobre la pastelería doméstica. Ideologías al margen, ?infiernillos? aparte, Santamaría tiene razón: cuando el horno no está para bollos no queda otro remedio que acudir a las sustancias sicotrópicas para animar los platos.

Compartir:


La bronca ?en-cubierta? de Leganés

mayo 26th, 2008 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Era de madrugada cuando el cuerpo de un joven apareció junto a las playas de Malibú. Tomemos por playa madrileña al nombre de un local que mantuvo abierta sus puertas a pesar de haber sobrepasado la hora del cierre, y de haber sido multado por la policía municipal. El dueño calculó el importe de la multa con el volumen de la caja y decidió seguir adelante con el negocio. Lo cierto es que Bruno no llegará a cumplir veinte años porque en una pelea en el ?Malibú? fue condenado a muerte; los verdugos ejecutaron la sentencia en el Museo de la Escultura al Aire Libre. El cuerpo de Bruno quedó expuesto en el suelo, la silueta en tiza, a la espera de que el juez levantara la exposición de arte criminal que competía con las otras esculturas al aire libre, (un sarcasmo de término porque nadie puede ser libre mientras pague con la vida).
Junto a la Cubierta de Leganés se ha creado un parque temático de la violencia y de normas inculcadas. Los vecinos lo temen, y por eso se atrincheran los fines de semana, saben que hasta que amanezca se dará el asedio de los ?sioux? al fortín. Alrededor de la plaza se creó un negocio de copas, y alrededor de ese negocio creció la delincuencia. Crimen al margen, el Ayuntamiento de Leganés no puede con las broncas, y a base de sanciones administrativas no consigue hacer que se cumpla la legalidad. Habría que preguntarse qué puede hacer la Delegación del Gobierno para que cierren los locales a su hora, y para impedir que el ?Malibú? estuviera de jarana a las cinco y media de la madrugada.
Malibú es una de las playas de Los Ángeles, (California), junto a Santa Mónica y a Venice Beach, todas ellas forman una pasarela del bótox y del relleno de silicona. Cuerpos diez que compiten entre sí para saber quién es el más dorado, el más retocado y también el más insulso. Hasta esas playas no podrá ir Bruno porque le han quitado el placer de vivir sus días cuando apenas le quedaban horas a la noche. Todo mezquino y muy real, tanto como el filo de la navaja que se apoyó en su cuello como si fuera a mondar una naranja. Cuando las asistencias del SAMUR se personaron sólo pudieron certificar su muerte y acompañar a sus últimos latidos con inyecciones de morfina. Bruno es cadáver, ahora lo que hay que hacer es recuperar el pulso de la zona que también quedó herida.
Madrid lleva un tiempo acostumbrada a despertar con noticias de violencia. Y de la costumbre nace el hábito que se convierte en ley. La solución debe pasar por una reflexión urgente acerca de la calidad del ocio que tienen los jóvenes. Más que una oración por Bruno lo que hay que pedir es coherencia y trabajo por parte de los políticos. Y, llegado el caso, acabar con la impunidad con la que los empresarios se saltan las normas.

Compartir:


El alucine del alunicero madrileño

mayo 24th, 2008 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

?Alucina, vecina?, se escucha en el barrio de Salamanca donde se ha puesto de moda el entrar a las tiendas con un coche para robar a la carrera. Le llaman alunizar y es de mucho alucinar por la violencia del acto y el escaso tiempo en el que se desarrolla. El vecino no da crédito cuando sale a la calle y encuentra cristales blindados hechos añicos, tirados por el suelo como antaño se hacía con las perras gordas de los bautizos.
Las bandas le han puesto precio a la llamada ?Milla de Oro?, (por cierto, que alguien le explique a la Delegada del Gobierno que no se dice ?Milla de Oros?, salvo que quiera hacer un homenaje a la baraja española de don Heraclio Fournier). Y, noche sí, noche también, las tiendas de lujo son profanadas con el escándalo de ruedas quemadas en el asfalto: un acelerón, un chirrido, un golpe y antes de que salte la alarma ya han desvalijado el escaparate. Los comerciantes piden, con justicia, que la presencia policial se haga notar porque hay momentos en los que las calles del barrio de Salamanca parecen decorados de las películas del oeste, sólo falta que cruce el horizonte una enorme pelota de polvo. Se trata de un barrio muy habitado durante la jornada laboral pero que luego regresa a las tinieblas de la impunidad de la noche. Es evidente que esto en tiempos de serenos no pasaba, y tampoco cuando había vecinos, así que anotamos esta anomalía urbana a la especulación que convirtió viviendas familiares en oficinas de lujo. En cierta medida hemos conseguido que el entorno de la calle Serrano sea un lugar ideal para vivir en el que no reside nadie, y no toda la culpa la tiene el euribor. Debería ser motivo de reflexión municipal urgente saber si Madrid se ha hecho para que no la vivan los madrileños, pero ese es otro debate que nos llevaría a otro tipo de conclusiones alucinógenas y estamos con el alunizaje.
Igual que los grandes depredadores se acercan al lago a cazar cervatillos que abrevan, con la misma impunidad que da la noche se aproximan los ladrones en coches de gran cilindrada, previamente sustraídos de las manos de sus legítimos propietarios. Pero ante esa amenaza al comercio no se actúa al nivel esperado, mitad por desidia, mitad porque en el fondo se perdona que se robe al rico. En ese error estamos metidos.
Una solución provisional sería restaurar la antigua muralla de la ciudad, aunque traería consecuencias graves para el tráfico. No parece útil. No estaría mal que la delegada del Gobierno le pusiera algo más de interés a la persecución de estos delitos de porrazo y trinque a la carrera. Más que nada para que la llamada ?Milla de Oro? no pase a convertirse en una ?Milla de Cristal?, (no tanto por su limpieza sino por los cristalitos desperdigados en cada alunizaje). Madrid no puede ser la ciudad de la Ley del más fuerte, y mucho menos de los que roban con el método de ?quita que echo para atrás?.

Compartir: