La luz

diciembre 23rd, 2008 - General - 4 Comentarios

Para encontrar una luz hay que meterse en un túnel, o tener una villa en condiciones al borde del lago Como donde dicen que los amaneceres son neoclásicos tirando a romántico tardíos, (por favor no confundir con los boleros de Luis Miguel que son románticos pero “repetíos”, y sin sustancia). Luego hay días sueltos en los que aparece una luz sin necesidad, tal cuál llegada del cielo, rebotada mil veces en la lejosfera sideral de los caballitos alados. Entonces hay quienes recuerdan lo de los Reyes Magos que seguían una estela, o piensan que en la vida todo tiene un sentido. Pero puede que sólo sea un reflejo, o más bien la necesidad de encontrar algo diferente.

Con mi cazamariposas gráfico he podido atrapar un golpe de luz en pleno mediodía. Es una redundancia porque se trata de luz encima de la luz, algo así como encontrar a una Venus de cuatro tetas; un exceso escultórico.

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Se notaba un cielo limpio, recién barrido para la Navidad. Y luego esos árboles que podrían aparecer en un calendario de cristianos para el progresismo. Todo lo terreno cuando no somos capaces lo convertimos en asunto divino, quizá el escalón intermedio sea la poesía que a nada obliga. Un poeta ve esa foto y no piensa en Dios, tampoco es un científico que analice la refracción de la luz. El atajo entre la ignorancia y lo terráqueo es un Dios explicatodo.

En las películas de los años cincuenta cuando no querían seguir con el guión el chico le decía a la chica: “¡bésame!”, y punto. Entonces ese Dios del cine les bendecía con una banda sonora en primer plano y una puesta de sol hecha en un sastre. A Machado le encontraron un papel en el bolsillo del traje con el que había muerto, decía: “estos días azules y este sol de la infancia”. Y no era Sevilla sino Collioure. Por lo tanto es la necesidad nuestra de encontrar días azules la que fabrica espejismos de papel y crea voces.

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Esperpento en Pinto con amarga pedrea

diciembre 23rd, 2008 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Los niños del Colegio de San Ildefonso cantaban las tablas del Gordo y en Pinto caían insultos por el mismo sistema, de manera constante y sin fin. Más que una pedrea fue ?berrea? municipal y esperpéntica. De manera irónica en los balcones del Ayuntamiento colgaba un ?Feliz Navidad?, pero había que ser muy Herodes para cruzar el umbral sin que te temblara el pulso. Buscar un único responsable en esta melé de rugby es difícil, por un lado tenemos un comportamiento poco ejemplar de algunos políticos, por otro esa tendencia al espectáculo de la cosa pública y por último la ira de unos ciudadanos que hacen de un pleno el bochorno del año, (se equivoca aquel que crea que las ideas se defienden a empellones, y los que piensan que el insulto es la prolongación de la soberanía nacional). Todo ello daba una tensión propia de saloon del oeste.
De nuevo nos encontramos con la actitud de un tránsfuga que corre en ayuda del vencedor, (todavía está por conocer al tránsfuga que cambia de criterio sin que le ofrezcan prebendas). A Reyes Maestre, de la peculiar formación ?Juntos por Pinto?, le parece estupendo el proyecto del Espacio del Motor, casualmente el mismo que había puesto a parir durante la campaña electoral. Se ve que el suyo es un motor que sólo tiene primera pero en cambio presume de cinco marchas para atrás. En efecto, y como decía Francisco Granados, en política hay cosas que pueden ser legales pero que carecen de argumento moral. Tampoco al nuevo socialismo de Tomás Gómez le benefician alianzas con personas de oscuro pasado, dudoso presente e incierto futuro. No me gusta que al secretario general del PSM le tenga que escoltar la policía porque unos cenutrios que le aporrean el coche. Toda esta inmensa movida tiene un coste político, por lo tanto es lícito preguntarse si se ha hecho en el momento oportuno y a quién beneficia. Además de vencer hay que convencer.

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Frigorías

diciembre 21st, 2008 - General - 8 Comentarios

El frío, como el calor, es siempre relativo. No es que lo dijera Einstein sino que uno puede utilizar la cuestión climática en cualquier momento, (salvo Rajoy que tiene más información por un primo que es un fiera y lo sabe todo). Uno se monta en un ascensor y a poca confianza que tenga con otra persona, ¡zasca!: que si hace frío, que si hace calor, que si el tiempo va a cambiar que lo ha dicho la radio. A veces me dan ganas de preguntar: ¿qué radio?, porque ahí también “depende”. Por ejemplo, no es igual que Losantos diga que van a caer rayos y sapos verdes, a que lo diga el elegante Francino. Yo los escucho a todos y luego saco mis consecuencias que se deben al trastorno isobárico y al descojone político, (quizá ambos factores influyeron en la desaparición de los dinosaurios).

Puede ocurrir que salgas a la calle y notes cierto frescor, que no “frescura”, (de hecho soy bastante fresco, así que no debería incomodarme el frío en el rostro). Pero como vas con prisa, el día está claro y esa mañana no has escuchado la radio, ni siquiera a Josemi diciendo que la gente bien nunca habla de sus calentamientos corporales, pues te encuentras con un luminoso que te recuerda la temperatura.

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Es decir: una barbaridad. O un “barbarismo” del verbo “nosepuedetenermasfrio”. Pero la gente caminaba normal, yo también, y la mañana estaba metida en soles de diciembre. Con esa temperatura deberíamos estar congelados, con las canillas tipo palitos de merluza de las bolsas de Pescanova. Y el mismo “palito” del todo congelado. En cambio todo era normal y hermoso en la mañana de un domingo en el Paseo del Prado, (si fuera un Tour de guiris añadiría: “a la izquierda pueden ver el Museo del Prado y al fondo la glorieta de Atocha donde se encuentra la estación del mismo nombre, cabecera de los trenes AVE”).

Está claro que las cosas son más normales de lo que parecen: yo he caminado por Madrid a 173 grados bajo cero, y no me ha pasado nada. Ni un catarro, ni una tos. Así que la próxima vez que alguien me hable del tiempo le diré: “¿Frío, yo?… nunca”. Eso sí, es posible que a un turista los madrileños les parezcamos gente estirada y bastante fría. Pero lo repito: todo es acostumbrarse como dijo San Lorenzo cuando le dieron la vuelta en la parrilla.

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Tratado de las malas maneras

diciembre 21st, 2008 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

A ver si tenemos suerte y alguien le dice a Zapatero que hace falta un Ministerio del Buen Gusto, (el presidente las recoge al vuelo como se sabe, no hace mucho tiempo aprobó la creación de un Ministerio del Deporte sólo porque se le había ocurrido a Sánchez Vicario). La Navidad es la excusa perfecta para que la gente se disfrace de las cosas más inverosímiles, un caso de curioso travestismo social como dice Silvia Grijalva. ¿A cuenta de qué se colocan esos pelucones que recuerdan a la familia de Michael Jackson antes de que el dinero les podara los rizos?, ¿qué absurda tradición lleva a que las calles se atasquen y no haya taxis por culpa de las cenas de Navidad?, ¿Es necesario que las celebraciones acaben con cientos de jóvenes tirados por los portales?
Si un marciano aterrizara en estas fechas diría que somos gente curiosa que celebra sus fiestas con borrachera al borde del coma. Y de resaca en resaca hasta la derrota final. Por eso urge un Ministerio del Buen Gusto que ofrezca un ocio más divertido y de consecuencias menos agresivas. Nos pasamos la vida entre normas que nos regulan salvo cuando llegan los momentos de ocio en los que el diablo tiene barra libre. Por una vez y sin que sirva de precedente estoy de acuerdo con un anuncio de la DGT en el que cuentan que entre todos lo mataron: entre el amigo que le da una copita, la novia que le dice que todavía es pronto y así hasta que tuvo el accidente.
La escala del mal gusto no tiene peldaños finales, crece cada año y amenaza con adentrarse en las nubes como el IPC. Empezamos con aquellos espantosos matasuegras y ahora hemos llegado a los trajes completos de Papá Noel y a la necesidad de inundar los teléfonos móviles con mensajes bobos de felicidad de plástico. Y el que se aparta de esa norma parece un apestado social, un soso, un tipo para verlo de lejos.
Candidatos para ocupar esa cartera se me ocurren algunos, entre ellos Magdalena Álvarez que tiene desparpajo suficiente para decir: ?¡ea, que os quitéis el gorrito de Papá Noel?. A Bernat Soria le veo menos porque ya va vestido de Santa Claus todo el año y se iban a dar muchas colisiones de intereses. Pero la señora Álvarez tiene el perfil idóneo para empezar una regeneración democrática porque la base de la democracia es la participación y el buen gusto; sin esos parámetros lo que conseguimos es una bronca que no deja dormir a los vecinos. Habrá que preguntarle a Alejandro Rojas Marcos por qué sentimos la necesidad de matarnos a copas, broncas, travestidos con estúpidos gorros ?coloraos?. Esta alegría exagerada, (y tan hortera), esconde la infelicidad colectiva, la tristeza de un matasuegras desafinado.

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Prohibido

diciembre 18th, 2008 - General - 8 Comentarios

Los semáforos son árboles eléctricos de ciudad que dan frutos de colores.

Este semáforo está en rojo, luego quiere decir que está prohibido el paso. No sé a quién se le ocurrió que el rojo era el color de las prohibiciones, podía haber sido otro pero fue ése. Y como tal ha quedado en todos los idiomas, da igual que hables chino o seas de Albacete, el semáforo es universal. Y es para pensar por qué las prohibiciones se entienden en todos las lenguas.

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La ciudad es aquel espacio que se delimita dentro de los semáforos, en el campo no hay porque alguien dijo que ni puertas, ni semáforos.

Quizá no tenga nada de poético pero éste de la foto parece un gigante delgado con ojos furibundos, un mirón de metal, un trapecio de palomas que hoy no estaban. En las zonas buenas a cada semáforo le ponen un pobre, y así se alternan las luces, los pobres y el tráfico.

No hace falta que te pongas verde para decir lo que quieras, y si tienes habilidad circense puedes lanzar unos bolos al aire y luego te darán unas monedas, o no, todo depende de la generosidad de los conductores. Algunos se meten el dedo en la nariz para encontrar calderilla.

La foto es de un atardecer de jueves, que como todo el mundo sabe difiere mucho del atardecer de los viernes que es más prolongado y del todo británico.

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La E

diciembre 17th, 2008 - General - 8 Comentarios

Por unas prisas cometí un fallo tipográfico y por ese fallo transformé una palabra. Pero como no soy académico, (porque todavía no tengo aspecto de sillón), lo que hice fue cometer una errata. Pero me había comido, precisamente, la letra “E” así que cometí una “rata”, y las ratas me dan mucho asco ya sean ortográficas o de alcantarilla.

Una vez, Enrique Jardiel Poncela, se peleó con su editor y le envió cinco cuentos en los que escribía sin una de las vocales, sin la a, la e, la i, la o, y la u. Lo hizo para demostrarle no sé qué, pero se lo demostró.

Yo me pregunto qué sería de nosotros sin una de las vocales. Ya sé que Aznar se las traga todas y que Zapatero es más de consonantes, sobre todo de las palabras acabadas en zeta y en de. Sin vocales no habría tampoco “vocales del Poder Judicial”. Pero el que tiene boca se vocaliza y por el camino se le pierden unas cuantas vocales porque las tripas de la ortografía también sienten hambre.

Sin “E” seríamos Spaña, aspirada y enfática. Spanto, spera, sperma. ¡Qué stupido es esto que scribo!, y mucho peor sería ser un xcremento.

No sé si me faltan vocales o me faltan ideas. Sé que un rico llamado Madoff les ha guindado la cartera a otros ricos. De entrada me saldría un “que se jodan”, pero igual no es muy correcto. Estamos ante la puerta de la Navidad, (cuestión que me afecta poco porque soy ateo), pero me da cosa alegrarme del mal ajeno, o añejo.

Madoff les ha quitado las palabras y los recursos, Y todo con su cara de chico bueno. Bien pensando prefiero mejor a la gente que me roba vocales y consonantes, quizá me cueste más entenderlos pero no son unos chorizos sin fronteras. Dicho lo cuál habrá que ir pensando una ONG de ayuda para los ricos. Pobres, y aún tan ricos.

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Santos Campano y la elegancia del regalo

diciembre 16th, 2008 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Acérquense a la foto de la cesta que regala la Cámara de Comercio de Madrid y contemplen la emoción que escribió Kavafis para decir adiós a Alejandría. Una cesta superlativa y épica, la madre de todos los regalos, ¡un cestón!, la cesta que acaba con la lógica del IPC y sacude la miseria de golpe. No le falta detalle, no hay objeto que se eche en falta, incluso una tele de pantalla plana en la que cabe el Orfeón Donostiarra sin tener que ponerse en cuclillas; o en su defecto Carmen Sevilla en su butaca de académica del colesterol. Una tele que tiene vocación de pantalla de cine de barrio, con un mando a distancia que hace interferencia a los vuelos de la NASA. Toma dispendio.
Desde lo alto de las botellas de champán, el pata negra, el foie, el chorizo, y el salchichón? cien años de liberalismo nos contemplan. La cesta de Santos Campano es un punto de no retorno, a partir de ahora navegaremos en silencio y en penuria por los procelosos mares de la recesión. No sabemos si estamos más cerca de la recuperación o de la cartilla de racionamiento, pero siempre nos quedará la foto de la opulencia de un fin de siglo. Un regalo que sobrepasa el lujo para adentrarse en los terrenos de la lujuria nacional. Por Salvador Santos Campano que no quede, si hace falta se le pone un lazo que sea de oro y ?rubises?, de esa forma quedará completamente kitsch e inmensamente ostentosa. Lástima que no viva Jesús Gil, autor del adjetivo ?ostentóreo?. A esa cesta no le falta detalle, en la mesa del Sha de Persia habría quedado pintipintada; unos esclavos nubios la habrían portado desde la entrada del palacio hasta el salón del trono. Porque el regalo de Campano es de los que exigen camión de mudanzas para su entrega con señales de prohibido aparcar cuarenta y ocho horas antes.
Nada que ver, por cierto, con la cesta que ha regalado el Ayuntamiento de Algete a sus funcionarios. Los socialistas denuncian que esos productos están caducados y en estado lamentable. De comprobarse esos datos se podría concluir que el Ayuntamiento de Algete lleva a cabo una regulación de empleo por métodos expeditivos. Puede que uno se libre de las iras de su jefe, pero de las consecuencias de una lata de sardinas en mal estado no hay faquir que salga vivo. Y atención con las peladillas que sobraron de la guerra del 14.
De ahí que el cestón de la Cámara de Comercio tenga mayor valor, puesto que además desafía a las leyes de la gravedad de la economía, (¿dónde va Miguel Sebastián con un par de bombillas de bajo consumo después de oler el jamón envuelto en una redecilla, como si fuera la pierna de una cupletista?).

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Espuma y verdad

diciembre 14th, 2008 - General - 12 Comentarios

Vistos desde lo alto cualquier acantilado se parece a otro. Todos son iguales: todos tienen agua de mar, rocas, espuma y movimiento.

Los acantilados tienen vocación de suicidas y sonido de orquesta sinfónica. A nadie en su sano juicio se le ocurriría arrojar una moneda a un acantilado pidiendo un deseo, o remangarse los pantalones y mojar sus pies en el mar agitado. Un mar que es potro sin doma y pelos revueltos. Y viento, no olvidemos que el viento zumba como si fuera la mala conciencia.

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Uno se queda mirando desde arriba y puede sentir la angustia del náugrafo. Y te preguntas cuántos siglos tienen que pasar para que esas mismas gotas de agua se vuelvan a unir para saltar por encima de esas piedras: ¿cien?, ¿mil?, ¿qué hace el mar cuando no se pelea con las rocas?

¿Cuántos siglos han de pasar para que me vuelva a acordar de tí como ahora mismo, frente a esa foto, teniendo como testigo al acantilado de mi vida?, no escucho el mar, tampoco tu voz, pero esa agitación algo tiene que ver con todo lo tuyo. Vista de cerca, querida tempestad, no me das ningún miedo.

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La casa de Herodes y unos cuantos patos

diciembre 14th, 2008 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Llegado el mes de diciembre, y como es costumbre, el personal se pone a buscar las figuritas del Belén allá dónde pensaba que las había dejado hace un año, pero ocurre que las figuritas tienen vida propia y se descolocan por los armarios. Entonces la búsqueda se convierte en una penosa actividad que te lleva a encontrarte con unos jerseys que pensabas que habías dado hacía tiempo, y a tropezarte con un juego de llaves que no corresponden a ninguna cerradura conocida. Cada vez que se guarda un Belén se pierden piezas que no volverán a aparecer nunca, ni en forma de polvo policromado; por lo tanto existe un agujero negro en la cristiandad en miniatura por donde se marchan las escenas bíblicas. Y, también, existe el fenómeno mágico de la multiplicación de los patos y los peces; uno pensaba que tenía cinco y aparecen una docena.
Luego está el asunto de las figuras rotas que componen un espacio de tullidos que siguen a una estrella de purpurina, algo que da al portal un aspecto de ambulatorio de la Seguridad Social en hora punta, sólo falta que aparezca una enfermera llamando a los romanos por orden alfabético. Conclusión: todos los años por estas fechas nos damos cuenta de que Herodes ha crecido y que su castillo no aguanta otras reformas con celofán, pero pasan las décadas y como en Palestina no tenían inspección de edificios al final nunca lo cambiamos por uno nuevo. De esa forma el nacimiento tiene un aspecto ruinoso pero a nadie le molesta que los patos sean de mayor tamaño que los romanos, o que los Reyes Magos vayan dos en un camello porque el otro se perdió en una mudanza.
Lo que es imperdonable es comprar el ?pack? completo en una tienda de chinos donde te venden todo el decorado, figuritas incluidas, y entonces San José tiene cara de madelman porque está fabricado en el mismo lugar que los héroes de los comandos. Es mucho mejor renunciar al Belén y no poner nada a colocar la maqueta de lo que un genio oriental cree que debió ser el nacimiento de Jesús.
Que me perdonen los belenistas de pro, esa gente que son capaces de reproducir con detalle lo que debió ser un lugar mágico, pero ellos tienen la culpa de que una vez al año nuestra casa se convierta en un taller de ?bricomanía?. Si al menos saliera un experto en televisión diciendo que con unos corchos de vino y unos palillos se puede montar un puente, o que el papel de plata ya está muy visto para hacer un río. Urge un decreto del Ministerio de la Vivienda que venga a poner orden a este guirigay de corcho-pan que tantos quebraderos de cabeza nos da cuando los niños piden rigor y realismo. No es tan sencillo armar el Belén.

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Granados en la Torre de Babel

diciembre 13th, 2008 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Decía una vieja norma del patio de colegio: ?si el dueño del balón resultara afectado de manera negativa por un comentario inoportuno, podría llevarse el mismo cesando toda actividad deportiva en el recinto de manera inmediata e irrevocable?. Traducido: ?si me cabreo me llevo la pelota porque es mía?.
De manera asombrosa el consejero Francisco Granados ha aplicado el conocido aforismo colegial a la Justicia madrileña de hoy. Para que el Ayuntamiento no saque beneficio alguno el consejero renuncia a la idea de construir una gran torre para los juzgados madrileños. Y, viéndose metido en una nueva Babel de codicia, ladrillo y especulaciones demoníacas, le ha echado la culpa a Alfredo Prada, (anterior consejero), como si la edificación hubiera sido un capricho personal porque a Prada le molara hacer parapente en Plaza de Castilla. Tremendo jardín vertical en el que se ha metido Granados; es más fácil que el madroño se abrace al oso que sacar los pies de ese tiesto con barro. Con tal de que el Ayuntamiento de Madrid no se ?lucre?, (textual), el consejero prefiere mandar el proyecto al rincón de las arpas abandonadas que decía Bécquer. Torres más altas no se han construido, pensará.
Da la impresión de que la vieja y entrañable ?amistad? de la Comunidad con el Ayuntamiento de Madrid prevalece por encima del criterio de un sentido funcional de la Justicia. Si a Granados le dicen que el suelo del portal de Belén es propiedad de Gallardón, la Virgen habría tenido al niño debajo de un puente. ¡Lo que hubiera cambiado la iconografía navideña, y la venta de belenes en la Plaza Mayor! Así que ahora coge el balón, se marcha y ya no hay torre en Plaza de Castilla. Y al que vuelva a preguntar por el rascacielos de las narices le suelta una colleja preventiva.

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